Los 5 arquetipos del trauma infantil

No todos los que han vivido un trauma de infancia lo interiorizan de igual manera. Esto hace que cada sufrimiento y realidad pueda representarse mediante una serie de arquetipos muy concretos. Los analizamos.
Los 5 arquetipos del trauma infantil
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 20 noviembre, 2021

Los arquetipos del trauma infantil definen las diferentes formas en las que los niños manifiestan el impacto de su sufrimiento. Porque no todos lo evidencian de igual modo. No todos llegarán a la vida adulta desarrollando las mismas dinámicas comportamentales y psicológicas. Las heridas que dejan el maltrato, el abandono o el abuso se manifiesta siempre de maneras muy particulares.

Carl Jung ya habló en su día del arquetipo del niño herido. Sin embargo, más adelante, los psicólogos junguianos que se encargaron de mantener vivo su legado y las bases de la psicología analítica trazaron los diversos tipos de traumas y sus simbolismos arquetípicos. Consisten en una serie de patrones e imágenes arcaicas universales que trazarían distintas maneras de manejar las lesiones en el universo psíquico.

De este modo, tal y como explicó el propio Jung, es el arquetipo del niño es el primero que aparece en nuestro inconsciente. Y, en efecto, esa impronta temprana no siempre es todo lo saludable y enriquecedora que debería ser. El proceso de esa “imprimación” psicoemocional se inicia desde que estamos en el vientre materno hasta los 7 años de edad.

Este periodo, como bien podemos deducir, resulta clave en el desarrollo del ser humano. En caso de que surja un trauma, el yo queda del todo fragmentado.

Comprender nuestros arquetipos del trauma infantil nos puede permitir desarrollar mejores estrategias para sanar las heridas del pasado.

Niña triste llorando representando los arquetipos del trauma infantil

¿En qué consisten los arquetipos del trauma infantil?

Donald Kalsched es un psicoanalista junguiano que ha escrito diversos e interesantes libros sobre el trauma infantil. Uno de ellos, es The Inner World of Trauma: Archetypal Defences of the Personal Spirit (1996). En este trabajo explora cómo las experiencias tempranas de abuso o maltrato dañan por completo el desarrollo de la vida psíquica del niño.

Ante ese dolor, lo que hace la mente infantil es intentar defender el yo, pero para ello tiende a crear unas imágenes y defensas ciertamente malévolas y hasta destructivas. Esto explica los arquetipos del trauma infantil, esenciales para poder sanar e iluminar al paciente traumatizado.

Porque, tal y como señalaba el propio Jung, para superar esas vivencias estamos obligados a poner luz a nuestras sombras, miedos y heridas. Comprender los arquetipos que asume cada niño y que arrastra hasta la vida adulta es uno de los primeros pasos para facilitar la liberación y la sanación, según los junguianos

1. El héroe obligado

Dentro de los 5 arquetipos del trauma infantil, el héroe obligado es uno de los más reconocibles. Hace referencia a ese niño que asume el papel del adulto, haciéndose cargo de responsabilidades ajenas a su edad. Esto es frecuente en familias disfuncionales, en esos entornos en los que los progenitores están ausentes o descuidan a los hijos.

Son muchos los pequeños que acaban haciéndose cargo de sus hermanos pequeños e incluso de los propios padres. Son realidades en las que la infancia se pierde, la identidad queda distorsionada y siempre se esfuerzan en ser salvadores para todos excepto para sí mismos.

2. El bufón

El bufón usa la comedia, la ironía y el humor para camuflar sus heridas. En este caso, es usual que sea el hermano pequeño quien integre este arquetipo, evidenciando siempre cierta despreocupación, volatilidad e inmadurez. Sin embargo, bajo esa apariencia lo que hay es un niño herido que busca enmascarar su dolor y soledad.

3. El sanador de heridas ajenas o sustituto

El sustituto o sanador de heridas es otro de los arquetipos del trauma infantil. En un primer momento, nos puede parecer muy similar al héroe obligado, pero en realidad es un poco más complejo. Son niños increíblemente sabios y maduros para su edad, y si hay algo que les define es el carácter responsable y conciliador.

Se pasan buena parte del tiempo “recogiendo los pedazos rotos” de esa familia disfuncional. Se preocupa por el bienestar de sus hermanos y progenitores (sin importar que estos sean unos maltratadores). Ansían que todo vaya bien, siendo a veces la voz de la conciencia para sus padres o los protectores de sus propios hermanos.

Todo ello tiene para sus mentes un gran coste psicológico y emocional.

4. El niño salvaje

El niño salvaje solo ansía recibir amor, atención y validación. Sin embargo, al no contar con ninguno de esos nutrientes reacciona, y lo hace con violencia. Son personalidades impulsivas, desafiantes y se valen de los problemas para llamar la atención.

Su conducta desafiante retroalimenta aún más las dinámicas de castigo y desprecio por parte de los progenitores. Esto hace mucho más grande la marca del trauma, del sufrimiento que se edifica con la tristeza, la soledad y hasta el odio.

“Hasta que hagas consciente lo que llevas en tu inconsciente, este último dirigirá tu vida y tú le llamarás destino”.

-Carl Jung-

Niño triste mirando por la ventana para representar cómo el trauma infantil aparece en los escáneres cerebrales

5. El vagabundo

Entre los arquetipos del trauma infantil el vagabundo es el más común, a la vez que complejo. Define al niño perdido, que deambula por su cotidianidad desconectado de casi todo. No recibe afecto y tampoco lo aguarda. Da por sentada su suerte y entiende que es mejor no esperar nada de nadie para no sufrir más.

Interioriza todas sus emociones y necesidades, evita llamar la atención y si hay algo que desea es ser invisible. Carece de propósitos y esto provoca que vaya creciendo sin ilusión alguna, cayendo en estados depresivos y en el aislamiento social. Es, como vemos, una realidad psicológica de gran dureza.

Para concluir, si bien la imagen de los arquetipos carece de toda evidencia científica, hay algo tan interesante como evidente. Estas imágenes describen realidades que se aprecian en todos aquellos que lidian con un trauma infantil.

Hay niños que desarrollan trastornos externalizantes (como la impulsividad o la conducta desafiante). mientras otros evidencian trastornos internalizantes (timidez, depresión, fobias). De algún modo, este recurso de la psicología junguiana nos es muy interesante para comprender los diferentes impactos de esas heridas tempranas.


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  • Kalsched, Daniel (1997) The Inner World of Trauma: Archetypal Defences of the Personal Spirit. Routledge 
  • Sassenfeld, A.M. (s.f.). El desarrollo humano en la psicología junguiana. Teoría e implicancias clínicas. Universidad de Chile.

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