¿Cómo nos relacionamos con culturas diferentes a la nuestra? (Inteligencia cultural)

¿Cómo nos relacionamos con culturas diferentes a la nuestra? (Inteligencia cultural)
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 29 julio, 2019

Se suele hablar poco de inteligencia cultural y mucho de la inteligencia emocional. Esta se considera una habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y las de los demás, promoviendo un crecimiento emocional e intelectual. A partir de esta información interpretamos el mundo que nos rodea, lo que determina nuestra forma de pensar y de comportarnos.

Se le suele dar una gran importancia cuando se habla de relaciones entre personas, pero cuando las relaciones se establecen con personas de diferentes culturas es necesario tener en cuenta otra inteligencia, la inteligencia cultural.

La inteligencia cultural

Pero, ¿qué es la inteligencia cultural? No es más que la capacidad para adaptarse cuando se interacciona con personas de diferente cultura. Por ejemplo, cuando viajamos a países con diferentes idiomas pretendemos que ellos adapten su habla para que nos sea comprensible. ¿Hacéis vosotros lo mismo?

manos-interculturalidad

Componentes de la inteligencia cultural

La inteligencia cultural consta de cuatro componentes. Un componente motivacional, un componente cognitivo, otro metacognitivo y, por último, un componente conductual o comportamental.

  • El componente motivacional enfatiza el interés intrínseco en experimentar otras culturas e interactuar con personas diferentes. Ese deseo de conocer y entender cosas diferentes.
  • Por su parte, el componente cognitivo comprende el conocimiento de las normas de otras culturas. ¿Conocéis el sistema económico y jurídico de otras culturas? ¿Sabéis como comportaros con personas de otras culturas según sus normas sociales?
  • El componente metacognitivo que se refiere a la conciencia transcultural. Comprender los aspectos culturales cuando las personas hacen juicios sobre sus pensamientos y los de los demás. En fin, comprender las ideas de los demás desde su propia cultura.
  • Por último, el componente comportamental se refiere a la capacidad de hablar y gesticular correctamente según las normas de otras culturas. ¿Quién no ha tenido problemas al pedir dos cervezas en Inglaterra? Es necesario que nos preguntemos cuánto conocemos de otras culturas, ¿conocéis otros idiomas?, ¿sabéis que rituales practican otras religiones?, ¿qué gesto usan para decir “ok”?. Por otro lado, ¿somos capaces de adaptar nuestro lenguaje cuando hablamos con alguien de otra cultura?, ¿respetamos sus actos?, ¿somos capaces de encontrar similitudes con nuestra cultura?

“Cuando dejo de ser lo que soy, me convierto en lo que podría ser”

-Lao-Tsé-

inteligencia-cultural

Quizás, en esta época caracterizada por la globalización, a la insistencia en desarrollar la inteligencia emocional se le debiera añadir el aprendizaje de la inteligencia cultural, así llegaríamos a comprender mejor las demás culturas y, en último término, a conocernos mejor porque conocer al otro no es más conocernos a nosotros mismos.

“Quien no comprende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación”

-Proverbio árabe-

La inteligencia cultural en Afganistán

¿Qué os parecería que alguien diera una patada a la puerta de vuestra casa? Esto sería una conducta molesta pero quizás no tanto como lo sería para los habitantes de Afganistán, quienes ven este gesto como algo más que un insulto.

Un caso en el que se pusieron de manifiesto las diferencias culturales, y que llevó a que la inteligencia cultural se empezara a tomar en cuenta en el ejército, fue la guerra de Afganistán.

Uno de los gestos que los soldados realizaban constantemente y que estaba muy mal visto por los habitantes de Afganistán fue que metieran a perros en sus casas. En España esto puede molestar desde mucho hasta nada, dependiendo de la persona, pero, seguramente, si en vez de un perro fuera un cerdo al que pasearan por nuestras casas, aparecerían más reticencias.

En un principio, los soldados estadounidenses no fueron conscientes de que los perros no tenían una buena consideración y no eran considerados animales de compañía, por lo que los introducían en las casas de la gente.

“Al perro que tiene dinero se le llama señor perro”

-Proverbio árabe-

Estas dos conductas, tomadas entre otras muchas diferencias que se sucedieron, son ejemplos de cómo una misma conducta no es percibida de la misma forma por diferentes culturas. Afortunadamente, el general David Petraeus, al mando de las tropas por aquel entonces, se dio cuenta de las carencias que tenían los hombres a su mando, en cuanto a inteligencia emocional, y pudieron subsanarlas.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.