¿Sabes cómo se relaciona tu inteligencia con lo que comes?

¿Sabes cómo se relaciona tu inteligencia con lo que comes?
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Yamila Papa

Última actualización: 06 agosto, 2023

 

Básicamente, una dieta repleta de azúcares nos vuelve menos inteligentes (por no decir más “tontos”), según indican los estudios de la Universidad de Los Ángeles, California.

En épocas de mucho estrés las personas suelen consumir más dulces y bebidas azucaradas en lugar de una comida más elaborada, con el fin de “salir del paso” y seguir estudiando o trabajando. Lo que esta gente no sabe es que esta conducta afecta el aprendizaje o el rendimiento.

La investigación de la UCLA revela que la fructosa ralentiza el funcionamiento de nuestro cerebro y también las funciones de la memoria. Esto significa, entonces, que lo dulce dificulta el estudio o el trabajo.

Estos hallazgos se publicaron en el “Journal of Physiology” e indican también que los ácidos Omega 3 tienen un buen papel, contrario al del azúcar. Podría decirse que son el antídoto o la medicina para contrarrestar los efectos que puede llegar a tener la fructosa en la mente, sobre todo en la comprensión y recuerdo de información.

Los anteriores estudios siempre relacionaban a este ingrediente con la diabetes, la obesidad, el hígado graso y el cáncer. Pero en este caso, se habla de los efectos colaterales o secundarios que tiene la fructosa sobre el cerebro. Es bueno aclarar que un poco de azúcar está bien porque asegura el buen funcionamiento del organismo en general, pero el problema radica cuando la ingesta es excesiva.

La fructosa es muy popular en Estados Unidos, sobre todo el jarabe de maíz, presente en las gaseosas, helados, postres, etc. En Asia y en Europa, el consumo no es tan alto, pero si de sacarosa, que puede tener efectos similares.

azucar

Fernando Gómez Pinilla es profesor en neurocirugía en la escuela de Medicina de UCLA, e indica que los hallazgos han demostrado que todo lo que comemos afecta cómo pensamos. Las dietas ricas en fructosa afectan la capacidad para recordar y aprender. Por el contrario, el consumo de ácidos grasos Omega 3 en las comidas minimiza ese daño.

No es tan preocupante lo que causa la fructosa natural que contienen las frutas porque también proporcionan al organismo de antioxidantes, por lo que la balanza se equilibra. Lo que si es alarmante es la fructosa en el jarabe de maíz, ingrediente esencial de la mayoría de los alimentos manufacturados que no aportan nada bueno a nuestro cuerpo.

El promedio de consumo de azúcar por año en Estados Unidos es de 21 kilos y de fructosa, 35. Las elevadas cifras en cuánto a obesidad, cáncer y diabetes, sin dudas, están relacionadas al consumo excesivo de azúcar.

Esta gran ingesta se debe a que la gran mayoría de los productos que componen la “dieta básica” de un estadounidense tiene jarabe de maíz: pan, salsa de tomate, hamburguesas, gaseosas, zumos de fruta industriales, etc. Además, se consume azúcar sin darse cuenta.

Tal vez podemos pensar que si no vivimos en Estados Unidos esto está lejos de nosotros, pero no es tan así. Por más de que la ingesta de fructosa anual sea menor, también es preciso tener en cuenta que cada vez se incluye en más alimentos, por lo cuál puede que la estemos consumiendo y no seamos conscientes de ello.

Una dieta que sea alta en azúcares provocará más liberación de insulina, lo que causará a su vez que las células se vuelvan tolerantes a esta hormona. ¿Esto que quiere decir? Que el cuerpo cada vez necesitará más y más cantidad para poder “cumplir con sus obligaciones”. Es por ello que la comida chatarra es tan adictiva, entre otras razones. Se recomienda entonces llevar una dieta que sea baja en azúcar y alta en ácidos grasos Omega 3.

Los alimentos aconsejados son: semillas de lino, salmón, nueces, soja, sardina, tofú, atún y camarones. No dudes en añadirlos a tus platillos diarios para poder ser más inteligente o bien, evitar la ignorancia.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.