César Borgia: biografía de El Príncipe de Maquiavelo

César Borgia fue el hijo ilegítimo del papa Alejandro VI que inspiraría al Príncipe de Nicolás Maquiavelo. Posteriormente, esta obra daría nombre a un rasgo de personalidad astuta, manipuladora y sin escrúpulos. ¿Qué hay de real en esta idea? ¿Por qué la historia de César Borgia resulta tan fascinante?
César Borgia: biografía de El Príncipe de Maquiavelo
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Sonia Budner

Última actualización: 20 febrero, 2019

César Borgia es una de esas figuras de la historia que puede atrapar o, por el contrario, generar rechazo. Un niño criado para servir al poder de su ambicioso padre, el papa Alejandro VI, igual que su hermana Lucrecia. Su historia es fascinante y, al mismo tiempo, tremendamente cruel. Su vida es un reflejo de una familia envuelta en intrigas.

Una saga hundida hasta los huesos en la corrupción, el asesinato y la usurpación de poder a cualquier precio, así eran el entorno y la educación que influyeron en César Borgia. Y no hay duda de que fue un brillante alumno, puesto que toda esa inversión macabra dio sus frutos. César Borgia ha pasado a la historia como símbolo de inmoralidad, conspiración y crueldad sin límites.

Su padre supo moldear a la perfección a este hijo ilegítimo que inspiraría el personaje del Príncipe de Nicolás Maquiavelo que, a su vez, daría nombre a un rasgo de personalidad astuta, manipuladora y sin escrúpulos.

En este artículo, nos proponemos hacer un pequeño repaso de su vida, rastreando la obra de Maquiavelo para, finalmente, entender cómo y por qué afectan a la psicología este tipo de historias de traiciones, perfidias, crímenes y envenenamientos.

César Borgia, primeros años

Hijo ilegítimo de un cardenal de origen valenciano, Rodrigo Borja, que más tarde se erigiría como el papa Alejandro VI. Un cargo que alcanzó mediante el nepotismo y la corrupción. La niñez de César Borgia fue una constante lección de intrigas, manipulaciones, alianzas y conspiraciones.

Pintura de César Borgia

Algunos de sus biógrafos relatan las artes de su padre para garantizar la fidelidad de sus hijos a la familia. Entre ellas, inculcaba la costumbre de forzar las primeras relaciones sexuales de sus hijos con su hermana Lucrecia. De esta manera, defendía una práctica incestuosa argumentando que la primera relación sexual será la que determine pertenencia y forjará lazos difíciles de romper.

En este entramado, digno de una novela, se desarrolló la adolescencia de César y de su hermana Lucrecia. Y lo cierto es que este hecho creó un extraño vínculo entre ellos que terminaría, de alguna manera, influyendo en su propia destrucción.

Con tan solo diecisiete años fue nombrado obispo de Pamplona y con veinte años ya era arzobispo de Valencia para, poco después, convertirse en Cardenal. Pero César Borgia no iba a quedar relegado al ámbito eclesiástico, estaba hecho para la política y las armas. Terminaría abandonando el puesto cardenalicio tras el asesinato de su hermano mayor, probablemente, cometido por el mismo César Borgia.

Su vida adulta

Con el tiempo y poco después de la muerte de su hermano, reúne un ejercito de mercenarios en el que contaba con el propio Leonardo Da Vinci como uno de sus ingenieros. César avanza con su ejército por los estados italianos, acrecentando su poder y extendiendo el dominio de su padre. El objetivo era unificar Italia bajo el mando de la familia Borgia.

Sus estrategias pasaban por la espada o por el fraude, era tan hábil dando muerte como conquistando amigos y firmando alianzas. Asesinaba a todo aquel que pudiera perjudicarlo, inventaba nuevas leyes en descarado beneficio propio y supo hacerse amar y aborrecer por igual. A menudo, cubría su rostro con una máscara que terminaba de darle ese halo de misterio del que tanto le gustaba rodearse. Se cree que esta práctica, en realidad, la utilizaba para esconder las huellas que diversas enfermedades venéreas habían dejado en su rostro.

A la caída de su padre, muerto por envenenamiento, César Borgia es apresado en Castilnovo por Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, quien lo traslada a España y lo encarcela en La Mota. Pero César Borgia consigue escapar de la prisión y huye a Navarra, lugar que le conduciría a la muerte como consecuencia de unas heridas de combate; sus restos se enterraron en Viana.

Nicolás Maquiavelo y Leonardo Da Vinci

Gran parte de la figura de El Príncipe de Nicolás Maquiavelo está inspirada en la figura de César Borgia. En esta obra, Maquiavelo idealiza a esta figura histórica y la utiliza a modo de ejemplo como el ideal del ejercicio de la política. Un ejercicio que, según Maquiavelo, no tiene porqué responder a la moral, tan solo debe responder a las leyes del poder.

Y parece que César Borgia no fue un modelo exclusivo de Maquiavelo, sino de otros autores. Se dice que Leonardo Da Vinci se inspiró en el atractivo físico de César Borgia para pintar la cara de sus cristos; y que incluso Miguel Angel, celoso de los rostros que pintaba Da Vinci, utilizó las mismas características físicas para recrear a Cristo.

Cuadro de César Borgia del pintor John Collier

El maquiavelismo y la tríada oscura de la personalidad

En psicología, el maquiavelismo es un término que hace referencia a un rasgo de la personalidad. Define a personas que utilizan a los demás como medio para lograr sus propios fines. Y, para ello, no tienen problema en manipular y explotar a los demás a su antojo. De este modo, la personalidad maquiavélica es manipuladora y estratégica, se diferencia de los narcisistas o los psicópatas en que resultan personas más retraídas y son más cognitivos que emocionales.

Sin embargo, como en la mayoría de obras de grandes pensadores, El Príncipe ha sido leída desde diversos puntos de vista y, aunque la versión que hemos argumentado es la más generalizada, no es la única lectura posible.

Diversos investigadores han interpretado la obra de Maquiavelo y han visto en ella rasgos que van más allá de la lectura tradicional. Por ello, resulta una obra compleja a la par que interesante y que se presta a más de una lectura. Por supuesto, la figura de César Borgia idealizada es fácilmente identificable, pero resulta interesante leer con detenimiento la obra y tratar de analizarla con el mayor detenimiento posible.

Narcisismo, psicopatía y maquiavelismo son términos que, a veces, suelen confundirse por tener rasgos bastante similares. Son los tres tipos de personalidad que conforman la triada oscura, un concepto psicológico que abarca un conjunto de rasgos que actúan desde un mismo eje: egocentrismo, falta de empatía y egoísmo. Una buena forma de comprender por qué hablamos de maquiavelismo es, como hemos mencionado, acudir directamente a la obra que le ha dado nombre.

Más allá de El Príncipe, lo cierto es que la figura de César Borgia es realmente fascinante, adentrarse en su historia supone abrir una puerta hacia mundos oscuros y secretos que, lejos de ser ficción, son parte de la historia. Odiado y admirado, no cabe duda de que César Borgia no deja a nadie indiferente.


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