¿Dónde acariciar dependiendo del momento?

¿Dónde acariciar dependiendo del momento?
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 03 octubre, 2023

El lenguaje del tacto está lleno de sutilezas. Acariciar es un verdadero arte, porque no solamente requiere un conocimiento del cuerpo de la otra persona, sino que también supone el desarrollo de un agudo sentido de la oportunidad. Quien sabe dar caricias, también entiende que hay un cómo, un cuándo y un dónde para prodigarlas.

Las caricias son una manera de estrechar una relación o de establecer puntos de ruptura. De ahí la importancia de conocer los pormenores en esa ciencia del tacto. Aquí te damos algunos tips para que entiendas mejor el universo de la piel.

  1. Las caricias en las manos, por lo general, representan la transición entre una relación protocolaria y un vínculo más cercano. Estrecharle la mano a alguien, sostener su mano entre las tuyas, acariciarle los nudillos de los dedos… Cada uno de esos gestos representa un grado diferente de proximidad entre dos personas. Las manos son un excelente punto de comunicación. No por nada son la herramienta fundamental del tacto. Para adentrarte en el mundo de otra persona, aumentar el grado de confianza y propiciar mayor cercanía, lo mejor es pasar de un nivel a otro, sin saltarte ninguno.
  2. Los abrazos son, por encima de todo, un símbolo de unión entre dos personas. La duración y la fuerza del abrazo comunican diferentes significados. Es, más que cualquier otro gesto de afecto, el que mejor reemplaza a las palabras. Con un abrazo se consolida la comunicación en un lenguaje distinto al de las palabras. Ayudan a franquear distancias y rara vez son un gesto impertinente.
  3. Acariciar el cuero cabelludo produce una sensación afectiva y relajante. Implica cierta intimidad, pero no es una caricia invasiva. Por eso es recomendable para generar mayor proximidad entre dos personas que están comenzando a intimar.
  4. Las caricias en el rostro son, sobre todo, una expresión de ternura. Recuerdan siempre el afecto maternal y comunican un sentido de valoración integral por la otra persona. El rostro es el componente más visible de nuestra identidad. Por eso acariciar el rostro despierta en el otro una sensación de aceptación, confianza y valoración.
  5. El cuello, la nuca y las orejas son zonas del cuerpo bastante sensibles. Cuando se acarician, estamos hablando de un terreno en donde ha hecho su aparición el erotismo. Implican que ya existe suficiente confianza y cercanía entre dos personas. Es, evidentemente, el preámbulo de una relación sexual. Este tipo de caricias son propicias cuando hay suficiente privacidad. Debes asegurarte de que la otra persona se sienta cómoda al ser acariciada en esas zonas.
  6. Las caricias en los labios, y con los labios, tienen el poder de comunicar afecto y, al mismo tiempo, pasión. Cuando en una pareja ambos se sienten cómodos con el otro, los labios se convierten en un vehículo para explorar. Los besos dejan de ser una forma rutinaria de contacto y se convierten en un idioma por sí solo. Jugar con los labios del otro es una linda manera de incrementar la sensación de intimidad y de confianza en ambos.
  7. Las caricias sexuales son un capítulo aparte. Para que tengan un efecto maravilloso en la relación, se debe conocer, reconocer y explorar el cuerpo del otro. Puede que existan muchas técnicas, pero cada ser humano es diferente y por eso no se trata de conocer el manual, sino a la persona con quien se comparte la intimidad.

Las caricias incrementan la seguridad y la autoestima. Cada pareja construye su propia manera de entenderse en el terreno del tacto. El conocimiento del otro, el afecto y el respeto son los principales ingredientes en ese complejo arte de la caricia.

Imagen cortesía de miguel ángel pelegrí.


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