La posesividad del amor

La posesividad del amor
Sara Clemente

Escrito y verificado por Psicóloga y periodista Sara Clemente.

Última actualización: 06 agosto, 2023

La posesividad está estrechamente ligada a los celos, uno de los grandes encargados de destruir relaciones. Pero también es un sentimiento autodestructivo relacionado con el miedo, la desconfianza y la inseguridad que sienten las personas posesivas. Un sentimiento que actúa despacio pero de manera constante, minando poco a poco a la pareja hasta conseguir la ruptura.

Pero es fundamental distinguir entre amor y posesividad. Mientras que en el amor existe confianza, deseo de compartir, comodidad y espacio para cada miembro que compone la pareja; en la posesividad existen celos, egoísmo y desconfianza por parte del posesivo. Por tanto, no existe libertad, ni tranquilidad para la otra parte; es una relación que lleva a la destrucción total.

“Si los celos son señales de amor, es como la calentura en el hombre enfermo, que el tenerla es señal de tener vida, pero vida enferma y mal dispuesta.”

-Miguel de Cervantes-

Qué desencadena la posesividad

Las personas posesivas tienen antecedentes que pueden ir desde la soledad a la discriminación en la infancia. Pueden tener una baja imagen de sí  mismos; en algunas ocasiones, puede incluso ser un rasgo genético que se hereda.

De esta forma, bajo el afán de la posesión se puede ocultar el deseo de controlar. Un control que puede estar motivado por una baja autoestima. Al querernos poco, buscamos que los demás nos hagan felices, es decir, responsabilizamos al otro de nuestra felicidad. Por ello, en lugar de amar libremente, nos aferramos a la otra persona y se desencadena la posesividad.

Pareja gritándose al tener una relación posesiva

Hay que decir que, con independencia de la causa o el antecedente, las personas posesivas sufren ataques de celos e ira sobre su compañero/a. Esto supone la existencia de epsiodios negativos y dolorosos para ambos miembros de la pareja. Y es incompatible, por supuesto, con la confianza y el amor. Cuando la persona posesiva considera que la pareja no le hace feliz, fácilmente puede verse invadido por la ira.

¿Cómo se muestran las personas posesivas?

La posesividad no solo trata de dominar a la otra parte, va mucho más allá. Las personas posesivas llegan a ver a sus parejas como sospechosos, cuando en realidad no ha hecho nada. Todo aparece como una reacción en cadena, donde la posesión y dominación del otro es mayor cada día. Un círculo vicioso que envenena la relación y la hiere de muerte.

La persona posesiva llega a espiar a su pareja, revisa su equipaje y busca signos de infidelidad en el matrimonio. En resumen, no deja de sospechar de su pareja y no le permite descansar en paz. En casos extremos puede llegar incluso a seguir y espiar a la otra persona en el trabajo para saber si está teniendo una aventura.

Destruyendo una relación

Pareja sufriendo por celos

En un principio,la posesividad se interpreta erróneamente como una muestra de amor, pero cuando se convierte en un rasgo persistente y negativo se van viendo grietas en dicha relación. Cualquier relación, independientemente de lo profunda e intensa que sea, debe tener espacio y libertad para ambos miembros de la pareja. Sin embargo, en una relación donde existe un posesivo no hay lugar para ello, desencadenando la ruptura.

La persona posesiva desea hacerse cargo de todo, y causa interrupción en el esquema de vida de ambos, por lo que es imposible que alguien sin libertad ni tranquilidad pueda disfrutar de una relación tan agobiante. Es una relación que está abocada al fracaso. El espacio, el respeto, la independencia, son elementos fundamentales para mantener una relación de pareja sana. El sentimiento de posesión solo acarreará infelicidad y fracaso, por mucho que dure la relación.

“El enamorado celoso soporta mejor la enfermedad de su amante que su libertad”.

-Marcel Proust-

Cómo controlar la posesividad

Para controlar la posesividad, la respiración profunda y la meditación pueden ayudar a alcanzar niveles superiores de concentración mental, lo que ayudará a escapara de ese sentimiento de posesión. También la hipnosis conduce a un autocontrol  y a dejarse guiar por la razón, evitando ejercer la posesividad sobre los seres queridos.

Evitar ver a la otra persona como un objeto, intentar manifestar los miedos y ser consciente de que ese sentimiento de posesión va a alejar al otro pueden ayudar en el proceso. Como también ayudará el consejo profesional cuando la situación empieza a irse de las manos.

Conocer la diferencia entre amor y apego también nos reportará un gran beneficio para aprender a amar de verdad.

Como afirma la monja budista Tenzin Palmo: el apego dice, te amo, por lo tanto quiero que me hagas feliz. El amor genuino dice, te amo, por lo tanto quiero que seas feliz. Si eso me incluye, genial, si no me incluye yo solo quiero que seas feliz. El apego agarra fuerte y aprieta. El amor genuino sostiene suavemente de manera nutritiva permitiendo que las cosas fluyan”.


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