Cuando nos dicen "sé cómo te sientes"

Al decir a alguien que sufre aquello de "sé cómo te sientes" podemos estar invalidando sus propias emociones. Porque en realidad, ninguno podemos llegar a imaginar por lo que está pasando esa persona, ese amigo, familiar e incluso un niño.
Cuando nos dicen "sé cómo te sientes"
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 30 junio, 2020

Que alguien nos diga “sé cómo te sientes” puede parecer un buen gesto de empatía, en un primer momento. Sin embargo, desde un punto de vista psicológico, no siempre es acertado. En realidad, no podemos llegar a imaginar la realidad emocional por la que está pasando esa persona; por tanto, siempre será mejor saber escuchar y comunicarle que tiene todo nuestro apoyo y cercanía.

Puede parecer una ironía, pero algo que ocurre en muchas ocasiones es que ni siquiera nosotros mismos sabemos cómo nos sentimos. Así, que alguien nos comente casi a modo de coletilla que sabe perfectamente por lo que estamos pasando, no es más lo adecuado. Sin embargo, no todos somos expertos en counselling, ni hábiles en estrategias psicológicas, por tanto, es común que estas situaciones se den a diario.

Las vivimos además con aquellas personas que nos son más cercanas. Asimismo, también es muy común que los padres y las madres recurran a esta frase cuando hablan con sus hijos. Hacerlo, decir aquello de “sé cómo te sientes”, invalida muchas veces que el niño pueda decirnos precisamente qué es por lo que está pasando con sus propias palabras.

Algo que no podemos olvidar es que cada persona, cada ser humano es un universo singular. Uno habitado a veces por sistemas en caos, por planetas a la deriva y pequeños agujeros negros que ninguno de nosotros puede apreciar a simple vista…

“Ten claro quién eres y di lo que sientes, porque aquellos que se molestan no importan y los que importan no se molestarán”.

-Fritz Perls-

Chico pensando en que sé cómo te sientes

Cuando nos dicen “sé cómo te sientes” no siempre lo saben

Las personas, por término medio, tenemos una mala costumbre. Solemos dar las cosas por sentadas en lugar de preguntar. El hecho de que esto sea así se debe a que hacer uso de sentencias, en lugar de sondear el estado emocional del otro, genera menos esfuerzo cognitivo y ahorramos tiempo.

Por ejemplo, cuando un compañero de trabajo nos comenta, por ejemplo, que ha tenido un mal día con su pareja, es muy probable que le digamos eso de “sé cómo te sientes”. Decirlo, puede hacernos creer que con ello generamos empatía y conexión con quien tenemos en frente. Se nos olvida que el entramado emocional de una persona nunca será semejante al nuestro. Ninguna realidad interna es igual a otra.

Es más, en estas situaciones, lejos de ser receptivos a la realidad personal de quien está junto a nosotros, lo que hacemos en realidad es validar las nuestras. Y esto, no ayuda.

Las personas tenemos una inclinación natural para conectar, pero no siempre lo hacemos bien

En un estudio llevado a cabo en la Universidad de Virginia por los doctores Lane Beckes y James A. Coan, se demostró algo interesante. El cerebro humano tiene una serie de patrones neuronales orientados en exclusiva a conectar con los demás. A menudo lo hacemos con tanta intensidad, que podemos sentir el mismo sufrimiento que quien tenemos delante.

Ahora bien, “sentir lo que otro siente” no siempre nos permite comprender con exactitud la realidad personal del otro. Una madre puede sufrir por su hijo y no saber por lo que está pasando. Un amigo puede sufrir por otro y no saber aún qué es lo que le ocurre realmente. De ahí la importancia de saber conectar de forma correcta y ante todo, respetuosa.

Decir “sé cómo te sientes” no sería una estrategia adecuada. No al menos en todos los casos.

Cerebro iluminado por luz azul simbolizando cómo se activa al pensar sé cómo te sientes

¿Cuál es la mejor manera de conectar con quien pasa por un mal momento?

Tanto si es un niño, un adolescente, nuestro mejor amigo, un anciano o un desconocido, debemos evitar, en la medida de lo posible, el manido “sé cómo te sientes”. De hecho, tampoco demos por sentado que aún pasando por una misma situación, dos personas experimentaremos las mismas realidades emocionales.

Un ejemplo. En un estudio llevado a cabo en la Universidad de Ginebra por los doctores Klaus R. Scherer  y Agnes Moors  se hizo un curioso experimento. A una muestra de 3000 adultos se les hizo una misma pregunta: ¿cómo te sentirías si escucharas a dos amigos hablando mal de ti?

Bien, por llamativo que nos parezca se identificaron hasta 14 tipos de emociones. Había quien sentía rabia. Otros vergüenza y decepción. Algunos experimentaban culpabilidad, otros soledad y hasta algunos dijeron sentir indiferencia porque quien habla mal a las espaldas de uno, sencillamente ya no es un amigo.

Sabiendo esto, veamos por tanto qué alternativas podemos utilizar para evitar el “sé cómo te sientes”

Recursos expresivos para sustituir al “sé cómo te sientes”

En primer lugar, lo más importante es saber escuchar a quien tenemos en frente. No olvidemos nunca que determinadas frases y palabras pueden alzar muros.

  • Evitaremos expresiones como: eso no es nada, yo también he pasado por eso, te lo coges todo a la tremenda, siempre te pasa lo mismo, tienes que cambiar el enfoque, etc.
  • En lugar de decir “sé cómo te sientes” sustituyámoslo por “dime cómo te sientes”.
  • Entendamos que no es fácil detallar o expresar aquello que llevamos dentro. Las emociones son complejas, caóticas y aceptarlas, así como traducirlas requiere tiempo. Por tanto, la otra persona lo que necesita por encima de todo, es sentirse seguro y apoyado en todo momento.
Manos simbolizando el sé cómo te sientes

En ocasiones, un “estoy aquí, contigo” sirve más que cualquier otra expresión. Al fin y al cabo, se trata de estar presentes, de crear un clima de cercanía en el que no no dar por sentado nada, donde no sancionar ni emitir juicios ni aún menos situarnos por encima del otro. Pensemos en ello.

 


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  • Klaus R., y Scherer, AM (2019) El proceso de la emoción: evaluación de eventos y diferenciación de componentes. Revisión anual de psicología 70: 1

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