Los cristales sucios que juzgan vidas

Los cristales sucios que juzgan vidas
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 08 septiembre, 2019

Una pareja estrenaba piso en un tranquilo barrio. Una mañana en casa, mientras tomaban café, la mujer vio a través de la ventana, que una vecina colgaba las sábanas en el tendedero y dijo: – ¡Que sábanas tan sucias cuelga la vecina en el tendedero! – ¿Quizás necesita un jabón nuevo?

El marido miraba y quedaba callado. Cada dos días repetía el mismo discurso, mientras la vecina tendía su ropa al sol. Al mes, la mujer se sorprendió al ver a la vecina tendiendo las sábanas limpias, y dijo al marido: – Mira, por fin ella aprendió a lavar la ropa … El marido le respondió: – Mmm … no es lo que piensas. – Hoy me levanté más temprano y lavé los vidrios de nuestra ventana.

Autor desconocido

Juzgar la vida y acciones de los demás, es una forma de expresar la escasa satisfacción que impera a veces en nuestra vida. Dedicarse reiteradamente a juzgar, sólo alimenta críticas destructivas hacia los otros y nos lleva a creer erróneamente que nuestro punto de vista es el correcto y acertado. Juzgando a los demás, escondemos las necesidades de cambio que tal vez necesitemos para nosotros mismos.

Desperdiciamos nuestra maravillosa energía, prestando una atención indebida a los demás, censurando la conducta de otras personas desde nuestra ÚNICA perspectiva, y obviando que nosotros podemos ser muy distintos a quienes estamos criticando. Se suele juzgar, a aquellos que mantienen vidas muy diferentes a la nuestra, y ese motivo llama todavía más nuestra atención.

Juzgamos según nos dictan nuestros prejuicios, sin respetar ni entender su comportamiento. Juzgamos a través de la envidia, sin atrevernos en ocasiones a realizar lo que otros llevan a cabo y nosotros aun siendo incapaces, tanto anhelamos. Nuestra felicidad, no aumentará por emplear tiempo juzgando.

Nuestras relaciones no despertaran afecto ni simpatía, y la única alternativa para evitar caer en juicios huecos de valor, es respetando y opinando. Respetando la individualidad de las personas, que están en un proceso de cambio constante y que nunca sabremos cuantas variaciones va a experimentar su vida a lo largo de los años. Y opinando, es decir expresar libremente lo que pensamos, sin emisión de criticas ni juicios. Antes de juzgar a los demás, opina sobre ti mismo.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.