¿Eres un adulto con déficit de atención?
¿Eres un adulto con déficit de atención? A menudo, se asume que el déficit de atención con o sin hiperactividad no se da en la etapa adulta. Ahora bien, en la actualidad se ha demostrado claramente que esta suposición es inexacta, por no decir falsa. De hecho, los estudios científicos que señalaremos a continuación han demostrado la presencia de este déficit en personas adultas.
Esto tiene un reflejo muy claro en los relatos y comentarios que se escuchan en consulta. En ellos se manifiestan dificultades recurrentes, durante años, en distintas áreas. A su vez, estas dificultades son consecuencia de los efectos negativos de los síntomas crónicos. ¡El déficit de atención con o sin hiperactividad sí existe en los adultos!
Así pues, hoy en día está probado que el déficit de atención, con o sin hiperactividad, no es un trastorno exclusivo de la etapa infantil: en una elevada proporción de personas continúa durante su adultez. Por otro lado, no es menos cierto que el adulto con déficit de atención puede haber desarrollado de manera autónoma ciertas estrategias que compensen con éxito las dificultades que se derivan del trastorno.
Los comportamientos típicos en un adulto con déficit de atención, con o sin hiperactividad, conforman síntomas que tienden a construir y sostener una subjetividad. Un mundo propio, a menudo no exento de sufrimiento, limitaciones y desafíos que inciden en un amplio abanico de áreas vitales.
El déficit de atención con o sin hiperactividad sí existe en los adultos, no es exclusivo de niños y adolescentes.
Adulto con déficit de atención: efectos devastadores
Según una investigación realizada por J.R. Valdizán, A.C. Izaguerri-Gracia, alrededor del 4,4% % de la población adulta podría sufrir trastornos de déficit de atención e impulsividad. De esa proporción solo el 1% habría sido diagnosticado. Además, una buena parte de esa muestra puede presentar hiperactividad.
- Asimismo, otros estudios sugieren un porcentaje aún más alto. Desde el departamento de Psiquiatría de la Universidad de Syracuse, en Nueva York, el TDAH tendría una incidencia de hasta el 5% en la población adulta. Es más, un 67% de los niños diagnosticados con síndrome de déficit de atención con hiperactividad continúa con la sintomatología durante su adultez.
- Esto puede interferir en su desempeño en múltiples áreas, tales como las relaciones personales, el ámbito laboral, la vocación o el curso de sus estudios.
- La existencia del déficit de atención, con o sin hiperactividad, en adultos es irrefutable. Más aún, haber crecido con este síndrome sin saberlo puede tener efectos devastadores. Además, la prevalencia del trastorno en mayor en las mujeres, con predominio de la desatención (es decir, sin presentar hiperactividad).
La falta de hiperactividad en muchas ocasiones disfraza el problema y hace que pase inadvertido como dificultad real. De hecho, solo en los últimos años se ha empezado a detectar y a tratar el déficit de atención sin hiperactividad en mujeres. Por otro lado, los comportamientos sintomáticos de déficit de atención, con o sin hiperactividad, aumentan los riesgos afectivos, intelectuales, físicos, etc. Los déficit crónicos acarrean enormes dolores y conflictos.
Las dificultades para mantener la atención se reflejan en bajos desempeños, conductas impulsivas en la toma de decisiones, escasa autoestima o problemas familiares. A un adulto con déficit de atención le cuesta más organizarse y controlar satisfactoriamente su vida en general, salvo que haya adquirido estrategias que compensen precisamente esta dificultad.
Diagnóstico complejo
En el Journal World Psychiatry podemos ver publicado un estudio del 2008 muy interesante sobre el tema. El doctor Stephen Faraone señala que hace solo 30 años que la psiquiatría ha empezado a percibir el impacto y la gran necesidad de tener en cuenta al adulto con déficit de atención con o sin hiperactividad. Así, los estudios psicométricos nos señalan que las pruebas de las que disponemos en la actualidad tienen una alta consistencia interna y confiabilidad, y que por tanto son útiles a la hora de dar un diagnóstico.
Sin embargo el problema está en que no todo el mundo es consciente de que presenta una condición clínica. Han integrado desde edades tempranas ese comportamiento, ese enfoque, esa impulsividad hasta llegar a pensar que es su propia personalidad.
Sin embargo, ya no hay dudas sobre el hecho de que este trastorno existe, y es detectable en adultos. Además, una vez diagnosticado, su tratamiento es efectivo..
Del niño al adulto con déficit de atención
Antes se creía que el déficit de atención, con o sin hiperactividad, abarcaba a una serie de dificultades propias de la infancia. Se pensaba que con el crecimiento iban cediendo y desapareciendo. Lamentablemente en muchos casos no es así. Una gran proporción de los niños con déficit de atención, con o sin hiperactividad, continuarán con él durante toda su vida.
También se ha comprobado que, cuando son leves, los síntomas del déficit de atención, con o sin hiperactividad, pueden ayudar a conformar un estilo, una manera de ser. En muchos casos, el déficit de atención, con o sin hiperactividad, cambia en algunas de sus formas de manifestación a medida que el adolescente crece y se vuelve adulto, pero los problemas centrales permanecen estables.
Progresivamente, las discapacidades amontonan consecuencias secundarias dolorosas y complejas. Esto va en detrimento del autoconcepto y de las emociones que se derivan de él (autoestima). Y es que la baja autoestima es una consecuencia típica en los adultos que padecen déficit de atención, con o sin hiperactividad.
Un adulto con déficit de atención suele tener baja autoestima
Adulto con déficit de atención: principales síntomas
Desde el departamento de Psicología de la Universidad de Levander, nos señalan en un estudio publicado en el Nordic Journal of Psychiatry, que el adulto con déficit de atención suele presentar un deterioro social bastante serio. Así, es importante aclarar que el déficit de atención, con o sin hiperactividad, se manifiesta mediante diferentes síntomas que han sido agrupados para su clasificación. En este sentido, recordar que alguien puede padecer este trastorno aunque no se identifique con todos ellos.
Según los textos de psicología más utilizados, los primeros síntomas están agrupados en tres grandes conjuntos básicos: atención, impulsividad e hiperactividad.
Síntomas referidos a la atención
- La persona no presta atención suficiente a los detalles. Incurre en errores por descuido en las tareas escolares, en el trabajo o en otras actividades.
- A menudo tiene dificultades para mantener la atención en tareas o en actividades lúdicas.
- A menudo parece no escuchar cuando se le habla directamente.
- Frecuentemente no sigue instrucciones y no finaliza tareas u obligaciones.
- Sueñan despiertos.
- Evitan tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido.
- Se distraen fácilmente por estímulos irrelevantes.
Síntomas referidos a la hiperactividad
- A menudo mueve en exceso manos o pies.
- Frecuentemente “está en marcha” o suele actuar como si tuviera un motor.
- A menudo habla en exceso.
- Tiene dificultades para dedicarse tranquilamente a actividades de ocio.
Síntomas referidos a la impulsividad
- A menudo precipita respuestas antes de haber sido completadas las preguntas.
- Tiene dificultades para guardar su turno.
- A menudo interrumpe o se inmiscuye en las actividades de otros.
Las investigaciones evidencian ciertos déficits, varios ya señalados, y aquí algo más puntualizados: los déficit en la atención no solamente limitan o dificultan la capacidad para mantener una actitud de escucha. Por ejemplo, también ser hábil para activarse, organizar, comenzar y sostener la atención en el trabajo puede resultar un verdadero suplicio.
Además pueden existir problemas para sostener la energía y el esfuerzo. Asimismo, puede existir un humor cambiante y sensibilidad acusada ante la crítica. Los fallos en la memoria también suelen ser frecuentes. Pueden tener dificultades para recuperar conceptos ya aprendidos, para recordar nombres, fechas e información en general.
Tanto aquellos que padecen de impulsividad y déficit en la atención, como quienes además presentan hiperactividad, sufren enormes y amplios impactos vinculados a los síntomas descritos. Alrededor de ellos suele desplegarse un abanico de formas diversas de sufrimiento y de consecuencias secundarias, la mayoría de ellas basadas en la incomprensión.
Existen múltiples evidencias del trastorno de déficit de atención con o sin hiperactividad en líneas familiares. La investigación toma en cuenta los factores genéticos presentes en el déficit de atención con o sin hiperactividad.
Otras “características adultas” del déficit de atención (con o sin hiperactividad)
Otras características de las personas que sufren de déficit de atención, con o sin hiperactividad, son las siguientes:
- Baja resistencia a la fatiga cuando tienen que hacer una tarea durante un periodo largo.
- Problemas con el autocontrol y la regulación del comportamiento.
- Dificultades en la regulación de emociones, de la motivación, del activarse para…
- Baja autoestima.
- Dificultades en las relaciones personales.
- Dificultades con su impulsividad en áreas con riesgos potenciales importantes: gastos, adicciones varias, alimentación, seguridad física, relaciones sexuales, etc.
- Problemas para “resistir tentaciones”.
Como hemos podido observar, mucha de la información ha circulado en los últimos tiempos sobre el déficit de atención, con o sin hiperactividad, ha tenido como foco principal a los niños y adolescentes. Sin embargo, sin desatender todo el trabajo que se puede hacer con los niños que presentan déficit de atención, es hora de ponerlo también sobre los adultos.
¿Y tú, te identificas con estos síntomas? ¿Eres un adulto con déficit de atención con o sin hiperactividad? Si la respuesta es positiva, entonces te recomendamos que visites a un especialista. El déficit de atención, con o sin hiperactividad, puede ser tratado de manera que las dificultades que pueda ocasionarte en tu vida cotidiana sean mucho menores o incuso, y en el mejor de los casos, inexistentes.
Referencias bibliográficas:
Hallowell, Edward M.; Ratey, John J. “TDAH: controlando la hiperactividad”. Ed. Paidós. 2001.
Russell A. Barkley. “ Tomar el control del TDAH en la edad adulta”. Editorial: Octaedro. 2013.