El arte del buen beso

¿Quieres mejorar tus besos? Aquí te damos algunas claves que, por encima de los gustos, pueden hacer que llegues a dominar el verdadero arte del buen beso.
María Vélez

Escrito y verificado por la psicóloga María Vélez.

Última actualización: 14 junio, 2023

¿Qué mejor muestra de amor o atracción que un buen beso? Este gesto involucra a tres de nuestros sentidos: el olfato, el tacto y el gusto. Siendo así uno de los gestos de amor que más sensaciones nos despiertan. Y es que, además, cada beso es diferente. Así, a cada persona le gusta, o le apetece en un momento dado, un tipo de beso distinto. No obstante, hay ciertas técnicas que harán que cada uno de ellos sea único y que domines el arte del buen beso.

Los segundos antes al beso

Si hay algo que pueda ser más emocionante que el beso, son los segundos de antes. El contacto visual que se produce, la alteración de la respiración y el simple hecho de saber que se acerca el beso. Todos nuestros sentido están a flor de piel, esperando que por fin se junten los labios.

Es interesante alargar este momento en la medida de lo posible, pero teniendo cuidado de no hacerlo demasiado. Lo ideal son unos 3 segundos. Es tiempo suficiente para liberar endorfinas y poner el corazón a mil antes de dar rienda suelta a la pasión.

Los labios

Es recomendable que los labios estén hidratados y levemente humedecidos antes del beso para que la sensación sea mucho más agradable. Una vez que se ha hecho contacto con la otra persona, es importante manejar adecuadamente los labios.

Para ser un maestro del arte del buen beso, comienza besando de forma suave y sensual, sin apretar los labios. De esta forma, la sincronización con la otra persona será mejor, pues da oportunidad a ver cómo le gusta al otro y a ir descubriéndose poco a poco. Si se desea, se puede ir pasando a un beso más intenso, firme y pasional.

Muchas personas, en este punto, pasan a introducir mucho la lengua o a hacer movimientos bruscos. Sin embargo, para dar un beso más intenso no es necesario. Hay que seguir prestando atención a los labios y, si así lo pide el cuerpo, aumentar la presión, la succión o morder con cuidado los labios del otro. Aun así, esto es cuestión de gustos. Lo primordial es tantear o conocer qué os gusta a los dos.

Besa también con el cuerpo

Al mismo tiempo que estamos besando, también es importante jugar con otras partes del cuerpo. Aunque sin pasarse. Hay zonas que son realmente sensibles como la nuca, las manos o la cintura. Si somos capaces de poner nuestras manos sobre las mismas y rozarlas con nuestros dedos, la sensación puede llegar a ser mucho más placentera.

Igualmente, cómo abrazamos o agarramos al otro puede incrementar el placer del beso, así como servir como una herramienta más para comunicarse los deseos de cada uno.

Ante todo, es importante mantener una postura que permita sentirse cómodo y que permita la cercanía necesaria, así como libertad para poder separarse, acariciar, etc.

Hazle saber que lo estás disfrutando

De vez en cuando, hay que hacer alguna pausa aunque sea para tomar aire, así que en alguna de ellas no está mal aprovechar la ocasión para comunicarle al otro lo que se está disfrutando el beso.

Para ello, puedes decirlo directamente, o mirarle con una mirada furtiva y una sonrisa algo picarona. De esta forma, la otra parte se dará cuenta de que lo estás disfrutando, y así podrán seguir ganando en complicidad, seguridad y placer.

En resumen, el arte del buen beso no sólo consiste en saber cómo mover los labios (que también). Sino que es necesario conocer a la pareja o saber leer si está disfrutando o hacia dónde quiere llevarlo. Por supuesto, para ello es fundamental que las dos personas se sientan cómodas y deseen hacerlo. Como siempre, se trata de tener una buena comunicación.


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