La juventud no es un tiempo de vida, es un estado de espíritu

La juventud no es un tiempo de vida, es un estado de espíritu
Raquel Aldana

Escrito y verificado por la psicóloga Raquel Aldana.

Última actualización: 16 agosto, 2019

Nunca te canses de repetirlo, acumular juventud es un arte, un regalo. Lo es el poder arrancar las hojas del calendario con fuerza y amarrar cada día una colección de motivos por los que mantener un espíritu joven.

La juventud acumulada es eso que te hace ver la vida de una manera ardiente pero pausada, oscilando en nuestras preferencias y echando en falta habilidades pasadas cuando al mismo tiempo se tienen las cosas muy claras.

Con la edad no solo se gana un rostro arrugado sino la capacidad de ser fuerte y resistente, así como la nobleza de quien contempla el día a día y sus acontecimientos con la madurez reflejada en las marcas de las sonrisas que hemos acumulado.

Mujer con una flor en sus manos

No te lamentes de envejecer, es un privilegio negado a muchos

Envejecer acumulando juventud es una gran hazaña, pues implica aprender a salvaguardar nuestra identidad y a besar nuestras derrotas con entereza. A su vez, acumular juventud significa construir todos los caminos y enmarcar las huellas de los terrenos que habíamos abonado para construir el jardín de nuestro castillo.

Dado que lo que se aprende en la juventud, dura toda la vida, acumularla significará que saber elegir mejor las alternativas para resolver nuestros problemas, ponernos en la piel de los demás o ser más flexibles para adaptarnos a los cambios.

La juventud acumulada te hace resistente a los dolores del pasado y te deja disfrutar del futuro, acicalando el tiempo para crearlo de la mejor manera posible.

No podemos lamentarnos de cumplir años, eso es una locura. ¿Cómo va a apagarnos el hecho de tener la oportunidad de vivir?

recortada 2 vejez

¿QUE CUÁNTOS AÑOS TENGO?

Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo.

Tengo los años en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos y las ilusiones se convierten en esperanza.

Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada. Y otras un remanso de paz, como el atardecer en la playa.

¿Que cuántos años tengo? No necesito con un número marcar, pues mis anhelos alcanzados, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones rotas…
Valen mucho más que eso.

¡Qué importa si cumplo veinte, cuarenta, o sesenta!
Lo que importa es la edad que siento.

Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos. 
Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.

¿Que cuántos años tengo? ¡Eso a quién le importa!
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.

-José Saramago-

Madre e hija abrazadas

Entre la niñez y la vejez hay un instante llamado vida

La juventud (acumulada o no) no tiene edad, pero es un instante que pasa demasiado pronto. Por eso debemos aprovecharla sin necesidad de vivir en un pulso desafiante constante.

Con el tiempo aprender que la tolerancia es la mejor religión y que no podemos escribir nuestra historia dos veces, por lo que debemos pensar las cosas antes de escribirlas si no queremos tener tachones.

Nos envejece más la cobardía de no crear nuestro propio mapa que cometer errores. Pensar en presente y no en pasado es acumular juventud y, con ella, la vida y la tranquilidad de quien se sabe aprendido.

Por eso a veces los años se convierten en bálsamo para los dolores del alma, dolores que nos lleva años asumir y que tenemos que sanar para no destruirnos.

abuelos-y-nietos

Gracias a la madurez que supone la juventud acumulada sabremos que lo que de verdad te hace familia es la lealtad y que la distancia solo impide los abrazos físicos, pero no los psicológicos.

Porque cuando acumulas juventud aprendes a disfrutar de otros placeres, aquellos que de verdad importan como estar al lado de las personas que queremos simplemente disfrutando de su compañía.

Es decir, que aprendemos a saborear los pequeños detalles y a contemplar con paciencia nuestro ansioso caminar, pues sabemos que si acumulamos juventud, acumularemos vida. Entonces nos dará igual si sumamos canas y arrugas, pues lo verdaderamente importante será crecer cada día.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.