Claves para prevenir o enfrentar la fatiga laboral
La fatiga laboral es uno de los grandes males de nuestra época. El trabajo ha adquirido un valor excesivo en nuestra cultura. Son muchas las personas en el mundo que organizan toda su vida en torno a este, al punto que no dejan tiempo ni espacio para otras dimensiones existenciales.
Así las cosas, la fatiga laboral está a la vuelta de la esquina para miles de trabajadores en todo el mundo. Lo más complicado es que este problema se va incubando de una forma muy sutil y muchas veces el afectado solo lo nota cuando su situación ya es muy complicada.
“Un cansancio ansioso de alcanzar de un salto, de un salto mortal, la meta ultima, un pobre cansancio ignorante que ya no quería ni siquiera querer”.
-Friedrich Nietzsche-
Así mismo, circulan una gran cantidad de creencias erróneas en torno a la fatiga laboral. Hay quienes consideran que trabajar hasta el cansancio es símbolo de compromiso y responsabilidad. Otros piensan que basta con excederse hoy y compensar mañana, lo cual no es cierto.
Por todo lo anterior, es muy importante estar atentos. Lo mejor es prevenir la fatiga laboral. Que no llegue en un punto en que materialmente estás quemado. Sin embargo, si ya tienes síntomas de la misma, también hay fórmulas para enfrentarla. Toma nota de las siguientes ideas.
La jornada, un factor decisivo en la fatiga laboral
Son muchas las personas que trabajan desde que comienza el día hasta bien entrada la noche. Esto es especialmente habitual para lo autónomos. Sin embargo, también es habitual en asalariados.
No hay ninguna buena razón para que esto ocurra. La jornada laboral debe comenzar y terminar a la misma hora, y nunca exceder las ocho horas. De hecho, lo mejor sería trabajar únicamente seis horas, pero no siempre es posible. En cualquier caso, extender ese lapso solo te va a conducir a la fatiga laboral a mediano plazo.
Organiza tus tareas de manera inteligente
Dos de las actividades que más generan fatiga laboral son las que requieren alta concentración y aquellas que son excesivamente repetitivas. Frente a las primeras, lo adecuado es organizarlas de tal manera que puedas realizarlas a primera hora del día. Es el momento en que estás más fresco y atento.
La fórmula es hacer las tareas complejas en las primeras tres o cuatro horas del día y reservar el resto de la jornada para las actividades más sencillas, es decir, aquellas que no requieran máxima atención. Ahora bien, tanto las tareas de alta concentración, como las repetitivas, y muy especialmente estas últimas, exigen que hagas varias pausas a lo largo de la jornada.
Hacer una pausa no significa dejar la actividad de lado y pensar en ella. Lo adecuado es que cambies de postura y de actividad completamente. Preferiblemente que hagas ejercicios físicos o de relajación y que cambies de escenario.
El sueño y la alimentación
Dentro de las costumbres modernas hay una nefasta: saltarse el desayuno. El daño que se le ocasiona al organismo con esto es enorme. No solo se afectan los procesos metabólicos, sino que además ponemos al cerebro en aprietos. Esta pésima costumbre siempre termina generando graves problemas.
Comer cualquier cosa a la hora del almuerzo, porque estás muy ocupado, tampoco es buena idea. El amor propio está por encima de cualquier deber. Si no comes adecuadamente, entras en un estado de sobreexigencia, que fácilmente te conduce a la fatiga.
Por otro lado, el buen sueño no se puede negociar. Las horas que dejas de dormir jamás las recuperas. No dormir lo suficiente es un acto de auto-agresión que no puedes permitirte. No hay trabajo que compense el valor de un descanso adecuado.
Cuando la fatiga laboral ya está aquí…
Si ya te encuentras en un estado de fatiga laboral, es necesario que hagas un alto. Busca un compromiso contigo mismo para adoptar un nuevo estilo de vida; de lo contrario, el panorama puede ponerse muy serio. Es un hecho que la fatiga puede conducir incluso a la muerte.
En principio, es necesario que adoptes todas las medidas que ya hemos señalado. Pero, adicionalmente, debes consultar con el médico para que evalúe tu estado de salud. En todo caso, lo más importante es que comiences a implementar una rutina en la que tus necesidades y deseos suban en la escala de prioridades.
Sería conveniente que adelantaras alguna práctica de relajación de manera periódica. También que recuperes cuanto antes la calidad de tu sueño y que, ojalá, desarrolles/practiques/dediques tiempo a alguna afición. Por otro lado, si crees que tienes un problema de adicción al trabajo, no dudes en consultar con un psicólogo.
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- Mansilla, F. (2003). El Síndrome de Fatiga Crónica: del modelo de susceptibilidad a la hipótesis de la cadena de estrés en el área laboral. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, (86), 19-30.