"Ni contigo, ni sin ti": el apego inseguro-ambivalente

El apego inseguro-ambivalente está más presente de lo que creemos. No se queda solo en la infancia, sino que repercute gravemente en la vida adulta.
"Ni contigo, ni sin ti": el apego inseguro-ambivalente
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 11 agosto, 2022

El apego se inicia en la infancia, una etapa muy importante y con gran repercusión en la vida adulta. Tanto, que muchos de los problemas que un adulto puede tener en sus relaciones, sean estas de pareja o amistad, tienen su origen en esta etapa. ¿Reconocemos esas relaciones de “ni contigo, ni sin ti”? Si es así, estamos encubriendo un tipo de apego: el apego inseguro-ambivalente.

Este tipo de apego lo descubrimos en relaciones de pareja tóxicas, como la dependencia emocional, en las que están presentes una serie de conductas que afectan a las relaciones y también al bienestar de las personas. Identificarlo y darnos cuenta de dónde proviene nos ayudará a reconducirlo para así disfrutar de relaciones más saludables.

“Ni contigo, ni sin ti mis penas tienen remedio. Contigo porque me matas y sin ti porque me muero”

-Anónimo-

La investigación de Mary Ainsworth

Mary Ainsworth descubrió los tres tipos de apego existentes (seguro, ansioso-evitativo e inseguro-ambivalente) gracias a una investigación en la que participaron un grupo de madres y sus bebés. El estudio tuvo lugar en un entorno desconocido y se realizaron algunos ejercicios sobre situaciones diversas como, por ejemplo, que la madre dejase a su bebé solo en una habitación extraña.

Aisnworth descubrió que los bebés que tenían una relación en la que predominaba un estilo de apego inseguro-ambivalente intentaban aferrarse a su madre y que esta no se alejase de ellos. Si con muchos esfuerzos lo conseguía, se enfadaban mucho, pataleaban, gritaban y lloraban de una manera desconsolada.

madre que consuela a su hija por apego inseguro ambivalente

¿Qué ocurría cuando la madre volvía? Los niños buscaban de nuevo el contacto con ella, pero una parte de ellos arqueaba un poco la espalda como para mantener una determinada distancia. Es decir, estaban decepcionados y, sobre todo, desconfiaban y actuaban con el temor de que su madre volvería a abandonarlos. De hecho, tras la situación experimentada se resistían mucho a ser calmados.

El tipo de apego que esté presente en la infancia también lo estará en la vida adulta, aunque de otra forma y en otras circunstancias.

La investigación arrojó luz sobre esas situaciones en la que una figura de apego, usualmente los padres, puede abandonar a la familia, pero después regresa al hogar. También, sobre los casos en los que el niño crece en un entorno donde los padres se alejan y retoman la relación repetidas veces.

En algunos casos, y si la separación no se hace bien (con ansiedad por parte de los padres), esto provoca una inseguridad y un miedo al abandono que son las causas de los comportamientos que describíamos antes.

El apego inseguro-ambivalente y la pareja

¿Nos suena el deseo de estar continuamente con nuestra pareja? “Ojalá trabajases en casa”, “me encuentro tan feliz cuando estás a mi lado”, “¡qué pena que tengas que irte a esa reunión!”. Estas y otras frases puede que las hayamos entonado sin pararnos a pensar en ellas. Para las personas con un apego inseguro-ambivalente tienen un significado mucho más profundo, real y extremo.

Una persona con apego inseguro-ambivalente en su vida adulta desea que su pareja esté siempre con ella. Pero esto lo lleva hasta tal extremo que, si su pareja queda con sus amigos ella, querrá estar ahí. Se convierten así en la típica pareja que lo hace todo juntos, como si fueran un pack. Pero, ¿qué sucede cuando no queda otra que hacer cosas por separado?

Por ejemplo, imaginemos que la persona que sufre apego inseguro-ambivalente está muy feliz porque es el cumpleaños de su madre y va a celebrarlo. Su pareja la llama para decirle que tiene una reunión importante, que el jefe está insoportable y que tiene que quedarse hasta tarde. No puede hacer nada y así se lo hace entender. Sin embargo, la reacción es inesperada.

La persona con este tipo de apego siente lo mismo que en su infancia. Un terrible abandono, la desconfianza de que su pareja no quiere pasar tiempo con ella y que, quizás, ya no la quiere tanto como antes. Todo esto son suposiciones que, desde nuestro punto de vista, son irracionales. No obstante, para esta persona son muy probables.

Quizás sus lloros, sus quejas, acompañándolas de la sentencia de que “ya no la quiere como antes” consigan que su pareja ponga una excusa para no asistir a la reunión. Sin embargo, aunque lo haga la persona con este apego se mostrará disgustada y enfadada: intentará que el otro se sienta culpable para asegurarse de que no vuelva a pasar. Rechazándolo y castigándolo, pero al mismo tiempo aferrándose a su presencia. Una contradicción presente desde la infancia.

Algunas relaciones disfuncionales son fruto de un apego inseguro construido en la infancia.

La inseguridad en las relaciones, el miedo al abandono y a la soledad, la dependencia emocional, encadenar unas relaciones con otras, el sufrimiento en el momento de amar son algunos ejemplos de las consecuencias que puede tener para una persona el hecho de haber desarrollado un estilo de apego inseguro-ambivalente.

chico solitario mirando la playa al amanecer

A veces, puede creer que se encuentra a personas que no la merecen. Sin embargo, no se da cuenta de que está repitiendo patrones de comportamiento que generan que una y otra vez sus relaciones terminen de la misma forma. Además, cuando esto sucede se confirma la creencia que tanto tiempo lleva arrastrando: la de que todo el mundo quiere abandonarla.

Claves para detectar el apego inseguro-ambivalente

Reconocer el estilo de apego que predomina en nosotros resulta sumamente importante, pues éste determina la forma en cómo nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos. Por ello, un apego inseguro (bien sea ambivalente o evitativo) puede ser fuente de mucho malestar y conflicto.

Dicho esto, a continuación presentamos algunos indicadores propios de las personas con apego inseguro ambivalente.

Baja autoestima

Cuando los padres no satisfacen adecuadamente las necesidades emocionales del niño, es muy probable que el pequeño empiece a desarrollar inseguridades sobre sí mismo y creer que insuficiente.

Por ello, en la vida adulta, la valoración que tienen sobre sí mismos depende de cómo los demás le traten y perciban. De hecho, estas personas pueden llegar a permitir malos tratos, creyendo que no se merecen algo mejor.

Ambivalencia hacia otras personas

En psicología, la ambivalencia emocional refiere a la expresión de emociones o sentimientos contrapuestos. En este caso, los niños ambivalentes desarrollan estrategias que le permitan ser el centro de atención de sus padres (especialmente por miedo al abandono). Sin embargo, una vez que han logrado su cometido, se muestran resentidos y enfadados ante sus cuidadores.

Es por ello que los niños lloran desconsoladamente ante la ausencia de sus padres pero, una vez que ellos vuelven e intentan consolarlos, los pequeños se muestran distantes.

Esta forma de relacionarse suele prevalecer hasta la vida adulta como vimos en el apartado anterior.

Inestabilidad emocional

Las personas con este estilo de apego suelen tener un pobre control de sus emociones y, con frecuencia, culpabilizan a los demás de sus conflictos y estados emocionales displacenteros.

Estas personas nunca aprendieron a manejar la angustia ante las separaciones y, por ende, las emociones displacenteras suelen experimentarse de forma exacerbada.

Manipulación

La manipulación es un recurso que suelen desarrollar las personas con apego inseguro ambivalente, para así evitar que sus seres queridos las abandonen.

En este sentido, harán todo lo posible para que su pareja, amigos o familiares les dediquen el mayor tiempo posible. Incluso, pueden llegar a aislar a la otra persona de los demás, con el fin de que ésta solo les preste atención a ellos.

Relaciones tóxicas

Los indicadores hasta ahora mencionados son el caldo de cultivo perfecto para las relaciones tóxicas. En este caso, las personas con un estilo de apego ambivalente se involucran en relaciones donde priman los celos, la desconfianza, el control sobre el otro, la manipulación, la dependencia, el abandono y los maltratos.

Asimismo, en las relaciones de pareja, el miedo a estar solos los lleva a saltar de una relación a otra.

¿Se puede modificar el estilo de apego?

Afortunadamente, sí. El hecho de que el estilo de apego se desarrolle en la infancia y se traslade a la vida adulta no significa que sea imposible modificarlo o tratarlo.

La psicoterapia es la mejor opción para que la persona adquiera un estilo relacional más seguro. En estos casos, se suele fortalecer el autoestima de la persona, se trabaja el miedo al abandono y se ofrecen herramientas para que la persona alcance su independencia emocional y pueda explorar el mundo con mayor seguridad.

Por tanto, si te has sentido identificado con este estilo de pego, lo ideal es que lo trabajes con la ayuda de un profesional en salud mental.


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  • Garrido L. Apego, emoción y regulación emocional. Implicaciones para la salud. Revista Latinoamericana de Psicología [Internet]. 2006 [consultado el 11 de agosto de 2022]; 38(3): 2006: 493-507. Disponible en: https://www.redalyc.org/pdf/805/80538304.pdf
  • Yárnoz S, Alonso I, Plazaola M; Sainz L. Apego en adultos y percepción de los otros Anales de Psicología. 2001; 17(2): 59-170.

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