5 aprendizajes de una ruptura inesperada

5 aprendizajes de una ruptura inesperada
Francisco Pérez

Escrito y verificado por el psicólogo Francisco Pérez.

Última actualización: 01 septiembre, 2020

Una ruptura es una experiencia dolorosa, sobre todo si la llama del amor aún sigue encendida para algunas de las personas implicadas en la relación. Casi todo lo que está impregnado de amor lleva consigo gozo, pero también sufrimiento. Son las dos caras de la misma moneda. Una unidad indisoluble, que si no sabemos gestionar puede rompernos a pedazos por dentro.

Sin embargo, hay personas que son capaces de eliminar las creencias irracionales sobre el amor, las relaciones y los vínculos afectivos que la cultura poco a poco nos ha ido inculcando. Para ellas, el amor no tiene por qué producir sufrimiento. De hecho, Buda decía que la ignorancia es el origen de todo sufrimiento psicológico.

De igual manera, un número considerable de pensadores y maestros espirituales ha investigado y reflexionado sobre la importancia de pensar correctamente para no sentirse mal y esto también implica a los temas relacionales. ¿Somos ignorantes en el amor? Quizás sí, aunque no me atrevo a confirmarlo del todo. Lo que sí está claro es que debemos aprender a gestionar mejor todo lo que tenga que ver con el amor y las relaciones. Profundicemos.

Sufrir por amor

Se sufre demasiado por amor, esa es la verdad. Incluso los que se vanaglorian de estar perfectamente acoplados a su pareja, en lo más recóndito de su ser a veces albergan dudas. Inseguridades. Pequeños miedos anticipatorios respecto a su futuro afectivo.

Mujer llorando y secándose sus lágrimas

¿Quién no ha sufrido alguna vez por estar con la persona equivocada, por sentir un bajón en el deseo o por una ruptura inesperada? No hay nada más hipersensible que el amor. Nada más arrebatador, nada más vital. De hecho, hay quienes piensan que renunciar a él es vivir menos o no vivir.

Así, cuando se produce una ruptura inesperada nuestros planes de vida se difuminan en un horizonte lejano. Sentimos morir. La desesperanza y la incredulidad se apoderan de nosotros. Nos quedamos perplejos, inmóviles. La sensación de vacío es devastadora.

¿Racionalizar el amor?

Hay quien sostiene que el amor no es para “entenderlo” sino para sentirlo y disfrutarlo, y que el romanticismo no soporta ningún tipo de lógica. Nada más erróneo, a mi parecer. La actitud sentimentalista, además de ingenua, es peligrosa.

Una de las principales causas del “mal de amores” nace precisamente de las creencias irracionales y poco realistas que hemos elaborado sobre el afecto. Las concepciones erróneas sobre el amor son una de las principales fuentes de sufrimiento afectivo.

¿Racionalizar el amor? Así es, no demasiado, solamente lo necesario para no intoxicarnos. Al amor no sólo hay que degustarlo sino incorporarlo a nuestro sistema de creencias y valores. Hay que ordenarlo y regularlo para hacerlo más amigable y próximo a las neuronas. Hay que enseñarle a volar, en lugar de cortarle las alas.

Aprendizajes de una ruptura inesperada

Si “entendemos” el amor y su lógica podremos “entender” también el desamor. Este último puede sobrevenir por diversas causas. Si vemos al lobo venir estaremos mejor preparados para afrontar una ruptura. ¿Pero qué ocurre cuando la ruptura inesperada?

Puede que sea una de las experiencias más desgarradoras en la vida de una persona. Sin embargo, de todo se puede aprender. De una ruptura inesperada podemos obtener valiosos aprendizajes que nos hagan crecer. Algunos de ellos son los siguientes:

Nada es para siempre

Así es. Ley de vida. Todo aquello que tiene un principio tiene también un final. Algunas cosas acaban antes, otras después, pero todas terminan algún día. Las parejas pueden romper por falta de deseo, por tener objetivos divergentes o por problemas de comunicación. Hay parejas que duran toda la vida, eso es cierto. Sin embargo, al fallecer uno de los dos, el idilio también acaba. Y esto es inevitable.

Pareja haciendo frente a una ruptura inesperada

No podemos controlarlo todo

Hay personas que viven la vida controlando todo lo que sucede alrededor de su pareja. Piensan que si están alerta pueden evitar una posible ruptura. Nada más lejos de la realidad. No podemos cambiar ciertas cosas, aunque así lo deseemos con todas nuestras fuerzas. Si nuestra pareja nos quiere dejar, así lo hará, hagamos lo que hagamos nosotros.

Se puede vivir sin pareja

Vivir sin pareja es una opción más, igual que lo es vivir con ella. Las dos opciones son válidas. Ambas tienen sus pros y sus contras. Los beneficios de vivir en pareja todos los conocemos. Ahora bien, vivir sin ella no significa renunciar al amor.

El amor se puede encontrar de muchas otras formas. Nuestro bienestar no debe depender de otra persona.

La vida es impredecible (o al menos no tan predecible como pensamos)

Esta idea está muy relacionada con la percepción de control. Cuando sufrimos una ruptura inesperada nos damos cuenta de que la vida no se puede prever. Podemos hacer planes de futuro, y debemos hacerlos, pero también debemos dejar margen a la improvisación y a los imprevistos.

Nada es tan terrible como imaginamos

Es bueno aprender a relativizar las cosas. ¿Sufrir una ruptura inesperada es terrible? ¿Cuántas cosas terribles crees que pueden sucedernos? Que nos deje nuestra pareja no es terrible. Terrible es sufrir una enfermedad incurable, una guerra mundial, la muerte trágica y accidental de las personas que más amamos. Eso es terrible.

Puede que imaginemos que si nuestra pareja nos deja nuestra vida carecerá de sentido, que no podremos continuar con nuestra existencia, que nos ahogaremos en un pozo sin fondo. Y puede que al principio sea así. Pero poco a poco, la situación se normalizará y saldremos a flote. Os lo aseguro.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.