38 consejos para mejorar la relación madre e hija

El vínculo entre una madre y una hija es muy especial, pero no por ello deja de ser complejo. En ocasiones, este se puede tensar. Si quieres saber cómo mejorarlo, sigue leyendo.
38 consejos para mejorar la relación madre e hija
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 01 agosto, 2022

Las relaciones humanas tienen su complejidad y el vínculo que se establece entre madre e hija no es una excepción. A pesar de ser una relación sumamente especial, tiene sus matices y sus diferencias, algunas de las cuales pueden crear una gran distancia entre ellas.

De todos los tipos de relaciones, esta es sin duda la más compleja. Las investigaciones al respecto así lo demuestran, en especial cuando la hija ha entrado en la etapa de la adolescencia.

Los consejos y las actividades que hemos recopilado a continuación te ayudarán a cuidar y mantener el vínculo sin importar la edad o el grado de deterioro en que se encuentra vuestra relación, tanto si eres madre como hija. ¡Comenzamos!

7 consejos para que una madre conecte con su hija

No existen diferencias irreconciliables. La mayoría de las veces la distancia que separa a una madre de su hija se puede acortar con la ayuda de pequeños y prácticos cambios.

Los estudios y las investigaciones afirman que la autoestima y la satisfacción social de una hija se correlacionan positivamente al mantener una buena relación con su madre.

Por supuesto, esta conexión entre ambas no surge de la nada. Detrás de ella hay compromiso y trabajo. Presta atención a los siguientes consejos para mejorar la relación con tu hija.

Hija adulta con su madre

1. Cede un poco de espacio

Si existe algo que debes aprender como madre es ceder espacio cuando tus hijos te lo piden. Aunque una relación madre e hija se construye a través de momentos juntas, la desconexión es tan importante como estos para lograr fortalecerla.

Cuando se da un espacio entre ambas se aprecian más los momentos compartidos. Esto aplica a todas las edades: si es adolescente, deja que pase tiempo en su habitación o salga con sus amigos; si ya es adulta, no la presiones para que te avise por cada cosa que haga.

Además, presionarla para hacer actividades juntas de manera continua también puede crear tensión en ella. Sentirá que invades su espacio, que no la dejas ningún momento para su privacidad y que la impides practicar otras aficiones que le gustan o simplemente estar a solar con ella misma. Recuerda que cultivar momentos en soledad también es importante.

2. Aprende a perdonar

Sí, sabemos que es más fácil escribirlo que practicarlo, pero ninguna lista de consejos para mejorar la relación madre e hija está completa sin este principio. Muchas de las relaciones de este tipo encuentran su punto de quiebre precisamente por no aprender a perdonar.

Aferrarse al resentimiento no lleva a ninguna lado. Con frecuencia, perdonar está relacionado con sanar, y ninguna relación puede mantenerse cuando existe de por medio sentimientos negativos hacia el otro. No se trata de olvidar, sino de comprender. Tampoco se trata de aprobar, sino de reemplazar la crítica y el resentimiento por la construcción.

Si de verdad quieres recobrar ese vínculo entre madre e hija, debes estar dispuesta a dejar atrás el pasado. El hoy es lo que importa, el hoy es el cimiento desde el que se empezará de nuevo a edificar la relación. Si intentas hacerlo sobre las columnas del resentimiento, más temprano que tarde caerá al suelo.

3. Mejora tus habilidades para escuchar

¿De verdad escuchas a tu hija cuando habláis? Y, más importante aún, ¿escuchas aquello que no te dice? Mejorar tus habilidades en estos dos aspectos es clave para fortalecer la relación madre e hija.

Para ello, puedes poner en práctica lo que se conoce como escucha reflexiva. Cuando hables con tu hija, enfócate de manera atenta en lo que ella te dice y elimina cualquier tipo de distracción de tu mente. Y por supuesto, deja a un lado los prejuicios que tienes sobre las cosas que te va comentando.

Su tono de voz y su frecuencia, sus gestos, la velocidad con la que habla y su postura pueden indicarte cómo se siente. Si estos se relacionan con éxtasis, felicidad y alegría, entonces lo que te comenta es importante para ella. Y, por tanto, también para ti.

4. Practica la empatía

La empatía es la capacidad para ponerte en su lugar, desde su perspectiva, desde su visión del mundo. Un aspecto muy importante que te ayudará a comprenderla.

Es muy fácil opinar desde la comodidad de la experiencia, desde el fuerte de una vida ya vivida, pero probablemente tu hija no tenga tu misma experiencia, especialmente si está en la adolescencia. Por lo tanto, no esperes que tenga la misma concepción sobre el mundo y los demás que tú.

Es por esta razón que, y de acuerdo con los especialistas, la relación entre madre e hija cambia cuando la hija se convierte en madre. Es en este punto cuando ella puede experimentar una empatía maternal, y se acerca por tanto más a quien estuvo en la posición en la que ella se encuentra ahora.

5. Tómate el tiempo para pensar las cosas

Trata de reflexionar y no dar respuestas automáticas e impulsivas que por lo general te llevan a decir cosas de una manera inapropiada. Evita que el estado emocional del momento nuble tu razón y pronuncies palabras de las que más tarde te arrepentirás.

Siempre que puedas, reflexiona antes de decir algo, en especial cuando ese algo puede poner en jaque vuestra relación. A su vez, procura eliminar el sarcasmo, la ironía y la hostilidad en tus mensajes. Las primeras dos son barreras en la comunicación, la última una espina que hace daño a la relación.

La próxima vez que estés en una situación comprometida para responder, pon a prueba la regla de los 2o segundos. Tómate este tiempo para pensar detenidamente, calmar tus emociones y elegir con cuidado tus palabras. Pensar antes de hablar es una cualidad para practicar la asertividad.

6. No te cierres a sus enseñanzas

Una hija le puede enseñar a su madre tanto como una madre le puede enseñar a su hija. A veces, por estar en una situación de poder, creemos que nuestra autoridad y sabiduría está por encima de todos. Sin embargo, una relación sana consiste en situarse ambas a un mismo nivel.

Cuando haces esto, abres tus puertas para aprender de ella. No hablamos solo de habilidades o conocimientos prácticos, sino también de aspectos que puedan aportar a tu día a día y a tu forma de ser.

7. Mantén la mente abierta

Finalmente, el último de nuestros consejos para mejorar la relación madre e hija desde la perspectiva de la primera es mantener la mente abierta. Si siempre pones obstáculos y te diriges a ella desde una postura crítica, jamás podrás consolidar el vínculo que tenéis.

Solo abriendo tu mente, podrás lograr una relación sana, fuerte y duradera. Esa en la que los anteriores consejos están presentes.

7 formas de acercarse a una madre

Como hemos enfatizado desde el inicio, nuestros consejos para mejorar la relación entre madre e hija solo tienen valor cuando existe compromiso por parte de ambas. De esta manera, presentamos ahora qué puede hacer una hija para acercarse más a su madre.

1. Recuerda lo importante que eres para ella

Algo que con frecuencia los hijos tienden a olvidar. Recuerda que eres el fruto y el sacrificio de nueve meses de cuidado y atención. Recuerda también que te alimentó, te protegió, te educó y te guió en tus primeros pasos. Aunque muchas veces no lo veas así, todo lo que hace o te dice es por tu bien. 

Es posible que sus decisiones no sean las correctas, como cualquier decisión que nosotros podemos tomar, pero mientras más rápido comprendas esto entenderás mejor algunas de ellas.

2. Nunca te cierres a que ella te enseñe

Después de todo, lo ha hecho gran parte de tu vida, solo que la mitad de este tiempo no lo recuerdas. Incluso cuando creas que aquello que te quiere enseñar apunta en la dirección opuesta a lo que deseas aprender, nunca te cierres a ello por completo.

Siempre puedes rescatar un trozo de valor de cualquier cosa, y en todo caso esto será una excusa para pasar momentos juntas. Así como tú entiendes mejor algunas cosas de la actualidad, ella puede entender otras en las que tiene más experiencia.

3. Comparte con la familia

Una parte del quiebre que se genera en las relaciones entre padres e hijos lo encontramos en los momentos que se comparten en familia. No se comprende del todo la importancia de estos, salvo cuando ya es demasiado tarde para repetirlos.

Compartir tiempo con tu familia no solo es estar presente físicamente, también lo es desde el punto de vista emocional. Tu cuerpo puede estar en un lugar, pero si tu mente viaja a miles de kilómetros de distancia de poco importará tu presencia.

4. Sé agradecida

Una persona se humaniza en la medida en que es agradecida con quienes han hecho posible lo que es. Quien eres ahora no es más que la suma de las decisiones de tus antepasados. En concreto, y para remitirnos a un periodo más corto, a las decisiones de tus abuelos y tus padres.

No importa si es poco o mucho, lo que tienes es gracias a ellos. Puedes expresar este agradecimiento verbalmente, a través de acciones o simplemente comprendiendo este punto tan trascendental. Cuando lo entiendes, encuentras un motivo más para afianzar la relación madre e hija.

Madre e hija reconciliándose

5. Encuentra puntos en común

Si no quieres encontrar puntos en común, ten la seguridad de que no lo harás. Por supuesto que no siempre es fácil dar con ellos, pero si no pones de tu parte jamás los encontrarás. Además, recuerda que siempre pueden descubrir nuevas actividades para disfrutar juntas.

La brecha generacional puede ser un obstáculo a la hora de encontrar actividades, pero después de todo cada generación es incomprendida por la anterior. Y esto nunca ha impedido que una madre y una hija mantengan un vínculo especial.

Más adelante te diremos algunas actividades que podéis hacer para llevar a cabo estos consejos y mejorar la relación madre e hija. Por el momento, asimila que el primer paso es querer encontrar estos vínculos y, lo más importante, quererlos hacer con sinceridad junto a ella.

6. Evita hacer comparaciones

Nos referimos específicamente a comparaciones con otras madres. Más grave todavía: hacer explícita esa comparación verbalmente. Puedes tener como guía una relación ejemplar, pero nunca debes procurar imitarla. Puedes tomar como ejemplo una actitud, pero no esperar que esta se calque durante la relación.

Con esto queremos decir que cada relación madre e hija es única. Las comparaciones nunca son sanas, ya que pueden hacer más daño del que pensamos. Cuanto antes dejes de hacerlo, más fácil será aceptar a tu madre tal y como es.

7. Haz del respeto una prioridad

No se trata de algo que debes practicar de manera ocasional. Toda relación se crea con base en el respeto, sin este no se podrá llegar a ningún lado. Así como una madre debe tener amor incondicional por su hija, las hijas deben tener un sincero respeto por su madres.

10 consejos sanadores para madres e hijas

El perdón no es el único método para sanar. Hay otras estrategias que ambas podéis hacer para mejorar y fortalecer vuestro vínculo. Son las siguientes.

Madres

En todo momento, las madres deben aferrarse a su posición de adultas. La experiencia de vida debe ser la luz que las ilumine al momento de reconciliar la relación con su hija. Se pueden practicas estos consejos para lograrlo.

1. Rompe con el círculo

Esto se refiere a poner fin al círculo de crianza sobre el que te han educado. Incluso si la relación con tu madre fue muy cariñosa, sólida y comunicativa, ya que seguro que has aprendido algunos patrones de ella que puedes modificar.

Además, que tu madre te educase de una manera no implica que esta sea la correcta. Los tiempos cambian y las maneras de relacionarse con un hijo también. Por lo tanto, recoge lo bueno de este circulo, aléjate de lo malo y no temas abrirte a nuevas posibilidades.

2. Establece expectativas realistas

No esperes una conexión perfecta o que el vínculo en cuestión de días mejore de forma repentina. Es muy importante establecer expectativas realistas para no frustrarse o desilusionarse continuamente.

Sanar las emociones, los recuerdos y el pasado necesita tiempo; de manera que debes dártelo a través de pequeños pasos y acciones que fortalecerán el vínculo.

3. Evita el apego y la sobreprotección

En su justa medida, el apego y la sobreprotección forman parte de cualquier relación, pero cuando exceden el límite de lo saludable, la destruyen y la hacen tóxica.

Cada una de vosotras necesita su tiempo, su espacio y su colección de errores para seguir aprendiendo y aprender a ser autónomas e independientes.

4. Entiende la diferencia entre ser madre y mejor amiga

Una madre no puede pretender ser la mejor amiga de su hija. Puede ser su confidente, su apoyo, su consejera y alguien con quien compartir buenos momentos juntas, pero en ningún caso una mejor amiga. En principio, porque ella necesita a una madre, y asumir un papel implica rechazar el otro.

Esto no quita que puedas ser amiga de tu hija, pero siendo consciente de que existen ciertas limitaciones. Hay aspectos que solo puedes aportar a tu hija desde la posición de madre.

5. Reconoce que ya no es una niña

En el caso de que tu hija esté entrando en la adolescencia, saliendo de ella o ya sea una adulta, es importante que reconozcas que ya no es niña. Su entendimiento del mundo, su modo de comprender la vida, sus decisiones, sus hábitos y sus gustos, debes respetarlos.

Cuando reconoces que tu hija ya no es una niña, das un paso gigantesco en relación; pues reconoces su autonomía y su autoridad. Por ello, ponte en su lugar y recuerda qué pensabas, qué querías y cómo te hubiera gustado que te tratasen teniendo su edad.

Hijas

La otra cara de la moneda de los consejos para mejorar la relación madre e hija se refiere a esta última. En este caso, proponemos los siguientes criterios sanadores:

1. Sé empática con tu madre

Sé empática con lo que siente, con sus preocupaciones, sus dudas y sus emociones. Sé empática en comprender que muchos cambios no resultan para ella fáciles de asimilar. Sé empática con sus arrepentimientos, con su disposición a mejorar y su compromiso para trabajar en la relación.

Por supuesto, la empatía debe ser bidireccional. Sin esta es imposible construir una relación, al margen de la disposición que se tenga en el proceso.

2. No reprimas lo que sientes

Reprimir emociones no te ayuda. Ocultar cómo te sientes no hará que desaparezca, solo evita que los demás te conozcan y sepan qué es lo que te afecta.

Cuando hables con tu madre, sincérate con ella y háblale también de tus miedos y preocupaciones. Hacer esto tiene un efecto liberador, de desahogo emocional. Siempre cargarás un peso extra si nunca te decides a soltar esa mochila llena de piedras.

Por ello, expresa cómo te sientes gradualmente y siempre que puedas. La sinceridad es parte de una relación sana.

Chica joven llorando y madre abrazándola

3. No te pongas en una situación de víctima

El victimismo afecta a cualquier tipo de relación. Adoptar una posición defensiva en la que la otra persona es la culpable del todo, genera distancias e incluso algunos conflictos.

Echar a tu madre la culpa de todo no es la solución. Por supuesto que puede confundirse y cometer errores, pero no por ello hay que condenarla. A menudo ella quiere lo mejor para ti.

Si te ocurre algo, trata de ver qué puedes hacer para solucionarlo e incluso pídele ayuda a ella, pero no conviertas vuestra relación en un campo de batalla.

4. Piensa en el presente

Soltar implica dejar atrás el pasado para que no sea un obstáculo en la relación en el presente. No puedes dar un paso al frente si estás atada a los recuerdos, las palabras y las acciones pasadas.

Trata de enfocarte en el hoy, en cómo quieres que sea tu relación con ella y qué vais a hacer para mejorarla. Si ha habido un perdón de verdad y una reconciliación sincera, la relación será diferente.

5. Nunca es tarde para empezar

Nunca es demasiado tarde para empezar a reconstruir la conexión con tu madre. No importa el tiempo que haya pasado desde que ambas sonrieron por última vez o la distancia física y emocional que os separe ahora, lo verdaderamente importante es la voluntad de empezar a trabajar en ello y solucionarlo.

7 actividades para hacer juntas y fortalecer el vínculo

Esta claves para mejorar la relación madre e hija estarían incompletas sin una lista de actividades para fortalecer el vínculo. A continuación te dejamos una propuesta:

1. Planificar un viaje juntas

No tiene que ser a otro país, incluso un pequeño viaje visitando una provincia durante un par de días puede ser igual de gratificante. El punto está en que planifiquen el itinerario juntas y todo lo relacionado con el viaje: la elección del lugar en el que os vais a quedar, las fechas de ida y vuelta o los lugares que podéis visitar.

También podéis elegir un medio de transporte que favorezca la conexión durante el camino. A menudo, el recorrido es más importante que el destino.

2. Practicar algún deporte

No es necesario que sea un deporte que requiera la colaboración en pareja, pero sí uno en el que ambas os podáis divertir. Por ejemplo: ir en bici, salir a correr, hacer natación o senderismo.

El ejercicio físico ayuda a liberar estrés y es una excusa saludable para compartir una o dos horas juntas. Al igual que con la actividad anterior, el sentido es que encontréis espacios para conectar.

3. Recrear una tradición familiar

Así os uniréis más a la esencia de la familia. Este punto depende de lo que forma parte del núcleo familiar. Por ejemplo, preparad un postre o un plato basado en una receta familiar o cread o pintad figuras de barro o cerámica.

También es importante compenetrarse más en las celebraciones familiares. Por ejemplo, planificad y celebrad los cumpleaños de los demás. Así lograréis estrechar los lazos y fortalecer las relaciones en familia.

4. Disfrutar con juegos de mesa

Los juegos de mesa son otra excusa para pasar momentos juntas. No solo os entretendréis y divertiréis, sino que también podréis lograr una buena compenetración entre ambas. Además, os ayudará también a hablar sobre temas interesantes mientras jugáis.

5. Apuntaros a una clase juntas

De cualquier cosa, aunque es preferible que sea sobre una temática que no dominéis y que os apetezca compartir. Clases de guitarra, clases de baile, aprender un idioma nuevo, cursos de maquillaje o cocina.

Lo bueno es que con este tipo de actividades podéis seguir compartiendo opiniones e ideas al llegar a casa y crear incentivos para apoyaros durante el proceso de aprendizaje. Se trata de otra forma de consolidar la relación madre e hija.

6. Hacer voluntariado

Ayudar a los demás y conocer sus historias favorece el cambio de perspectiva del mundo, los demás y la vida en general. Siempre que estéis de acuerdo, elegid un voluntariado que implique trabajar en equipo; de esta forma, os compenetraréis mejor a la hora de ayudar a los demás.

7. Escribir un diario juntas

Escribir sobre deseos y emociones es muy recomendable para sentirse mejor. Normalmente un diario es una experiencia íntima, una que solo compartes contigo misma. ¿Por qué no hacerlo con otra persona para incluirla en este nuevo proceso de cambio?

Para esta actividad debe existir disposición de ambas, además de una apuesta por la sinceridad y la honestidad a la hora de realizarla. Se trata de escribir un diario en el que se dejará un espacio para que la otra persona pueda incluir sus impresiones sobre el momento descrito. Ambas tendréis acceso a lo que ha escrito la otra, así podréis conocer un pedacito de vuestras emociones.

7 preguntas para una conversación significativa

Elegir un tema de conversación no es algo fácil, en especial cuando se pretende fortalecer una relación o reconstruir un vínculo. Por ello, os dejamos algunos temas sobre los que hablar para mejorar vuestra relación.

1. ¿Qué cosas crees que se pueden mejorar en nuestra relación?

No se podrán mejorar cosas que no se estén dispuestas a aceptar. Hablar abiertamente sobre ellas, aun cuando sean solo detalles, es de gran ayuda para mejorar el vínculo.

2. Si pudieras cambiar una cosa de mí, ¿cuál sería?

No somos perfectos, de modo que podemos mejorar ciertos aspectos de nosotros mismos. En este caso, se trata de señalar algo que interfiere de una u otra manera con la relación. Siempre se debe hacer desde el respeto y la empatía.

3. ¿Cuál crees que es nuestro mayor atributo?

Al igual que se deben señalar las cosas a mejorar, también se deben aplaudir los atributos que se tienen y que hacen pensar que la relación tiene futuro.

La comunicación, la amistad, el respeto o la sinceridad son algunos de ellos. Por supuesto, se debe hablar largo y tendido al respecto y evitar responder de forma apresurada.

4. ¿Cuáles son tus expectativas para nuestra relación en relación al futuro?

Conocer las expectativas de tu madre o de tu hija te ayudará a regular las tuyas. Con base en esto, se puede lograr una sintonía que sirva para trabajar en un mismo objetivo. Que no suceda que, por ignorar qué espera la otra persona, se trabaje para avanzar en direcciones opuestas.

5. ¿Crees que hemos avanzado bastante con respecto al pasado?

Esta pregunta tiene mucha tela para cortar, en principio porque busca más allá que un simple . Contrastar dónde se estaba antes y dónde se está ahora es un ejercicio muy importante para saber cuánto se ha avanzado.

Si de verdad habéis puesto vuestro grano de arena en la relación, os sorprenderéis de lo mucho que habéis recorrido desde entonces.

Hija hablando con su madre

6. ¿Qué crees es lo más importante para una relación madre e hija sana?

Estas palabras ponen el dedo sobre la llaga para conocer las opiniones de la otra persona sobre cómo lograr una mejor conexión. No importar si las respuestas son diferentes; incluso es mejor que así lo seas. A través de perspectivas distintas podéis trabajar para fortalecer aún más el vínculo.

7. ¿Qué es lo más importante que debería saber de ti?

Con esta pregunta abandonamos la conversación sobe el “nosotras” y la dirigimos al “yo”. No todo tiene que girar en torno a la relación, también se debe dar espacio para conocer e interesarse por aspectos individuales. Miedos, sueños, esperanzas, ilusiones y proyectos…

Con esta última apreciación finalizamos nuestra serie de consejos para mejorar la relación madre e hija. Esperamos que sea de ayuda en el proceso de crear una unión sana, duradera y basada en el respeto y la cordialidad.


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