El trastorno afectivo-emocional, ¿sabes qué es?

¿Qué es el trastorno afectivo-emocional? Cuando se reducen las horas de luz podemos llegar a sufrir este trastorno. Lo solemos experimentar como tristeza, desánimo, cansancio, etc. ¿Sabes cómo hacerle frente?
El trastorno afectivo-emocional, ¿sabes qué es?
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 14 junio, 2019

El trastorno afectivo-emocional (TAE) es conocido también como el trastorno afectivo – estacional (seasonal affective disorder) o depresión invernal (DI). Seguramente nos suene más de lo que pensamos, sobre todo a aquellas personas que en determinadas épocas del año se vuelven tristes sin saber por qué. ¿Queréis saber más sobre este trastorno?

El trastorno afectivo-emocional es un tipo de depresión que se ve afectada por los cambios de luminosidad provocadas por cada estación. Normalmente, se inicia en los meses de octubre y noviembre cuando las horas de luz se ven reducidas. Con la llegada de la primavera estos síntomas se ven aplacados. ¿Qué ocurre? Que muchas veces sucede al revés y estos síntomas se presentan durante el verano.

Las personas que sufren el trastorno afectivo-estacional sufren de una tristeza que no saben explicar.

¿Cuáles son las causas del trastorno afectivo-emocional?

Las causas del TAE aún no están claras. Por el momento, sabemos que la consecuencia de sentirse triste y desanimado es por las pocas horas de luz de las que nos proviene el cambio estacional. Si es el caso contrario, en verano, pues el aumento de las mismas nos provoca también un cambio en nuestras emociones que no sabemos por qué sucede.

Mujer mirando por la ventana

Si nos centramos en nuestro cerebro, los expertos creen que la melatonina y la serotonina (dos hormonas que ayudan a regular el ciclo del sueño, la energía y el estado de ánimo) pueden ser las responsables de que nos sintamos más decaídos que de costumbre. Veamos qué síntomas presenta el trastorno afectivo-emocional.

1. Estado de ánimo cambiante

Las personas que padecen TAE de repente presentan un estado de ánimo alicaído, sienten que no valen nada. En definitiva, tienen sentimientos de desesperanza. Se molestan más a menudo con cualquier cosa, por muy tonta que sea. Todo esto es consecuencia de su estado emocional que se encuentra más irritable y sensible.

2. Incapacidad de disfrute

A pesar de que algo lo disfrutes notablemente, cuando presentas el trastorno afectivo – emocional todo aquello que disfrutabas de repente no te interesa porque no lo disfrutas como antes. Pierdes el interés y te muestras insatisfecho con muchas cosas y situaciones. Esto suele ir acompañado, muchas veces, de culpabilidad.

3. Energía que desciende

¿Nos hemos sentido a veces cansados sin motivo alguno? ¿Por qué tendemos a dormir demasiado aún sin estar cansados? ¿Qué nos ocurre? Estas son las preguntas que suelen hacerse las personas con TAE. La casi ausencia de energía, que nos aborda de repente, nos provoca una sin razón a la que no logramos encontrarle causa ni solución.

Hombre sin energía

4. Cambios alimenticios

Entre los cambios alimenticios causados por este tipo de trastorno entran tanto la falta de apetito como la necesidad de comer más. Esto último puede ser potenciado por la ansiedad ocasionada por los cambios de sueño, la falta de energía, la pasividad de la que nos vemos colmados de repente, etc.

5. Dificultad para concentrarse

Este trastorno puede provocar una disminución del rendimiento escolar y laboral. ¿Por qué sucede esto? Por la falta de motivación. Como ya mencionamos anteriormente, la falta de energía tiene mucho que ver. Nos costará más levantarnos, todo requerirá un esfuerzo del que nos sentimos faltos de ganas. A todo esto se le suma esa falta de concentración que hará que estemos pensando en otras cosas o quizás en nada.

6. Disminución de las actividades sociales

Las personas que padecen este trastorno pueden pasar menos tiempo fuera de casa. Tienden a encerrarse, a ver menos a sus amigos y familia. Es como si se encerrasen en sí mismos. No tienen ganas de salir, de despejarse, de pasarlo bien, de hacer algo, sentirse activos. Esto les produce frustración porque en casa tampoco hacen nada, por lo tanto, ven su vida como un sin sentido.

¿Cómo solucionarlo?

Aunque existen varias formas de encontrarle solución a este trastorno, puede que a las personas que lo padecen algunas les ayuden, pero otras no. Para empezar hay que transmitirle a nuestro médico estos síntomas para ver en qué nos puede ayudar. El médico también nos podrá solventar todas aquellas dudas que podamos tener.

Consulta con el médico

Seguramente nos recomiende aprovechar las horas de luz para hacer ejercicio, forzarnos a tener una vida social activa, alimentarnos bien, establecer una rutina de sueño, etc. Estas y otras cosas son las que podemos hacer para llevar lo mejor que podamos este tipo de trastorno.

Hacer ejercicio y alimentarnos bien, así como introducir otros cambios en nuestras rutinas, nos permitirán atenuar los síntomas del trastorno afectivo-emocional.

¿Qué podemos hacer ante el trastorno afectivo-emocional?

  1. Al parecer, las horas de luz solar influyen en la síntesis de la serotonina. A la serotonina se la conoce como la “hormona de la felicidad”, por lo que será importante aprovechar las horas de luz y exponernos un poco al sol. En un meta-análisis de Gatón, González y Gaviria (2015) se recoge que lo ideal cuando gozamos de menos horas de luz solar es exponernos al sol de 15 a 20 minutos y aumentarlo hasta 30.
  2. Ejercicio físico. Realizar ejercicio físico moderado también influye en el aumento de la producción de serotonina, por lo que si no somos de gimnasio o no nos gusta “machacarnos” demasiado, bastará una buena caminata de una hora a paso rápido de 4 a 5 días a la semana.
  3. Mantener una dieta sana y equilibrada.

Y tú… ¿padeces o has conocido a alguien que haya pasado por este tipo de trastorno? ¿Crees que hay una solución mejor para el trastorno afectivo-emocional? ¡Esperamos tus opiniones!

 

 

 

 

 

 


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.