¿Conoces el trastorno de identidad disociativo?

La sensación de despersonalización o de «salir de mí mismo» es uno de los síntomas principales.
¿Conoces el trastorno de identidad disociativo?
Francisco Pérez

Escrito y verificado por el psicólogo Francisco Pérez.

Última actualización: 01 marzo, 2024

Los trastornos de tipo disociativo se caracterizan por una interrupción y/o discontinuidad en la integración normal de la conciencia, la memoria, la identidad propia y la subjetiva, la emoción, la percepción, la identidad corporal, el control motor y el comportamiento. Los síntomas disociativos pueden alterar posiblemente todas las áreas de funcionamiento psicológico.

Los trastornos disociativos aparecen con frecuencia como consecuencia de algún hecho traumático. Muchos de los síntomas se ven influidos por la proximidad al trauma.

Generalmente se denomina trauma psíquico o trauma psicológico tanto a un evento que amenaza profundamente el bienestar o la vida de una persona como a la consecuencia de ese evento en el aparato, estructura mental o vida emocional de la misma.

Mujer con trastorno de estrés postraumático

Tipos de trastornos disociativos

Según la última actualización del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), los trastornos disociativos se clasifican de la siguiente manera:

  • Trastorno de identidad disociativo.
  • Amnesia disociativa.
  • Trastorno de despersonalización/desrealización.
  • Otro trastornos disociativo especificado.
  • Trastorno disociativo no especificado.

En esta entrada nos centraremos en el trastorno de identidad disociativo.

El trastorno de identidad disociativo

La característica que define a un trastorno de identidad disociativo (TID) es la presencia de dos o más estados de personalidad distintos o una experiencia de posesión. Es lo que de forma popular se conoce como “personalidad múltiple”.

El trastorno de identidad disociativo se conoce de forma común como trastorno de personalidad múltiple.

Existen multitud de películas que reflejan, acertadamente o no, este trastorno. Es el caso de “Las tres caras de Eva”, “El club de la lucha” o “Yo, yo mismo e Irene”. En todas estas películas es común que el protagonista posea varias personalidades, que van haciendo su aparición de manera alternativa. Es como si en una misma persona conviviera en varias.

“-Charlie es un esquizofrénico.
-No sé. No nos metemos en los asuntos el uno del otro”.

-Diálogo extraído de la película “Yo, yo mismo e Irene-

La manifestación o no de estos estados de personalidad varía en función de la motivación psicológica, el nivel de estrés, la cultura, los conflictos internos y la tolerancia emocional. Puede haber períodos continuos de interrupción de la identidad en el contexto de presiones psicosociales graves y/o prolongados. Son muy evidentes las manifestaciones de identidades alternativas, pero no siempre se dan.

Cuando no se observan directamente los estados de personalidad alternativa, el trastorno puede ser identificado por dos grupos de síntomas:

  • Alteraciones repentinas o discontinuidad sobre el sentido del yo y el sentido de la entidad.
  • Amnesias disociativas recurrentes.

El observador observado y poseído

Los individuos con trastorno de identidad disociativo pueden referir la sensación de que, de repente, se han convertido en observadores despersonalizados de su propio discurso y acciones. También pueden sentirse impotentes para detenerlos (sentido del yo).

También pueden informar sobre la percepción de voces (la voz de un niño, el llanto, la voz de un ser espiritual, etc.) En algunos casos, las voces se experimentan como múltiples, desconcertantes e independientes del pensamiento y sobre ellas el individuo no tiene ningún control.

Las personas con TID a veces pueden escuchar voces que nadie más es capaz de oír.

Las emociones fuertes, los impulsos e incluso el habla pueden surgir de repente, sin un sentido de control o de pertenencia personal (sentido de entidad). Estas emociones son comunicadas como desconcertantes.

Las actitudes, las perspectivas y las preferencias personales (acerca de la comida, las actividades o la forma de vestir, por ejemplo) pueden cambiar de repente y después volver a cambiar de nuevo. Pueden sentir sus cuerpos como diferentes (como un niño pequeño, como una persona musculada, como una mujer anciana, etc.).

Aunque la mayoría de estos síntomas son subjetivos, muchas de estas interrupciones bruscas del habla, del afecto y de la conducta pueden ser observadas por la familia, los amigos o el médico. Las convulsiones son evidentes, especialmente en algunos contextos no occidentales.

La amnesia disociativa: cuando falla algo más que la memoria

La amnesia disociativa es aquella originada por un acontecimiento traumático o estresante, que produce una incapacidad para recordar información personal importante. Las personas tienen lagunas en su memoria, que pueden abarcar desde minutos hasta décadas de su vida.

La amnesia disociativa de las personas con TID se manifiesta de tres formas principales:

  • Como lagunas en la memoria remota de los acontecimientos vitales personales (períodos de la niñez o adolescencia, casarse, dar a luz, etc.).
  • Como lapsos de memoria reciente (de lo que sucedió hoy, usar un ordenador, leer, conducir, etc.).
  • Descubrimiento de una evidencia de sus acciones diarias y de las tareas que no recuerdan haber realizado (búsqueda de objetos inexplicables en sus bolsas de la compra, descubrir lesiones, etc.).

En el año 2018 se conoció a nivel internacional el caso de Naomi Jacobs en Manchester (Reino Unido). Naomi es una chica de 32 años que un buen día, al despertarse, sintió una extraña y desesperante sensación: volvía a tener 15 años.

Tal y como relata la protagonista de la historia: “Primero pensé que estaba soñando; se convirtió en una pesadilla cuando vi mi cara. Encontré un espejo bajo el lavabo y me miré. Me llevó un breve segundo, pero entonces mi boca se abrió en una expresión de horror, mientras agarraba mis mejillas y gritaba: ‘¡No! Ay, Dios mío, Dios mío, Dios mío, Dios mío… Estoy… ¡estoy vieja! Además, no podía recordar la habitación en la que me había despertado”.

La protagonista de esta historia pensaba que tenía 15 años. Todos mis sentidos, todas mis emociones eran las de una chica de esa de edad. Y creía que era 1992. Lo más sorprendente es que también había olvidado que tenía un hijo.

Poco a poco, fue indagando en su pasado a través de la lectura de diarios que había dejado escritos. Descubrió que no había tenido una vida fácil y que también había sufrido un abuso sexual. Según cuenta, a partir de los 15 años su vida comenzó a torcerse. Con esfuerzo y paciencia fue recuperando poco a poco sus recuerdos. Tardaron tres años en diagnosticarla.

Se trata de amnesia psicológica fruto de un estrés severo. De algún modo, es como si nuestra mente quisiera olvidar un amplio periodo de nuestra vida, y lo hace.

Mujer sin rostro representando amnesia disociativa

Fugas disociativas: viajes que no se recuerdan

La fuga disociativa se caracteriza por un viaje repentino lejos del hogar o del trabajo, con incapacidad para recordar el pasado y con confusión acerca de la identidad previa. En TID son frecuentes estas fugas.

Las personas con TID pueden comunicar que, de repente, se han encontrado en la playa, en el trabajo, en un club nocturno, etc. sin acordarse de cómo llegaron allí.

Poseídos por un “espíritu”

Las identidades en forma de posesión en el TID normalmente se manifiestan como conductas en que parece que un “espíritu”, un ser sobrenatural o una persona ajena ha tomado el control. La persona comienza a hablar o actuar de una manera muy diferente.

“Tengo la sensación de no ser yo misma, vivo sin emociones y siento tanta rabia que podría matar, a veces tengo la sensación de ser dos, nosotras, la razón y la emoción”.

-Persona con TID-

Por ejemplo, el comportamiento de un individuo puede semejar que su identidad ha sido sustituida por el “fantasma” de una niña que se suicidó en la misma comunidad años atrás. También una persona puede ser suplantada por un demonio o una divinidad.

Esto genera un deterioro profundo, y éstos pueden exigir que el individuo o un pariente sea castigado por un acto pasado, seguido de períodos más sutiles de alteración en la identidad. Sin embargo, la mayoría de los estados de posesión en el mundo son normales. Por lo general forman parte de la práctica espiritual y no cumplen con los criterios para el TID.

Las identidades que surgen durante la posesión en forma de trastorno de identidad disociativo se presentan de forma recurrente. Además, son no deseadas e involuntarias y causan un malestar o un deterioro clínicamente significativo. Tampoco son una parte usual de una práctica cultural o religiosa ampliamente aceptada.

Características asociadas al trastorno de identidad disociativo

Las personas con TID típicamente presentan depresión, ansiedad, abuso de sustancias, autolesiones y convulsiones no epilépticas. A menudo disimulan o no son plenamente conscientes de las interrupciones en la consciencia, la amnesia u otros síntomas disociativos.

Muchos de estos individuos informan de flashbacks disociativos, durante los que reviven sensorialmente un evento anterior como si estuviera ocurriendo en el presente. También suelen informar de múltiples tipos de maltrato interpersonal en la infancia y edad adulta. La automutilación y el comportamiento suicida son frecuentes.

La automutilación y el comportamiento suicida son frecuentes en el trastorno de identidad disociativo.

Estas personas alcanzan niveles más elevados de capacidad de sufrir hipnosis y disociación. El término disociación describe una amplia variedad de experiencias que pueden ir desde un leve distanciamiento del ambiente circundante hasta distanciamientos más graves de la experiencia física y emocional.

La principal característica de todos los fenómenos disociativos consiste en el distanciamiento de la realidad, en contraste con la pérdida de la realidad, como ocurre en la psicosis.

¿Cómo se desarrolla el trastorno de identidad disociativo?

El inicio del TID se asocia con experiencias abrumadoras, eventos traumáticos y/o el abuso en la niñez. El trastorno completo se puede manifestar por primera vez a cualquier edad.

Pueden aparecer cambios repentinos de identidad durante la adolescencia que pueden ser sólo crisis de los adolescentes o de las primeras etapas de otro trastorno mental. Las personas mayores pueden presentar trastornos del estado de ánimo de la edad avanzada, trastorno obsesivo-compulsivo, paranoia, etc. En edades avanzadas, los recuerdos pueden invadir progresivamente la conciencia del individuo.

El inicio del trastorno de identidad disociativo se asocia con experiencias abrumadoras, eventos traumáticos y/o el abuso en la niñez. El trastorno completo se puede manifestar por primera vez a cualquier edad.

La descompensación psicológica y los cambios en la identidad manifiestos se pueden desencadenar porque:

  • Se suprime la situación traumática.
  • La persona tiene niños que alcanzan la misma edad que ella tenía cuando fue víctima de abuso o en el momento en que fue traumatizada.
  • Existen experiencias traumáticas posteriores, incluso aparentemente intrascendentes, como un accidente de moto.
  • Se produce la muerte o surge una enfermedad mortal en el maltratador o maltratadores.

¿Cuáles son los factores de riesgo para sufrir un trastorno de identidad disociativo?

El abuso físico y sexual interpersonal se asocia con un mayor riesgo de TID. También se han descrito otras formas de experiencias traumáticas, incluyendo procedimientos médicos y quirúrgicos en la infancia, la guerra, la prostitución infantil y el terrorismo.

Aspectos relacionados con la cultura

En los lugares donde la “posesión” es común (zonas rurales del mundo en vías de desarrollo o entre ciertos grupos religiosos, por ejemplo), las identidades fragmentadas pueden tomar la forma de espíritus posesivos, divinidades, demonios, animales o personajes mitológicos.

Sin embargo, recordemos que existen formas de posesión que no se corresponden con el trastorno de identidad disociativo. En el TID la “posesión” debe ser involuntaria, angustiante e incontrolable. Además, se manifiesta en momentos y lugares que violan las normas de la cultura o religión.

Las identidades fragmentadas en el trastorno de identidad disociativo pueden tomar la forma de espíritus posesivos, divinidades, demonios, animales o personajes mitológicos.

¿Existen diferencias entre hombres y mujeres?

Las mujeres con trastorno de identidad disociativo predominan en la práctica clínica de los adultos, pero no en la práctica clínica de los niños.

Los varones adultos con TID pueden negar sus síntomas y los antecedentes de trauma. Las mujeres se presentan con mayor frecuencia con estados disociativos agudos. Los varones suelen mostrar comportamientos más criminales o violentos que las mujeres. Entre los varones, los desencadenantes más comunes de los estados disociativos agudos son las guerras, la cárcel y las agresiones físicas o sexuales.

¿Cuál es el riesgo de suicido en los trastornos de identidad disociativos?

Más del 70 % de los pacientes ambulatorios con trastorno de identidad disociativo ha intentado suicidarse. Son frecuentes los múltiples intentos y las conductas autolesivas.

Consecuencias de padecer un trastorno de identidad disociativo

El deterioro varía en grado, desde uno aparentemente mínimo hasta uno profundo. Las personas con este trastorno minimizan el impacto de sus síntomas disociativos y postraumáticos. Además, los síntomas pueden perjudicar su matrimonio, funciones en la familia y la crianza de los hijos más que su vida profesional y laboral (aunque también pueden verse afectadas).

Con el tratamiento adecuado, muchas personas afectadas muestran una marcada mejoría en el funcionamiento laboral y personal. Sin embargo, algunos continúan con mucho deterioro en la mayoría de las actividades de la vida.

Estas personas sólo pueden responder al tratamiento muy lentamente, con una mejora y una reducción gradual de la tolerancia a los síntomas disociativos y postraumáticos. El tratamiento de apoyo a largo plazo pude aumentar poco a poco la capacidad de estas personas para manejar sus síntomas y disminuir la necesidad de niveles más restrictivos de cuidado.

Mujer con su reflejo

Algunos casos famosos de trastorno de identidad disociativo o personalidad múltiple

Herschel Walker fue jugador profesional de fútbol americano y experto en artes marciales. También es dueño de una empresa de alimentos. A simple vista parece una persona exitosa muy normal, pero en realidad, por dentro está luchando con un trastorno muy difícil de llevar.

Fue diagnosticado con trastorno de identidad disociativo después de retirarse del fútbol americano. De niño siempre le habían hecho bullying por su peso y porque tartamudeaba. Pero Herschel luchó hasta que pudo superar a todo el mundo académica y atléticamente. Herschel creó otra persona dentro de él: una persona que nunca se rendiría; casi como un super humano. Y dejó que lo dominara completamente.

El caso de Louis Vivet

Louis Vivet fue una de las primeras personas en ser diagnosticado con trastorno de identidad disociativo. El 12 de febrero de 1863, su madre prostituta dio a luz a Louis. Lo ignoró casi durante toda su infancia y por ello, cometió su primer crimen con solo 8 años. Vivet fue arrestado muchas veces y vivió en un correccional hasta los 18 años.

Su trastorno se manifestó cuando tenía 17 años y sus personalidades aparecieron cuando empezó a trabajar en una viña. Una víbora se envolvió alrededor de su mano y aunque no le mordió, le causó un trauma. Empezó a sufrir convulsiones y se quedó paralizado de cintura hacia abajo.

Sus síntomas no eran físicos, sino psicosomáticos. Por ello, fue enviado a un psiquiátrico y su trastorno se complicó aún más. Se convirtió en una persona totalmente nueva, con personalidad propia y sin reconocer a nadie cercano.

Entre 1880 y 1881 lo cambiaron varias veces de asilos para tratarlo con diferentes técnicas como la hipnosis y metaloterapia. Más adelante, un doctor pudo diagnosticarlo bien y descubrió que tenía 10 personalidades diferentes; cada uno con sus rasgos y historias. Su historia inspiró Dr. Jekyll y Mr. Hyde, una novela de Robert Louis Stevenson.


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  • American Psychiatry Association. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), 5ª Ed. Madrid: Editorial Médica Panamericana, 2014.
  • GONZALEZ VÁZQUEZ, ANA ISABEL y MOSQUERA BARRAL, DOLORES. Trastorno De Identidad Disociativo o Personalidad Múltiple. Madrid. Editorial Síntesis.

  • KAPLAN, H. I., SADOCK, B. J. Sinopsis de psiquiatría. 8ª edición. Madrid: Panamericana - Williams &Wilkins, 1999.

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