Autoestima y narcisismo, la fina línea que los separa

Autoestima y narcisismo, la fina línea que los separa
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 06 agosto, 2023

La autoestima es, a día de hoy, algo que nos preocupa mucho. Es un tema recurrente cuando se habla de educación, superación, depresión, etc. Sin embargo, en algunos casos, la autoestima -o el exceso de ella- puede mostrarse -o ser- una forma de narcisismo.

En el año 1890, William James identificó la autoestima como una necesidad humana fundamental, tan esencial para la supervivencia como la ira y el miedo. Sin embargo, a menudo no somos capaces de ver las diferencias entre la autoestima y la vanidad, o no somos capaces de entender cómo nuestras acciones y reacciones pueden servir para reforzar una frente a la otra.

El doctor Sheldon Solomon, profesor de psicología social, conocido para el desarrollo de la Teoría de Gestión del Terror, ve en la autoestima un asunto controvertido, ya que algunos afirman que es de vital importancia para el bienestar psicológico e interpersonal, mientras que otros insisten en que la autoestima no es importante o se asocia con un aumento de la violencia y la insensibilidad social . Sobre esto, el doctor Solomon dice que una alta autoestima es problemático y se asocia con un aumento de la agresión son ya sea voluntaria o involuntariamente, de modo que la autoestima podría equipararse con el narcisismo.

Como vemos la distinción entre la autoestima y el narcisismo es de gran importancia a nivel personal y social. La autoestima se diferencia de narcisismo en que representa una actitud basada en los logros que hemos dominado, valores  que defendemos  y el cuidado que hemos demostrado hacia los demás. El narcisismo, por el contrario, a menudo se basa en un temor al fracaso o debilidad, un enfoque centrado en uno mismo, la intención poco saludable para ser visto como el mejor, una inseguridad profunda y el sentimiento subyacente de la insuficiencia.

Respecto a esto, el psicólogo Robert Firestone dice que la vanidad es una imagen fantaseada del yo que se forma cuando los padres utilizan alabanzas vacías o falsos reconocimientos y las usan como sustitutivos del verdadero amor y el reconocimiento de que los hijos han fallado en algo o son de otra manera a la que “deberían o les gustaría ser”. Con esto, los padres dejan que sus hijos se sientan invisibles y altamente presionados por ser alguien que no son. Por otra parte, los padres que están en sintonía con sus hijos y les responden y valoran de forma real propician que estos se sientan valorados.  Estos niños crecen con un sentido exacto de lo que son y con una autoestima saludable.

Autoestima y narcisismo, la fina línea que los separa

Algunos estudios han demostrado que los niños que reciben elogios por habilidades que no dominan o talentos que no poeen sienten como si no hubieran recibido ninguna alaban en absoluto, y con mucha frecuencia más vacías y menos seguras que antes. Solo los niños elogiados por sus logros reales son capaces de construir la autoestima, según este estudio, que comprobó que los otros niños desarrollan el narcisismo. Así, la acumulación de elogios nos ganados o merecidos puede conducir a un aumento de la inseguridad y la ansiedad, que fomentan el narcisismo más que la confianza en uno mismo.

En este sentido, el narcisismo fomenta la envidia y las rivalidades hostiles donde autoestima apoya la compasión y la cooperación; el narcisismo favorece la dominación donde la autoestima reconoce la igualdad; el narcisismo implica arrogancia donde autoestima refleja la humildad, el narcisismo es ofendido por las críticas donde la autoestima se ve reforzada por la retroalimentación.

El narcisismo hace necesario derribar los demás para estar por encima de ellos. La autoestima conduce a percibir cada ser humano como una persona de valor en un mundo de significado.

En todo esto, la sociedad juega un papel en lo que se refiere al fomento de la autoestima o el narcisismo. Al respecto, el doctor Solomon explica que  “la autoestima es, en última instancia, una construcción cultural, debido a que las normas de valor por el que las personas se juzgan a sí mismas se derivan de la adhesión a las normas sociales”. Estas normas pueden ayudar a que las personas se sientan bien consigo mismas o pueden promover expectativas poco realistas que solo pueden destruir la autoestima. Y es que en la sociedad moderna promueve unos estereotipos del hombre y la mujer de éxito que los niños aprender desde muy pequeños, unos estereotipos que responden a “valores” o “estados” poco realistas para las personas promedio.

Autoestima y narcisismo, la fina línea que los separa

Cuando el doctor Solomon y sus colegas, Jeff Greenberg y Tom Pyszczynski, desarrollaron la teoría de gestión de terror, una de las preguntas que hacían era cuál era la importancia de la autoestima. Su investigación reveló importantes respuestas a esta pregunta, en la línea de lo que William James señaló: “La autoestima es una necesidad humana fundamental, esencial para la supervivencia.” Sus resultados mostraron que la autoestima es un escudo poderoso y potencialmente productivo contra las angustias existenciales inherentes a nuestra condición humana; es la sensación de que cada uno de nosotros somo un miembro valioso de un universo significativo.

En este sentido, el doctor Solomon y sus colegas han planteado que la conciencia existencial y los intentos de evitar la ansiedad de la muerte han contribuido significativamente a muchas de las guerras del mundo y a los conflictos políticos. Por el contrario, el doctor Solomon argumenta que cuando la conciencia de la muerte no se niega, sino que se reconoce, esta que puede ser utilizada para promover la paz y la compasión. La idea de que todos estamos en el mismo barco, aunque sea un barco que se hunde, promueve un sentido de igualdad y fraternidad. De este modo, el reconocimiento de que nuestro ser físico comparte la misma suerte que los demás y que todos tenemos los mismos temores,nos pueden ayudar a ser más comprensivos con las limitaciones de los demás.

Sentirse bien con uno mismo y aceptarse por lo que se es, nos permite movernos a través de la vida con un sentido de propósito, significado y valor. Con el fin de ganar el sentido de uno mismo, debemos percibirnos a nosotros mismos como miembros valiosos de una sociedad que quiere decir algo. La compasión, el auxilio y la empatía son la clave para alcanzar ese valor.

Cuando reconocemos que nuestro tiempo en la tierra es pasajero, aceptamos una realidad dolorosa que le da a cada acción más peso y más valor, y nos da una gran oportunidad para aprovechar el tiempo que tenemos y las personas con las que lo compartimos. Por lo tanto, la construcción de la autoestima es una construcción más allá de nosotros mismos, un sentido de comunidad, de camaradería y de igualdad entre los demás seres humanos.


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