Por qué confiamos en los demás

Por qué confiamos en los demás
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 04 septiembre, 2015

La confianza importa si se trata de amor, dinero u otra parte de nuestra vida cotidiana que supone algún riesgo. Un  estudio arroja luz sobre lo que motiva a la gente a confiar en los de los demás.

El estudio , que ha sido llevado a cabo por un equipo de investigadores del Dartmouth College , Hanover (EE.UU.), ha sido publicado en la revista Journal of Neuroscience.

La confianza en las relaciones humanas

La colaboración es esencial para la vida humana. Fomentar las relaciones interpersonales es intrínsecamente gratificante. También es fundamental satisfacer una necesidad social básica de pertenecer, así como promover la salud física y mental positiva.

Un aspecto fundamental de esta colaboración es la confianza, que implica asumir un riesgo mutuo respecto a otra persona.

Confiar supone asumir riesgos

La decisión de participar en interacciones de colaboración requieren un considerable riesgo permanente, pero proporciona la base para la construcción y el mantenimiento de las relaciones.

Los investigadores del Dartmouth College querían conocer  los mecanismos que subyacen a este proceso. Para ello, pusieron a prueba un modelo computacional de valor social para predecir la toma de decisiones en colaboración.

Un amigo ayuda a otro para no se caiga

El papel del valor social en la toma de decisiones

En este estudio participaron 26 personas  que jugaron a un juego de confianza de reiteración.

Los participantes pensaron que estaban jugando a un juego de  inversión económica, unas veces con un amigo cercano, otras con un extraño y otra con una máquina tragaperras. Pero en realidad, siempre estaban jugando con un algoritmo simple que ofrecía confianza recíproca en el 50% de las ocasiones.

Los investigadores desarrollaron un modelo computacional que predijo la decisión de cada jugador en cada ronda en función de sus experiencias previas en el juego.

Los resultados mostraron que los participantes encontraron más gratificantes las interacciones positivas con un amigo cercano que la interacción con una máquina o incluso con un desconocido.

Los investigadores también observaron que el modelo de valor social ayudaba a predecir mejor las decisiones de inversión,  que los modelos que sólo consideran los pagos financieros.

El comportamiento fue predicho por el modelo, que postulaba que las personas reciben una señal de recompensa de valor social de la reciprocidad de las decisiones de colaboración condicionales, en relación con la cercanía de la relación.

Esta señal de valor social se asoció con una mayor actividad en el estriado ventral y la corteza prefrontal medial, que predijo significativamente los parámetros de recompensa del modelo de valor social.

Hombre ordenador investigado

Confianza y recompensa

La neuroimagen mostró que las señales específicas del cerebro observadas en el estriado ventral y la corteza prefrontal medial correlacionaron con señales de valores sociales cuando los participantes tomaron sus decisiones.

El estriado ventral es una vía clave en el procesamiento de la recompensa, mientras que la corteza prefrontal medial se asocia con lo que representa el estado mental de otra persona.

En conjunto, estas regiones proporcionan evidencia adicional de que los jugadores reciben una señal de mayor recompensa social cuando se enteran que están jugando con su amigo.

Esto ocurre a pesar de que los participantes aprenden que cada jugador solo realiza un movimiento alternativo el 50% del tiempo. Pero debido a que los jugadores reciben esta señal de recompensa adicional, terminan confiando en su amigo más que en los otros jugadores de todo el juego.

“Estos resultados muestran la importancia de las relaciones sociales en la forma en que tomamos decisiones todos los días y, específicamente, cómo las relaciones pueden cambiar nuestro valor percibido asociado con una resolución dictada” , comenta Lucas Changel coautor del estudio.

Por lo tanto, dicen los investigadores, se demuestra que el cálculo del valor social impulsa el comportamiento de colaboración en las interacciones repetidas.


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