8 señales que indican si eres una persona hipocondríaca
Dicho de una manera sencilla, la hipocondría es el miedo o el convencimiento de padecer una enfermedad grave a partir de la interpretación personal y errónea de sensaciones corporales o síntomas. Una persona hipocondríaca cree tener una enfermedad ante la interpretación de cualquier síntoma.
Sin embargo, todos hemos sentido temor ante la posibilidad de estar enfermos o hemos pensado lo peor mientras esperábamos el resultado de una prueba médica en el hospital. Entonces, ¿cuáles serían los signos que determinarían si somos o no una persona hipocondríaca? A continuación encontrarás 8 señales que confirmarán si, efectivamente, eres una persona hipocondríaca.
¿Cómo alguien se vuelve hipocondriaco?
Parece extraño creer que alguien podría llegar a preocuparse tanto por su salud que acabe por llegar a la patología a ese respecto. Sin embargo, existen algunos factores desencadenantes de este trastorno:
- Las personas que presentan hipocondría suelen pertenecer a familias que presentan una preocupación excesiva por la salud y las enfermedades.
- Experiencias traumáticas relacionadas con la enfermedad o la muerte.
- Estilo de pensamiento catastrofista.
- Presencia de ansiedad generalizada: la ansiedad puede producir cuadros de hipocondría por los altos niveles de estrés psicológico.
- Las personas con hipocondría pueden haber tenido experiencias en las que la enfermedad y la atención de los demás hayan ido asociadas, por lo que se busca el apoyo social a través de la preocupación por la propia salud.
Señales que indican que eres una persona hipocondriaca
Llegados a este punto, es posible que sospeches que tú o alguien de tu entorno sufre este trastorno. ¿Cómo reconocerlo? A continuación tienes las más comunes y que mejor señalizan la presencia de una patología.
1. Tienes un miedo desmedido al dolor o la muerte
Está asociado a la hipocondría sentir un miedo exagerado ante la idea de padecer dolor o morir y, en algunos casos, también a la debilidad propia o la dependencia de otros. Precisamente, el miedo es el que te hace buscar indicios de aquello que temes para poder ponerle una solución cuanto antes. Entonces, si aparece la más mínima señal, la angustia termina por generar ansiedad y potenciar el dolor/síntoma.
2. Un pequeño síntoma te hace pensar en lo peor
Ese síntoma que has detectado no pasa desapercibido. No consideras la posibilidad de que sea algo neutro o pasajero, vas directo al cáncer u otra enfermedad grave. Para una persona hipocondríaca, el dolor de cabeza podría deberse a un tumor cerebral y el dolor abdominal nunca se trata de gases, sino más bien de un cólico o algo peor.
3. Has pensado que padecías una enfermedad mortal muchas veces en tu vida
Este quebradero de cabeza no es puntual. Si eres una persona hipocondríaca, seguramente tengas una preocupación crónica por las posibles enfermedades que se desarrollan en tu cuerpo y descartar alguna no conllevará -por desgracia- no alarmarte la próxima vez que notes una molestia.
Desde el punto de vista médico, existe un plazo estipulado de seis meses tras el cual ya se puede diagnosticar la enfermedad.
4. Visitas mucho al médico
Puede que te aterre la idea, pero la única manera que encuentras para descartar estas enfermedades potenciales es acudir al médico y, en caso de mucha ansiedad, a urgencias. De esta manera, terminas visitando al médico más que a tu propia madre.
5. El médico se equivoca y tú no
El médico podrá caerte bien, pero desconfías de su título de medicina si, al salir de su consulta, el maldito dolor reaparece. No importan las pruebas, ni el interrogatorio al que sometes al doctor tras el que asegura (jura y perjura) que no padeces la enfermedad que tanto temías. Pero no: tú tienes razón y él se equivoca.
6. Te haces autoexploraciones a la menor ocasión
Si la medicina no es capaz de corroborar la evidencia de tu afección, tú mismo lo intentarás, a través de minuciosas exploraciones o la búsqueda de tus dolencias en internet. Puedes tomarte la tensión, la temperatura, el pulso; consultar miles de páginas, leer libros… con lo que conseguirás, únicamente, angustiarte más.
En algunos casos, puedes desarrollar rituales o un comportamiento obsesivo-compulsivo destinado a protegerte de posibles infecciones, como lavarte las manos de forma reiterada, evitar compartir vasos o cubiertos con otras personas o limpiar en exceso.
7. Tu familia y amigos ya no te creen cuando les dices que estás enfermo
No logras entenderlo, pero tus familiares y amigos han dejado de creer que realmente tengas las enfermedades que les dices tener. Te sientes incomprendido, ya que no te estás inventado nada.
En particular, te molesta que digan que estás exagerando, o que “tienes cuento” cuando tú verdaderamente sufres los achaques que expones.
8. Puedes creer que tienes cualquier enfermedad menos la hipocondría
La gran contradicción de la persona hipocondríaca es que puede estar convencida de estar desarrollando cualquier tipo de enfermedad, pero siempre negará sufrir la que realmente padece: la hipocondría.
Algunas claves para superar la hipocondría
Si has coincidido con la mayoría de estas afirmaciones y tu vida se ve afectada a nivel emocional, social y/o profesional por este tipo de preocupación, es posible que seas una persona hipocondríaca. Si es así, te interesará saber cuáles son los tratamientos que normalmente se aplican en las personas con este trastorno psicológico para que dejen de angustiarse y pierdan el miedo a la enfermedad:
- Prohibido acudir al médico y también hablar de enfermedades (o de salud).
- Técnica de exposición: aceptar las sensaciones físicas y no luchar contra ellas.
- Trabajo de desensibilización ante la enfermedad y la muerte.
- Aumentar la autoestima y vivir el presente.
Adicionalmente, para afrontar el pánico a enfermar en una situación determinada, te aconsejamos:
- Reconoce las sensaciones corporales que experimentas cuando te agobias son solo las reacciones comunes del estrés en su forma más severa. En estos casos no te dejes llevar por pensamientos catastróficos.
- Corta de raíz los pensamientos invasivos sobre lo que está sucediendo. Mientras más importancia le das, más pánico experimentarás. Recuerda que son emociones que puedes controlar.
- Observa tu cuerpo en el “aquí y el ahora” y aparta de tu mente cualquier pensamiento que contenga lo que temas que puede suceder. En su lugar, concéntrate y repite “aquí y ahora mimo no me pasa nada”.
- Dale tiempo al miedo para que se vaya. No luches contra él ni lo fuerces a irse inmediatamente. Solo respira, espera y permite que vaya desapareciendo poco a poco. Recuerda que la idea es aprender a afrontar el miedo sin evitarlo, por lo tanto, cada crisis representa una oportunidad para progresar.
- Verifica que cuando dejas de pensar en hechos atemorizantes, el miedo se va atenuando y desaparece por sí solo.
- Cuando empieces a sentirte un poco mejor, mira a tu alrededor y planeta lo que harás después: es válido llamar a alguien para hablar de ello, dar un paseo, comerte un helado, etc.
- Cuando retomes lo que estaba haciendo, intégrate de forma relajada. Siendo consciente del obstáculo que acaba de atravesar. Felicítate por ello. Después, con calma, identifica y reflexiona sobre lo que más te ha ayudado para que vuelvas a recurrir a ello en la próxima ocasión.
Por último, recuerda que la ansiedad por la enfermedad actúa como una planta que crece a base de hablar de ella, por lo tanto, sé fuerte y ¡no la riegues! Todo aquello que niegas te somete, en cambio, lo que aceptas te transforma.
La importancia de la ayuda profesional
Superar una hipocondría no es tarea fácil. Es posible que necesites acudir a un profesional para retomar tu vida y tu felicidad. De hecho, este trastorno crónico y requerir de un enfoque multidisciplinar en lo que respecta al tratamiento.
Muchas veces, el tratamiento psicológico debe apoyarse en la administración de ansiolíticos y antidepresivos. Por otro lado, es esencial lograr que el paciente y su círculo inmediato sean conscientes del trastorno para que el apoyo social no desaparezca.
Como ves, la hipocondría es un trastorno limitante y que produce grandes niveles de angustia en el individuo. Por eso, si lo necesitas, no dudes en pedir ayuda.
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- Carbache Tirapé, R. D. (2021). Trastorno hipocondriaco, en la vida diaria en un paciente de 29 años (Bachelor's thesis, BABAHOYO: UTB, 2021).
- Quispitira Quispe, G. L. (2021). AFECTACIONES EN LA SALUD POR ANSIEDAD E HIPOCONDRIASIS EN ADULTOS MAYORES DEL CENTRO GERONTOLÓGICO SAN FRANCISCO DE ASÍS–CUSCO 2019.