Competencias culturales, elemento esencial para el éxito laboral

Las competencias culturales nos acercan más a los demás. Son útiles en las relaciones y cada vez son más valoradas en los procesos de selección de personal.
Competencias culturales, elemento esencial para el éxito laboral
María Alejandra Castro Arbeláez

Escrito y verificado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Última actualización: 18 junio, 2020

Actualmente, el mundo laboral es muy competitivo. En el proceso de selección se valora más allá de los títulos y la experiencia. También se tienen en cuenta las competencias. Unas en las que se vienen centrando diversos sectores son las competencias culturales, porque son vistas como un elemento esencial para el éxito laboral.

Hoy te contaremos de qué tratan estas competencias, por qué las empresas cada vez hacen más hincapié en ellas, en qué campos pueden ser necesarias y cómo tienen que ver con la consciencia y la adaptación. ¡Profundiza con nosotros!

Competencias culturales, ¿de qué tratan?

Líder con equipo de trabajo

Antes de centrarnos en las competencias culturales, definamos qué es una competencia. Se trata de todas aquellas habilidades, conocimientos, actitudes, conductas, y destrezas que son definidas por una organización. Deben ir en sintonía con los valores y la gestión de la empresa, además, respetar sus límites y potenciar la productividad.

Ahora bien, ¿qué es una competencia cultual? Se trata de habilidades, conocimientos, actitudes, conductas y destrezas que le facilitan a una persona trabajar en diversos contextos interculturales, de forma eficaz.

Además, según el estudio cualitativo de Saavedra Macías, Bascón Díaz , Arias Sánchez y Español, publicado en la Revista Psicoperspectivas, las competencias culturales son un concepto multidimensional, veamos:

  • Carácter Legal-Administrativo. Tiene que ver con las políticas y la legislación.
  • Organizacional. Está relacionado con los recursos flexibles y permeables a características de distintas comunidades.
  • Individual. Se relaciona con las capacidades del profesional de desarrollarse teniendo en cuenta la diversidad cultural.
  • Cognitiva. Requiere la reflexión crítica sobre el mundo y la posición que ocupa una persona u organización.

Las competencias culturales, también son procesos que no son lineales y que requieren de sensibilidad y empatía. Para que sean eficaces “cada persona, sistema, institución o programa afronta determinados contratiempos y logra metas específicas en cada una de las etapas” (Martínez, Martínez y Calzado, 2006).

Competencias culturales en la actualidad

Hoy en día, el trabajo es más diversificado. Por un lado, porque la globalización ha permitido el movimiento de personas hacia otros países; por otro, ya que las nuevas tecnologías nos facilitan estar conectados con diferentes partes del mundo.

Estas situaciones hacen que cada vez el trabajador deba estar más contextualizado en cuanto a otras culturas. Del mismo modo, las organizaciones e instituciones. Incluso, a nivel legal y político.

Imaginemos una multinacional que tiene empleados de diversos países, ¿cómo debería aproximarse la empresa a sus empleados? Pensemos en un trabajador que ejerce a distancia y jamás haya estado en el país en el que se encuentra la empresa; sin embargo, que deba trabajar en equipo. Estos son tan solo dos, de los miles ejemplos que recogen la importancia de las competencias culturales.

Por otro lado, cada vez más el mundo tiende a ser inclusivo y tolerante a la diversidad. Sin las competencias socioculturales, es imposible que hagamos posible ese mundo. Ahora bien, estas competencias pueden ser requeridas en diversos campos:

  • Organizaciones.
  • Sanidad.
  • Políticas públicas.
  • Pedagogía.
  • Teletrabajo.
  • Ámbito legal.

Según Martínez, Martinez y Calzado (2006) para tener esas competencias es necesario que contemos con el conocimiento de la cultura de los usuarios, el impacto del racismo y la pobreza sobre la conducta, actitudes, discapacidades y valores, impacto de las políticas, recursos, las relaciones de poder y el impacto de las políticas.

Adaptación como herramienta

La adaptación es la esencia para desarrollar las competencias culturales, pues requiere acomodarse, o avenirse a diversas circunstancias o condiciones, según la Real Academia española de la Lengua. Esto quiere decir que el individuo u organización debe contar con la facilidad de entrar en el contexto desde el respeto, ser sensible ante este y comprender las dinámicas para ajustarse.

El proceso de adaptación es una valiosa herramienta de las competencias culturales, para desarrollarlo, debemos tener en cuenta lo siguiente:

  • Comunicarnos de forma precisa, acomodándonos al lenguaje de la cultura en la que estamos o de con quién estamos.
  • Aprender de otras culturas.
  • Valorar la diversidad de significados y discutir sobre las diferencias de forma tolerante y mostrando ejemplos de otras culturas, evitando malentendidos.
  • Destinar recursos a favor de los grupos minoritarios.
  • Investigar asuntos culturales.
  • Reconocer y combatir lo que vaya en contra de otras culturas, por ejemplo, racismo, estereotipos, mitos, etc.

También, fomentar el empoderamiento de otras culturas y ser inclusivo. Esto requiere que la persona en un encuentro cultural tenga en cuenta la variabilidad intergrupal. Además, que integre: el valor por la diversidad, una autoevaluación continua en relación con su interacción con otras culturas, contar con conocimientos culturales, y reflejar pluralismo intercultural, atendiendo las necesidades asociadas.

Equipo de trabajo unido

La consciencia es una de las claves

La conciencia facilita que una persona con competencias culturales refleje el conocimiento derivado en valores, actitudes y conductas. Una persona con estas competencias está en contacto con lo más profundo de su ser, para evitar prejuicios hacia otras culturas y profundizar en su abordaje cultural. Además, es consciente de los valores de su propia cultura, lo que le permite alejarse de creencias que potencien la desigualdad.

En ese sentido, es abierta para no imponer sus valores culturales y más bien ser asertiva a la hora de relacionarse con otras culturas. Esto no implica que renuncie a su identidad, lo que necesita es respetar y ser sensible a otros tipos de vida, creencias, forma de tomar decisiones y resolver problemas. Para ello, puede incluir sus propios valores, pero sin imponerlos, más bien, propiciando la armonía, la empatía, el aprendizaje y la cooperación.

En resumen, las competencias culturales son un proceso que se va construyendo poco a poco y que está íntimamente relacionado con el desarrollo de cada individuo u organización. Requiere de apreciar distintos modos de ver, de desarrollarse, costumbres, prácticas, actitudes y creencias; esto no quiere decir aceptar todo, y sí estar en armonía con el otro y sabernos comunicar de manera asertiva favoreciendo la integración y la inclusión.

Hablarle al otro en su lenguaje, para darle a conocer el nuestro y aprender desde la apertura y el respeto, nos acercan a las competencias culturales.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Macías, F.S., Díaz, M.B., Sánchez, S.A., & Español, A. (2016). La competencia cultural como dimensión de identidad profesional: Un estudio cualitativo en profesionales de la salud y profesores de primaria. 
  • Psicoperpectivas, 15(2)
  • , 32-44. Martínez, M.F., Martínez, J., & Calzado, V. (2006). La competencia cultural como referente de la diversidad humana en la prestación de servicios y al intervención social. 
  • Psychosocial Intervention, 15 (3)
  • , 331-350.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.