¿De qué formas la vida moderna daña nuestro cerebro?

Prisas, estrés, mala alimentación, sedentarismo... El estilo de vida moderno no solo impacta negativamente en nuestra salud física, también en la psicológica.
¿De qué formas la vida moderna daña nuestro cerebro?
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 27 octubre, 2019

Muchas veces nos resulta difícil comprender la estrecha relación existente entre cuerpo y mente. Aunque históricamente se han percibido como elementos independientes, la salud nunca podrá ser completa si deja de lado a alguno de ellos. Todos sabemos cómo afectan el sedentarismo o la mala alimentación a nuestro cuerpo. Lo que no tenemos tan claro son las formas en que la vida moderna daña nuestro cerebro.

En las últimas décadas la prevalencia de enfermedades mentales como la ansiedad o la depresión se han incrementado. El actual estilo de vida occidental está teniendo un impacto real en nuestra salud psíquica, por ello es imprescindible que estemos informados y podamos tomar cartas en el asunto.

¿De qué formas la vida moderna daña nuestro cerebro?

1- La alimentación

Se han llevado a cabo diversas investigaciones que avalan la relación entre alimentación y salud mental. El componente clave parece encontrarse en la inflamación intestinal que producen las dietas altas en alimentos procesados y azucares refinados.

Se ha encontrado que pacientes con trastornos mentales tales como la esquizofrenia, la depresión o el trastorno bipolar presentan marcadores inflamatorios elevados. En el caso de la esquizofrenia el tratamiento con antipsicóticos conlleva la disminución de los dichos marcadores, e igualmente la remisión de la depresión se acompaña de la normalización delos mismos.

Una alimentación deficitaria en nutrientes como ácidos grasos esenciales, hierro, selenio y vitamina B12 se encuentra en la base de condiciones como los estados depresivos, la demencia o la falta de concentración. Por el contrario, una dieta de alta calidad rica en fibras, vegetales, pescado y legumbres ayuda a disminuir la inflamación.

Mujer comiendo pasteles que afectan su cerebro

2- El sedentarismo

Llevar una rutina sedentaria nos hace más propensos a sentir apatía, tristeza y embotamiento afectivo. También se relaciona con nuestra sensibilidad al estrés, nuestra autoestima y la probabilidad de padecer depresión. El sedentarismo, además, aumenta notablemente el riesgo de sobrepeso y las consecuencias sociales que el mismo acarrea.

En un estudio llevado a cabo con escolares, se demostró que aquellos que llevaban una vida más sedentaria tenían una peor salud mental. Presentaban más problemas emocionales, conductuales y dificultades en las relaciones sociales. Por su lado, aquellos que mantenían un estilo de vida activo gozaban de un mayor bienestar psicológico.

3- El estrés crónico

Los seres humanos contamos con un mecanismo fisiológico para afrontar picos puntuales de estrés. Sin embargo cuando este permanece de forma constante, nuestro organismo se resiente. La vida moderna daña nuestro cerebro porque lo mantiene en un estado al que no está preparado para hacer frente. 

El estrés afecta negativamente nuestra memoria y nuestra capacidad de concentración. Además nos hace más proclives a sufrir estados ansiosos, depresivos, alteraciones del sueño y disfunciones sexuales.

La afectación del sueño, especialmente, conlleva graves consecuencias para nuestro cerebro. Un sueño de calidad es imprescindible para que el cerebro pueda renovarse y repararse, además de ser el proceso clave en la consolidación de recuerdos.

Hombre con trastornos de sueño que afectan su cerebro

4- La falta de estimulación

El estilo de vida moderno conlleva pasar un gran número de horas al día frente a pantallas y monitores de forma totalmente pasiva. El cerebro necesita estimulación para crear nuevas conexiones neuronales. Si no lo ejercitamos, no será capaz de funcionar en condiciones óptimas.

Las actividades que nutren nuestra mente y suponen un reto intelectual para la misma son absolutamente necesarias. En su ausencia, es más probable la aparición temprana de deterioro cognitivo. Además, resultan imprescindibles para conservar la capacidad mental en procesos de envejecimiento cognitivo y demencia.

La vida moderna daña nuestro cerebro, pero podemos actuar

El conocimiento es poder, pero también es responsabilidad. Una vez que somos conscientes del daño que ciertos hábitos producen en nuestro estado psíquico hemos de tratar de poner remedio. Para ello, seleccionemos una dieta completa, nutritiva y lo más natural posible. Realicemos ejercicio físico de forma regular, integrándolo en nuestra rutina.

Comencemos a tomarnos la vida con calma, practiquemos meditación o mindfulness con asiduidad para lograr un mayor control sobre nuestros estados emocionales. Adoptemos unos hábitos de sueño adecuados y regulares, permitamos que nuestro cerebro descanse tanto como nuestro cuerpo.

Por último no olvidemos nutrir nuestra psique. Cambiemos de rutinas, flexibilicemos nuestro pensamiento, asumamos retos intelectuales. Nuestro estado mental es un asunto de gran relevancia y hemos de adoptar conductas responsables al respecto.


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