La nostalgia es afecto en esencia

La nostalgia es afecto en esencia
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 15 septiembre, 2019

“Solo puedo notar que el pasado es hermoso porque uno nunca comprende una emoción en su momento. Se expande más tarde, y por lo tanto no tenemos emociones completas respecto del presente, solo respecto del pasado”

-Virginia Wolff-

La nostalgia es una sensación que se debate entre la tristeza y la plenitud. Tristeza por lo que ya no está. Plenitud al revivir el recuerdo de lo que fue. La palabra viene del griego y significa algo así como “dolor por el regreso a casa”.

La nostalgia es la pena por sentirse ausente.

Aunque la palabra nostalgia es de uso común, fue inventada por el médico Johannes Hofer en 1688. En su tesis doctoral reseñó los casos de un estudiante y un sirviente con graves quebrantos de salud.

Los dos llegaron a agonizar, pero, por diversas razones, cada uno fue llevado a su casa para morir junto a su familia. Milagrosamente ambos mejoraron.

En aquellos tiempos, la nostalgia fue considerada como un síntoma grave. Si un soldado presentaba ese sentimiento, inmediatamente era enviado a casa. Lo mismo ocurría con los marineros.

nostalgia

El hogar y la nostalgia

Al parecer, la nostalgia siempre está asociada con elementos o sentimientos de aquello que podemos llamar hogar. Y, en realidad, la palabra “hogar” puede resultar mucho más compleja de lo que parece a primera vista.

Hogar es la infancia con sus juegos y la constante sorpresa frente al mundo. Hogar son todas aquellas personas y situaciones que nos acogen entrañablemente, como si estuviéramos en casa. Hogar es también la patria, ese lugar en donde no nos sentimos extranjeros.

Más que un sitio específico, el hogar es un estado del alma. Se caracteriza porque lo invade una atmósfera de confianza, de paz y de plenitud.

La nostalgia y la memoria

La memoria es, principalmente, una función afectiva. Rara vez recordamos las personas y las cosas como realmente fueron, sino más bien como sentimos que eran. Nuestra memoria no es como la de las computadoras, que almacenan datos sin cambiarlos.

Muy por el contrario, la memoria humana es bastante moldeable. No siempre se ajusta a los hechos tal y como ocurrieron, y les otorga diferentes significados según las circunstancias.

La madre que ponía los platos en la mesa era una cuando la veíamos hacerlo. Y es otra cuando ya no está y la recordamos.

Ese simple acto cobra nuevos significados y, por eso mismo, a veces atribuimos gestos o palabras que tal vez nunca ocurrieron, pero que sí complementan esa memoria afectiva que construimos.

Así es la nostalgia:

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La nostalgia y la añoranza

Como nos lo recuerda Milán Kundera, la nostalgia tiene una palabra que es prima hermana de ella: la añoranza.

“Añoranza” viene del verbo “añorar”, que a su vez proviene del catalán “enyorar”. Este último se deriva del verbo latino “ignorare”, es decir, ignorar o no saber de algo.

Según esta cadena de significados, la nostalgia también puede entenderse como el sufrimiento que sobreviene a raíz de la ignorancia. No saber dónde está, o cómo está alguien. Es lo que ocurre en el caso de muerte: las personas que amamos se van y algo dentro de nosotros desea saber más de ellas.

Los creyentes querrán saber si alcanzaron el paraíso o no. Los no creyentes intentarán descifrar el significado filosófico o existencial de la muerte, darle un lugar en el mundo simbólico a los que ya no están.

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Nostalgia y creatividad

En una universidad norteamericana hicieron un experimento con 175 participantes. A todos se les pidió que elaboraran una historia, con base en un recuerdo que les produjera nostalgia.

La historia debía incluir una princesa, un gato, un auto de carreras, o iniciar con la frase: “Una fría mañana de invierno, un hombre y una mujer se espantaron por el sonido de una alarma que provenía de una casa cercana”.

El resultado fue que todos aquellos que lograron evocar un evento nostálgico con mayor claridad, obtuvieron una puntuación significativamente superior que el de aquellos que no lograron traer a la memoria un evento que les generara gran nostalgia.

Los investigadores concluyeron que la nostalgia favorece la creatividad. Esto se debe a que desata sentimientos de seguridad, pertenencia y significado, lo cual constituye una excelente base para dar lugar a la imaginación.

Imagen cortesía de Claudia Plebani


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