Tenía miedo y confusión, pero me sentí viva

Tenía miedo y confusión, pero me sentí viva
Cristina Roda Rivera

Escrito y verificado por la psicóloga Cristina Roda Rivera.

Última actualización: 27 enero, 2016

La gran cantidad de cosas que nos perdemos por el miedo a perder. A veces cuanto miras atrás te das cuenta de que las etapas de tu vida en la que todo estaba controlado son las que menos recuerdas, y aquellas en las que estaba todo “patas arriba” y llenas de confusión, inestabilidad y cambios son las que te desagarran de sentimientos tan solo con recordar una imagen, una canción o una mirada del tiempo que viviste sumergida en ellas.

Parece que en esta vida es cierto que puedes pasar años sin vivir en absoluto y luego tu vida concentrarse en un solo instante. Como si todos tus sueños, anhelos, pasiones y aspiraciones se concentrasen con toda la verdad en un solo segundo.

Son las etapas que sentimos como caóticas las que nos ponen a prueba, las que exprimen lo mejor y peor de nuestra esencia y la que parecen albergar para cada una de nosotras un sinfín de pruebas y enseñanzas que tan solo pueden estructurarse con sentido cuando ya las hemos dejado atrás.

Que confusión tan desgarradora me parecía antes y cuánto la echo de menos ahora

Cuántas veces habré maldecido pasar por adversidades en una determinada época.Y ahora, que parece a veces todo tan inerte es cuando me doy cuenta de que tan solo los recuerdos de esa montaña rusa de emociones vividas en un pasado son las que me traen realidad y esperanza a mi presente.

Esperanza por volver a vivirlas, realidad y convencimiento de que lo que llegará será distinto, y yo también seré distinta. Ni mejor ni peor, pero lo que ya ha pasado por nuestra vida nunca debe intentar plagiarse, sino vivirse en su plenitud y con sus diferencias.

“Somos el resultado de la suma de momentos de nuestra vida.”

-Antes del Atardecer-

Hombre navegando por el río de una ciudad

No es bueno sentir una nostalgia perpetua por algo del pasado, pero es maravilloso tener numerosas épocas de tu vida que te dan nostalgia, porque eso es señal de que has vivido cosas que han valido la pena, y que tu viaje está teniendo sentido.

Pero a la vez, es normal sentir presión o miedo por lo que pueda venir en un futuro… las eternas preguntas de ¿tengo la misma ilusión? ¿seré igual de fuerte en un futuro como lo fui antes? ¿lo que me espera es mejor o será peor? A veces las contestamos en silencio, sin saber muy bien que decirnos a nosotras mismas.

Quiero que siga valiendo la pena, quiero seguir sintiéndome viva

Sin perder de vista todo lo vivido, si queremos que lo nuevo que nos suceda nos cause también emoción e ilusión, indudablemente caemos en la cuenta de que toda nueva etapa surge en un punto muerto, donde las marchas nunca pueden estar preseleccionadas. Las direcciones deben ser nuevas, tienen que suponer un nuevo desafío y éste nunca puede causar pereza, sino intriga.

Si nos empeñamos en revivir la nostalgia que nos inunda, podemos caer en una desilusión sin frenos: lo que antes era nuevo, ya no lo es, y lo que antes me causaba vértigo y me proporcionaba energía; ahora es un paisaje recto y ya caduco. Es por tanto que quien no arriesga no gana, y hay que hacerlo muchas veces por el camino… antes de que el camino ya no sea placentero y nos quedemos atrapados en él.

“En dos palabras puedo resumir cuanto he aprendido de la vida: Sigue adelante.”

-Robert Frost-

Pero no es fácil a veces seguir adelante si el camino no te emociona cómo para comenzarlo. No es fácil cuando todo te parece una vulgar réplica de lo que has vivido antes. No es fácil cuando solo ves comodidad en una opción y un desasosiego sin sentido en otro.

Por tanto, como a veces no es fácil elegir qué camino escoger, he decidido apostar por lo que nunca me ha fallado: seguir el instinto de sumergirme en una intranquilidad con sentido en mi vida. Sólo así, la nostalgia se disipa y vuelve a aparecer mi vida y su plenitud.

No voy a tenerle miedo a nada, porque el mayor miedo es que todo me siga pareciendo igual

Así que voy a aplicar una de las grandes conclusiones que he sacado de todo lo que he vivido: Solo aprendes con aquello a lo que te enfrentas, y si te puede el miedo….te lo acabas perdiendo.

“El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma.”

-Aldous Huxley-

Mujer caminando con una maleta y globos de colores

No se trata de ser un alma perdida, sin metas o sueños que alcanzar. Se trata de perderte a veces para volver a encontrarte con tu alma. No se trata de elegir un camino u otro, si no la forma de hacerlo.Volver a abrir los ojos al ver y los oídos al escuchar porque parece que la melodía vuelve a ser distinta.

Volver a atreverte a apostar teniendo pocas cosas a tu favor… de eso se trata, apostar por la vida a veces es un dar sin saber que vas a recibir. Volverte al camino de la vida es saber tolerar la incertidumbre, caminar con tus miedos y fantasmas del pasado, con tu nostalgia a cuestas y afrontar con la inocencia de un niño todo lo que ves que viene a ti cuando vas hacia delante.

Volverte a sentir viva es sentir miedo y confusión, pero siempre vale la pena. Para eso estamos aquí, para pasar por la vida antes de que ella nos pase por encima sin ni tan siquiera habernos dado cuenta de ello.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.