Amores virtuales

Amores virtuales
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 06 agosto, 2023

Hay quienes piensan que los llamados “amores virtuales” comenzaron con la aparición de Internet. La verdad, si revisamos la historia, nos damos cuenta de que esto no es exacto. Claro está que la red ha facilitado de manera significativa esa suerte de amores a distancia. Pero esos enamoramientos lejanos existen desde siempre.

Hubo un tiempo en que los matrimonios se arreglaban al momento de nacer y los novios se conocían el día de la boda. También hubo épocas en las que los noviazgos estaban fuertemente restringidos y las parejas no podían encontrarse a solas, sino con la presencia de alguna figura de autoridad y siempre manteniendo las distancias. Internet no inventó este tipo de relaciones.

Los amores a distancia

Es clásico el caso de la chica que se enamora de un ídolo del pop, aunque solo lo haya conocido a través de la televisión. Miles y miles de jóvenes en el mundo siguen gritando y rasgándose las vestiduras en el concierto de un perfecto desconocido al que admiran sin saber muy bien por qué. Por supuesto, no se trata de un amor como tal; pero sí indica que la gama de experiencias afectivas es muy amplia.

Algunos grandes amores se han dado en la distancia. El que nos relata Gabriel García Márquez en “El amor en los tiempos del cólera”, que dura toda una vida y se mantiene incólume a través del tiempo, pero solo alcanza el contacto directo después de varias décadas. Esta obra recrea el amor real de los padres del escritor.

Nuestros bisabuelos y muchos de nuestros abuelos, mantuvieron apasionadas relaciones por carta. En Colombia, hasta no hace mucho tiempo, existió la figura del “razonero”, un personaje que habitaba en los pueblos y cuya misión era llevar mensajes de amores furtivos, de oído a oído. También han existido en muchos lugares los “escribientes” de cartas de amor, que se encargan de una misión análoga.

Durante las guerras, muchas relaciones han tenido que sobrevivir a la distancia y el tiempo a través de cartas. Más recientemente, el teléfono sustituyó muchos de los mensajes escritos para las parejas que, por una u otra razón, no estaban juntas físicamente.

Los cambios introducidos por Internet

Internet solo ha hecho más fáciles y numerosos esos “amores a distancia”. Hoy día puedes establecer contacto en tiempo real con alguien que está al otro lado del mundo. Ya no estás sujeto a buscar personas de tu interés solamente en tu ciudad, sino que tienes el planeta entero a disposición.

Además, la red te permite ver a esas personas que no has conocido en vivo y en directo. Puedes acceder a sus fotografías o contactarlas por videoconferencia. Dicen que muy pronto vamos a contar con hologramas a la carta.

Desde muchos sectores se ha cuestionado la validez de las “relaciones virtuales” originadas por Internet. Se argumenta que son ficticias, dado que cada uno de los involucrados puede mentir acerca de sí mismo o presentar solamente los elementos positivos de quien es, ocultando deliberadamente los elementos negativos u oscuros de su vida.

Esta crítica sería válida si eso no ocurriera también en lo que podemos llamar “la vida real”. ¿No hay engaños en la vida real? ¿No hay falseamiento de la imagen personal? ¿Cuántos van a ver a su nuevo amor recién levantados y sin haberse cepillado los dientes?

Lo cuestionable de las relaciones virtuales no está en el medio en sí, sino en las características de las personas que participan de ellas. Los amores virtuales también pueden tornarse desaforados y adictivos. Así mismo, podrían contribuir a enmascarar el miedo al amor genuino, al compromiso, a las relaciones reales. Pero de igual manera pueden ser un medio para el nacimiento de grandes nuevos amores. La realidad prueba que es así.

Imagen cortesía de nuvolanevicata


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