4 tipos de crisis comunes en las parejas estables

4 tipos de crisis comunes en las parejas estables
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 02 diciembre, 2021

La pareja es una realidad que está en constante construcción y reconstrucción (evolución). El hecho de que dos personas se amen no implica que su relación esté exenta de altibajos, dificultades y conflictos. Así, también existen momentos de crisis comunes en las parejas estables.

Cada pareja es un mundo. Tiene sus propias fortalezas y debilidades, así como sus propios conflictos intrínsecos. Sin embargo hay crisis en parejas estables que son comunes a la mayoría. Se refieren a momentos en los que aparecen algunos factores específicos que desestabilizan la relación.

Es más fácil quedar bien como amante que como marido, ya que es más fácil ser oportuno e ingenioso de vez en cuando que todos los días”.

-Honoré de Balzac-

Los momentos de crisis comunes las en parejas estables son principalmente cuatro: cuando termina el enamoramiento; cuando se toma la decisión de consolidar la unión; al tener los hijos y, finalmente, cuando estos se marchan. Veamos cada una de ellas con mayor detalle.

1. El final del enamoramiento

Esta es la primera de las crisis comunes en las parejas estables. Es usual que tenga lugar un año después de haber iniciado la relación. Los estudios dicen que en promedio el enamoramiento, como tal, dura alrededor de tres meses. Sin embargo, sus efectos suelen extenderse un poco más. Recordemos en todo caso que esto es un dato aproximado, que habla de medias y no de casos particulares.

mujer de la mano de una figura desdibujada simbolizando las crisis en parejas estables

El final del enamoramiento supone la ruptura de parte de los ideales románticos. En otras palabras, deja de verse al otro como un ser perfecto o básicamente extraordinario. Ahora también los defectos se desnudan. Esto implica un reajuste de las expectativas y, por lo tanto, una crisis. Muchas parejas que parecían perfectas terminan después de un año o un año y medio. Se debe a ese paso de lo ideal a lo real.

2. La consolidación, una de las crisis comunes en las parejas estables

Lo usual es que, unos tres años después de haber iniciado la relación, se presente otra de las crisis comunes en las parejas estables. Corresponde a ese momento en el que empieza a flotar en el ambiente la idea de “pasar al siguiente nivel”. Esto es, decidir si convivirán juntos o no. Nuevamente aquí se produce un reajuste que lleva a un momento de inestabilidad.

En este punto, la relación puede tomar diversos rumbos. En el mejor de los casos, ambos están de acuerdo en vivir juntos o en no hacerlo. Pasan entonces a la verdadera aceptación del otro y a consolidar una pareja madura. Otros, en cambio, no están de acuerdo en el siguiente paso a dar. Por eso también es usual que en ese momento haya rupturas o distanciamientos que conduzcan a la ruptura del compromiso y a separaciones posteriores.

3. La llegada de los hijos, un momento de crisis

La llegada de los hijos es otro de los factores que obliga a reestructurar la relación. Este es uno de esos momentos en los que pueden hacerse visibles algunas grietas de la relación. También es frecuente que salgan a flote conflictos del pasado, incluso de la infancia, no resueltos. Lo que parecía estable puede tambalearse.

Mujer embarazada con su marido en el campo pensando en las crisis en parejas estables

En esta etapa la pareja queda relegada a un segundo plano, porque el principal rol a asumir es el de padres. Los hijos se convierten en la prioridad. A veces hay desacuerdos en el modelo de crianza. En otros casos uno de los dos llega a sentir que tanta responsabilidad se siente desbordado. Es probable que la imposibilidad de tramitar esos conflictos lleve a una ruptura. Si logran sortear esas dificultades, la pareja se convierte en una familia más unida.

4. El nido vacío y los nuevos retos

Aunque la pareja haya logrado sortear todas las etapas anteriores, aún tiene la tarea de enfrentar ese momento en que los hijos dejan el hogar en el que han crecido. Los dos vuelven a encontrarse el uno con el otro, después de muchos años. Cada uno ha cambiado notoriamente durante ese lapso y prácticamente les toca volver a conocerse y a reconocerse.

Anteriormente las parejas se casaban más jóvenes y por eso la crisis del nido vacío tenía lugar antes de los 50. Ante esto, muchos se sentían todavía en edad de volver a comenzar. Ahora ese reencuentro otoñal tiene lugar más tarde. Por eso no son tan usuales las rupturas en esta etapa, pero sí podría ser un tiempo de fuertes conflictos. Superarlos puede llegar a recuperar partes de la relación dormidas.

Aunque los dos miembros de una pareja se amen profundamente, esto no los exime de pasar por momentos de dificultad. Las crisis en parejas estables son también una oportunidad para afianzar y fortalecer los lazos entre los dos y darle a la relación más profundidad y contenido.


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