Claves para el autocuidado emocional

El autocuidado emocional nos permite hacer de nuestras emociones, nuestras mejores aliadas en el día a día, y no solo en momentos de crisis. Ahora bien, ¿cuáles son las claves para conseguirlo?
Claves para el autocuidado emocional
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 31 agosto, 2023

La soledad, la ansiedad, el dolor de la pérdida, los problemas de pareja y esas sombras conocidas: el miedo y la incertidumbre pueden causarnos un gran malestar si le damos cabida en nuestra vida. Por ello, es esencial que aprendamos a desarrollar ciertas habilidades psicológicas. En este caso, nos puede venir bien aplicar una serie de claves para el autocuidado emocional.

A veces, no basta con mantener unas rutinas, con hacer ejercicio o realizar alguna actividad con la familia o los amigos. Nos sigue faltando algo. Esto provoca que quedemos suspendidos en una especie de noria emocional.

Hay instantes en que nos sentimos mentalmente fuertes y al poco llaman a la puerta la frustración o incluso las ganas de llorar. Todo esto, entra también dentro de la normalidad en momentos difíciles, siempre y cuando no nos quedemos atrapados en estados negativos de forma permanente.

Estas realidades emocionales deben ser como nubes pasajeras: sentimientos que se observan, se aceptan y se dejan ir para que seguidamente, vuelva esa luz que nos permita ver lo que nos rodea con claridad y con adecuada calma interna.

Por tanto, aprendamos una serie de estrategias para mejorar nuestra solvencia en materia de autocuidado emocional.

Mujer mirando por la ventana

Claves para el autocuidado emocional

Señalaba Daniel Goleman en su ya célebre libro Inteligencia emocional, que las personas, a veces, nos confundimos cuando se habla de la necesidad de controlar las emociones. Las emociones son parte de la vida y como tal “control” nunca será sinónimo de bloqueo o negación en el día a día.

Se trataría más bien, de modulación, de reducir el efecto disruptor que puedan tener ciertas emociones sin dejar de entender su mensaje y su finalidad adaptativa. Un ejemplo, si me siento frustrado y percibo incluso el pinchazo de la rabia por permanecer tanto tiempo en casa, de nada me va servir negar o intentar olvidar ese estado interno.

Se trataría simplemente de canalizar. De buscar una actividad que me permita “liberar” esa emoción. Las claves del autocuidado emocional requieren un compromiso constante con nosotros mismos. Estas serían por tanto las pautas para empezar a aplicarlas.

Verifiquemos nuestro estado anímico a lo largo del día

En momentos difíciles, más que angustia, reina la incerteza. Y cuando esta sensación se hace presente, la mente se llena de dudas: ¿cuánto durará este malestar?, ¿qué pasará dentro de una semana? ¿y si…? y otras por el estilo.

Esas dudas persistentes incrementan el malestar emocional casi sin darnos cuenta. Entramos en un estado de hipervigilancia y todo empieza a complicarse, a parecer más difícil. Es de vital importancia que a lo largo del día seamos conscientes de cuál es nuestro estado anímico y cuáles son las emociones que nos están dominando. Debemos darles nombre.

Ese chequeo nos ayudará a tomar decisiones.

Aceptar y darnos lo que necesitamos

Entre las claves para el autocuidado emocional está, por encima de todo, la aceptación. ¿Qué significa esto? Implica básicamente, no invalidar ningún pensamiento, sensación o emoción. Es normal sentirnos preocupados, experimentar angustia e incluso incomprensión en algún momento.

Cada persona sobrelleva las dificultades de un modo distinto y por ello, es normal que nos sorprenda la positividad de otros o esa visión más relajada e incluso festiva de una misma realidad. Al fin y al cabo, cada cual, afronta las situaciones como puede y sabe. Conviene recordar que a veces el humor no es más que un buen mecanismo de defensa.

Tras monitorizar nuestras emociones e identificarlas, debemos darnos lo que necesitamos. La angustia necesita amarre. Hay que centrarse en el momento presenta a través de una conversación con alguien querido, a través de una actividad que nos genere paz.

La frustración, la inquietud y la ansiedad necesitan canales de expresión. Y la tristeza, el refugio de la calma, el mundo de un libro, el equilibrio de la música…

 

Para procurarnos un buen autocuidado emocional, hay que aceptarnos a nosotros mismos, nuestras realidades internas, pero también a los demás.

¿Quiénes deseamos ser durante la tormenta? Pongamos las emociones a nuestro favor

Otra de las claves para el autocuidado emocional es tener claro quién queremos ser durante la tormenta. Podemos elegir convertirnos en esas personas que se dejan llevar por pensamientos irracionales y por el pánico o personas que hacen compras compulsivas, que quedan cautivas por emociones como la rabia y el enfado complicando la convivencia con los suyos. Esto es lo más fácil, pero no es lo adecuado.

En nosotros hay recursos y potencial para ser personas excepcionales. Para actuar con equilibrio, serenidad y confianza para afrontar con mayor aplomo las tormentas. Medita, racionaliza pensamientos. Identifiquemos los estresores y las situaciones que incrementan nuestra preocupación. Centrémonos en el momento presente, no nos anticipemos.

Concentrémonos en lo que podemos controlar

Tener que hacer frente a algo nuevo genera ansiedad y nos puede sumir sin duda en estados de gran incertidumbre. Por ello, una de las claves para el autocuidado emocional durante los momentos difíciles es centrarnos en aquello que sí podemos controlar.

Para ello, es adecuado que tomemos papel y lápiz y hagamos dos columnas. En una escribiremos aquello que sí podemos controlar sobre esta situación (cuidar de nuestra salud física y emocional, crear estrategias para sentirnos mejor, etc).

En la otra columna escribiremos aquello que queda fuera de nuestro control, como por ejemplo, saber la duración de la tormenta. Al terminar este ejercicio, reflexionaremos sobre él para darnos cuenta que a pesar de todo, controlamos cosas importantes. Cosas que pueden favorecer nuestra calma, nuestra manera de afrontar el momento presente.

Por tanto, no dejemos de atender ese universo esencial y primario, como son nuestras emociones.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.