¿Qué es el ego?: tipos y cómo dominarlo

El ego, esa fuerza que nos impulsa a alimentarlo con el feedback del exterior, es capaz de distorsionar la percepción de la realidad. Descubre aquí como controlarlo y analizarlo.
¿Qué es el ego?: tipos y cómo dominarlo
Sara Clemente

Escrito y verificado por Psicóloga y periodista Sara Clemente.

Última actualización: 04 diciembre, 2023

El ego ha sido estudiado por múltiples personajes. A través de los tiempos, filósofos, psicoanalistas y maestros espirituales han ofrecido análisis sobre su naturaleza y su impacto en la vida de las personas.

En las tradiciones místicas, ha sido visto como la raíz del sufrimiento humano. En este artículo, intentaremos desentrañar sus matices, examinando cómo te afecta y de qué manera puedes gestionarlo para revelar tu verdadera esencia.

El ego según distintos autores

Pocos conceptos resultan tan complejos de definir como este. Immanuel Kant entendió esta dimensión como una entidad donde se incluía cada representación mental que la persona lleva a cabo. Para Sartre era una parte más de la conciencia. Sin embargo, la definición más interesante y conocida es la que aportó el psicoanálisis.

Para Sigmund Freud, es la representación de la realidad y la razón. Es quien controla las pulsiones del «ello», y el que intenta, de algún modo, satisfacer los deseos de este último de un modo socialmente apropiado.

Ahora bien, cabe decir que la visión más popular y asociada a una vertiente negativa la aporta las tradiciones místicas y orientales, como el budismo. Según estas perspectivas, es la fuente del sufrimiento.

Tal y como lo explica Eckhart Tolle, a menudo el ser humano vive apegado en exceso a sus pensamientos y necesidades. Los códigos heredados de la familia y la sociedad dan forma a una dimensión falsa y alineada de ser.

En este último caso, el yo es como una ilusión, una fantasía que pretende situarse por encima de los demás. Cuando te encuentras dominado por él, la opinión que tienes de ti está distorsionada, el verdadero yo se aleja, y conocerte se complica.



Tipos de ego

El ego se manifiesta de diferentes formas y en distintos contextos. Su influencia abarca muchos ámbitos de tu vida, lo cual tiene un impacto considerable en el modo en que te relacionas y vives cada instante. Veamos algunos de sus tipos más comunes.

1. Jinete

Se caracteriza por copiar las ideas ajenas para obtener algún beneficio personal o profesional. Te hace usurpar contenido de las redes sociales de otros para llamar la atención y crear una imagen favorable de ti. Una forma de luchar contra él es procurando que tu creatividad tenga mayor protagonismo. Destaca tus contribuciones y respeta los trabajos o ideas de otros.

2. Prestigioso

Busca aplausos, elogio, alabanzas y reconocimiento en todo lo que hace. Es el que te impulsa a buscar la admiración o a usar el chantaje emocional para obtener prestigio y quedar bien. Si quieres derrotarlo, intenta ser más humilde, disminuye tu necesidad de ser reconocido, practica la gratitud y valora las competencias de los demás.

3. Interruptor

Es el que no deja hablar a otros. Su principal impulso es hacerte interrumpir las conversaciones e invalidar la experiencia de quien habla. Este tipo de ego no respeta, transgrede las reglas básicas de la comunicación y carece de empatía.

Procura abrirte más a la experiencia de los otros, haz silencio respetuoso y empático y evita redireccionar las conversaciones a hacia ti. Así lo vencerás.

4. Envidioso

No tolera los triunfos y los éxitos de las otras personas. Todo lo quiere para sí mismo. Te hace minimizar los logros de los otros y te lleva a derribar las esperanza y el optimismo de quienes se proponen alcanzar aquello que tú también deseas. Para combatirlo, aprecia las victorias ajenas, sé empático y ten más seguridad y confianza en ti.

5. Silencioso

Este tipo de ego es callado, parece atento y muy comprensivo, pero es demasiado crítico e hipócrita. Te hace actuar de manera desleal y juzgar a las personas a sus espaldas mientras te hace pasar por su amigo.

Con el objetivo de deshacerte de él, observa tus acciones y compórtate de manera transparente. Sé honesto y asertivo cuando expreses una observación o un desacuerdo.

6. Insaciable

Se caracteriza por la búsqueda insaciable de ser el centro de atención. Por lo general, suele tomar el control de tus conversaciones y no le permite a los otros expresar sus puntos de vista o asumir un rol protagónico.

Es importante que aprendas a estar en silencio para combatirlo. Cede un poco el control, escucha con atención y deja que otros sean los protagonistas de la situación.

7. Sabelotodo

Es aquel que te hace creer que siempre tienes la razón. También, como te hace sentir que lo sabes todo, te hace dar consejos que nadie te ha pedido o explicaciones sobre temas que no dominas. Esta tendencia tiene sus bases en la necesidad de autoafirmación. Para contrarrestarlo, intenta observar tus conductas y procura escuchar a los demás sin juzgar o dar a entender que sabes más.

8. Sordo

Su rasgo central es hablar sin parar y sin escuchar. Suele generar mucha incomodidad en los demás porque no se les brinda la oportunidad de decir lo que piensan.

No posibilita la comunicación bidireccional ni el intercambio de perspectivas. Para vencerlo, asegúrate de permitirle a los otros hablar, limita tu tiempo para exponer tus ideas, escucha de manera activa y muestra interés.

9. Manipulador

Apela a los engaños y a las manipulaciones para conseguir algún beneficio. Hace que mientas y justifiques acciones inapropiadas. Te lleva a ocultar tus verdaderas intenciones para obtener lo que desea. Es fundamental que desarrolles el autoconocimiento, el respeto de los límites, la comunicación asertiva y la empatía si quieres contrarrestarlo.

10. Orgulloso

Se manifiesta por su carácter competitivo y su falta de aceptación de las derrotas. Te lleva a la soberbia, te aleja de la humildad, el compañerismo y la solidaridad. Asimismo, te impide reconocer tus errores y aprender de ellos. Para lidiar con él, practica la humildad, acepta tus equivocaciones, realiza actividades grupales, sé más abierto y menos competitivo.

¿Qué pasa si el ego no es alimentado?

Cuando no es alimentado por el exterior, te empiezas a sentir incómodo. Puedes experimentar todo tipo de sensaciones negativas, como la timidez, rabia, pena, miedo, etcétera. Cuando deja de recibir suministro, empieza a reacciones de las siguientes formas:

  • Defensividad: Se pone a la defensiva como mecanismo de supervivencia. Entre sus respuestas destacan: racionalizaciones, negaciones, intentos de preservar la autoimagen, irritabilidad, proyección, minimización.
  • Retirada: A veces, te conduce al aislamiento social para protegerse de la posibilidad de ser herido, humillado o destruido. De igual modo, puede evitar esas situaciones donde deja de ser alimentado, ya sea porque es criticado o porque no obtiene la validación que anhela.
  • Búsqueda incesante de atención: Para compensar la falta de nutrición, puede incrementar los impulsos de obtener mayor atención. Esto ocurre como una reacción de preservación desesperada para obtener alimento.
  • Autocrítica o autodesprecio: Cuando deja de ser abastecido, aumenta el autodesprecio que sientes por ti como una forma de castigo incómoda que te conducirá a nutrirlo para tranquilizarte. Aunque parezca difícil, hay varias formas de afrontar la autocrítica.
  • Desvalorización de los demás: Otra reacción que tiene es la de atacar a los demás para conseguir un poco de superioridad con la que alimentarse. Así pues, minimiza los logros y desacredita las cualidades positivas de los otros.

Según el ego, tu identidad depende de lo que los demás piensen de ti. Por eso, es tan importante no dejar que domine tu vida, porque si no, serás como una hoja que se mueve al son del viento sobre la base de lo que recibas de la sociedad.

¿Cómo saber si el ego te domina?

Para saber si estás siendo dominado, debes someterte a un autoanálisis. En cierta medida, el yo es fundamental para el equilibrio psíquico, pero cuando te limita en exceso puede suponer un problema para tu salud y bienestar. Puedes identificar si está distorsionando tu realidad a través de las siguientes acciones:

  • No sales de tu zona de confort. Por lo general, eres una persona que arriesga poco por el miedo al fracaso y a lo desconocido. Por lo que te llenas de excusas para no cambiar algo en tu vida.
  • Tienes una falsa autoestima. Implica que te ves a ti mismo diciendo cosas positivas sobre ti que realmente no te crees. Necesitas convencer a los demás de tus habilidades, recursos y logros, y pides a los otros que te devuelvan esas percepciones. Así rellenas esa autoestima que se desinfla rápidamente.
  • Buscas aprobación de los demás. Te sientes mal cuando no te refuerzan ni reconocen. Esa necesidad de reconocimiento constante es lo que te define y te impulsa. Aquí te dejamos algunas claves para combatir la necesidad de aprobación.
  • Intentas atraer la atención del resto. Magnificas o teatralizas tus explicaciones para llamar la atención de los demás. Además, puedes alardear de posesiones, conocimientos, aspecto físico, etc., y dar tu opinión cuando nadie la ha pedido.
  • Estás siempre pendiente de la impresión que vas a causar a los demás. Esto hace que estés más atento a eso que a la situación en sí.

Estas son solo algunas de las señales que puedes identificar cuando esta dimensión domina tu mente y distorsiona tu realidad. Si te sientes identificado con algunas, lo ideal es que busques soluciones que te permitan salir de esta situación.



¿Qué pasa si te dejas dominar?

Cuando vives dominado por él, te crees superior y no ves la verdad. Solo ves lo que quieres ver y no contemplas la realidad que se oculta detrás de las ilusiones y las apariencias. Además, hace que te aferres a las cosas o personas. Impone una resistencia innecesaria a dejar ir lo que deseas cuando es imposible su satisfacción.

A pesar de que la competitividad tiene un lado positivo , el ego te obliga a competir de forma poco saludable. Esto te lleva a intentar ganar discusiones, obtener mayor reconocimiento y conseguir logros que te ubiquen por encima de otros.

Una de las consecuencias de esta competitividad es que te impide aceptar cualquier retroalimentación que destaque un error o imperfección.

Dejarte dominar por él es entregarte a un rechazo desmedido hacia el fracaso y el abandono. En lugar de acoger estas experiencias como eventos cruciales para el crecimiento y desarrollo personal, él hace que las veas como ataques directos. Enfocar tu existencia en el ego hará que carezcas de iniciativas por miedo.

¿Cómo dominarlo y dejar que salga tu esencia verdadera?

El ego se desarrolla en forma de protección. Normalmente, te dejas dominar por él porque así te sientes más seguro ante los ataques. Su voz te confunde y te aleja de tu verdadero ser. Impide que puedas sentir desde el corazón, desde la sencillez de tus emociones.

Deja de focalizar tu mirada en el exterior

Es importante que seas capaz de ver que todas las necesidades de aceptación externas no son más que ilusiones, fantasías que él ha creado. No necesitas nada de eso para ser feliz, lo único que necesitas es que te sumerjas en la sencillez y la humildad.

No pretendas ser más, ni creas que eres menos, porque al final todos somos iguales. Tu esencia interior no es tan complicada. Trata de eliminar de tu vida las culpas, las exigencias, el perfeccionismo, la necesidad de ganar o de tener razón, la avaricia…

Practica mindfulness

Los ejercicios de mindfulness te ayudarán a centrar tu atención en el presente y a observar tus pensamientos y emociones sin juzgarlas. Al practicarlos con regularidad, podrás reconocer cuándo está actuando y podrás desidentificarte de él.

Inicia el entrenamiento con sesiones breves (5 o 10 minutos), y aumenta el tiempo poco a poco. Enfócate en la respiración y presta atención a tu mente.

Vive desde la sencillez

Opta por el disfrute de las pequeñas cosas, aprecia la belleza de la vida, obséquiate con satisfacciones personales. Estas pueden ser diversión, practicando hobbies, cuidado personal, cultivar amistades verdaderas, contacto con la naturaleza, expresión artística, entre otras.

Haz yoga

La práctica del yoga te ayuda a estar más presente, conectado con tu ser interno para poder «adelgazar el ego» y cuidar de la propia autoestima. Es una práctica saludable con grandes beneficios psicológicos y físicos avalados por la ciencia.

Practica la gratitud

Agradecer hace que salgas de ti para reconocer los bienes y favores que los demás te han hecho. Gracias a ella puedes ver lo que tienes, en lugar de estar afanado en conseguir lo que te falta.

Escribe un diario donde agradezcas por lo que te ha sucedido. Hay otras claves para ser más agradecido que también puedes emplear, como contar las bendiciones o escribir una carta de gratitud.

Escucha de manera activa

Este modo de escuchar te abre a la experiencia del otro, lo cual te hace acallar al yo. Presta atención a lo que los demás dicen, no interrumpas y responde sin imponer tus perspectivas. Acércate a las experiencias ajenas e intenta comprenderlas, así lo dominarás mejor.

Realiza actividades de servicio

Participa en el servicio comunitario sin esperar nada a cambio. Al hacerlo, te enfocarás en las necesidades de otras personas, dejarás de alimentar al ego y empezarás a preocuparte por el bienestar de quienes te rodean. Busca voluntariados, hazte miembros de grupos de ayuda social. También puedes ser servicial en tu cotidianidad.

Vivir más allá del yo

Al final, te vas dando cuenta de que el ser humano no es ni tan simple ni tan complicado como crees o te hacen creer el ego en un primer momento. Si dejas de lado los pensamientos, miedos y condicionantes externos que te paralizan, descubrirás tu esencia.

Una esencia en la que eres sencillamente complejo, donde solo deseas disfrutar de la existencia en buena compañía. Deja que fluya el amor, acéptate tal cual como eres y da forma a una vida menos truculenta y enmarañada.

Escucha esa esencia interior donde llevas dentro una gran persona que merece mucho la pena, no dejes que te nuble y saque lo peor de ti.


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