¿Cómo sobrevivir a la convivencia en un piso compartido?

La convivencia en un piso compartido no siempre es fácil, ya que con frecuencia nos enfrenta a un buen número de retos. Por eso, hoy os damos algunas pautas para sobrevivir a esta experiencia.
¿Cómo sobrevivir a la convivencia en un piso compartido?
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 17 septiembre, 2019

Muchos jóvenes han empezado ya sus ciclos o carreras en la universidad y, para algunos, esto se traduce en instalarse en su nuevo piso compartido. Un espacio en el que residirán hasta que finalicen el curso el año que viene. Esta vivencia -que puede ser tanto con amigos como con personas desconocidas- supone, en ambos casos, un reto. Por esta razón, si vas a vivir la experiencia de la convivencia en un piso compartido necesitarás, tarde o temprano, saber cómo sobrevivir a los desafíos que se te van a presentar.

Aunque en un piso compartido disfrutarás de tu propio espacio personal (tu habitación), el resto de lugares serán habitualmente compartidos. Pero esto no es todo. También tendrás que repartir la nevera, el uso de la lavadora y el baño, por ejemplo.

Por ello, cuando se convive con otras personas en un piso compartido es conveniente establecer una serie de normas y que la comunicación fluya. Para esto es necesaria la asertividad, sobre la que puedes encontrar más información en el artículo Asertividad: definiciones y dimensiones.

Compañeros de piso viendo la televisión

Claves para la convivencia en un piso compartido

Ya hemos mencionado dos claves para la convivencia en un piso compartido como es la comunicación y la asertividad. Sin embargo, queremos darte algunas ideas más que te van a ser de mucha ayuda. Aquí te dejamos unas cuantas.

  • Dejar claras las normas desde un principio: si se pueden traer amigos al piso, hasta qué hora se puede hacer ruido o la prohibición de entrar en las habitaciones de los demás sin consentimiento (esto es vital para evitar posibles hurtos).
  • Establecer un calendario para las tareas domésticas: es aconsejable tener un calendario a la vista en la que se asignen, semanalmente, las labores domésticas. Estas deben marcarse una vez estén realizadas. Es conveniente que se roten las faenas cada semana.
  • Llegar a un acuerdo sobre el uso de espacios comunes del hogar: no pasar una hora en el baño que se comparte, en la nevera repartir los espacios o utilizar un sistema de etiquetado, ver la televisión como máximo una hora, etc., son algunos de los acuerdos a los que se puede llegar.
  • Cumplir con las obligaciones económicas: saber cuándo hay que liquidar el alquiler y no retrasarse, evitará que el resto de compañeros de piso se vean perjudicados. Aunque puede haber meses más difíciles, es importante ser responsable en este aspecto.

Todas estas claves no son rígidas. Es natural que tus compañeros de piso se conviertan en buenos amigos tuyos y, quizás, el momento de ver la televisión no sea un problema para vosotros ya que veis películas y programas juntos. No obstante, sí es cierto que cuestiones, como la nevera o el baño, conviene dejarlas claras y respetar los acuerdos. Suelen ser los espacios más conflictivos en una convivencia en un piso compartido.

“Convivencia es, ante todo, compartir, participar en la vida ajena y hacer participar al otro en la propia”.

-Enrique Rojas-

Compañeras de piso hablando en el salón

Mantener una buena convivencia

Como bien expone el artículo Hacia una Universidad de convivencia saludable , “la convivencia saludable crea comunidad”, algo fundamental cuando se comparte piso. Los consejos anteriores hacen referencia a una pequeña parte de los desafíos que se te pueden presentar porque hay otro elemento que debes tener en cuenta: no siempre vais a estar bien.

En ocasiones, algún compañero de piso puede tener algún problema y mostrarse más arisco o borde. Quizás no haya tenido un buen día en clase o, tal vez, haya discutido con sus padres. La dificultad radica cuando sus emociones tienen que ver con algo que ha pasado dentro del piso compartido. Por ejemplo, ha notado que le falta un alimento de la nevera o dinero de la habitación. Volviendo a recuperar lo que mencionamos al principio, aquí es necesaria la comunicación.

No obstante, también hay que comprender las necesidades de los demás. Puede que algún compañero no se levante nunca de buen humor y, en cambio, haya otros que estén siempre sonriendo. Esto es algo que sabrás cuando pasen unas semanas de convivencia, por lo que te recomendamos que estés abierto a todas las posibilidades y que respetes, en la medida de lo razonable, cómo son las personas con las que ahora estás viviendo.

Con todo, reiteramos que la comunicación es algo muy importante como elemento de cuidado o deterioro de la convivencia. Es la base de una buena convivencia. ¿Has vivido alguna vez la experiencia de estar en un piso compartido? ¿Cuáles fueron los retos que más te costaron?


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