Depresion en pacientes con alteración en la tiroides

Depresion en pacientes con alteración en la tiroides
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 11 febrero, 2018

Aunque son enfermedades separadas, la relación entre una alteración en la tiroides y el riesgo de sufrir depresión es conocida desde hace tiempo. Así, un hecho común es que pacientes con hipotiroidismo experimenten cierto decaimiento, desánimo y apatía hasta el punto de derivar en un estado depresivo a causa de esa alteración hormonal tan común en la población.

Hace unos años, en un interesante artículo de la revista Psychology Today se advertía de un hecho que debe invitarnos a más de una reflexión. El doctor Amir A. Afkhami, profesor de psiquiatría de la Universidad George Washington, señalaba que detrás de muchos problemas mentales podría estar un simple problema en la tiroides.

En ocasiones los médicos pueden pasar por alto que detrás de algunos problemas mentales pueden existir alteraciones en la glándula tiroides.

Llama la atención cómo este órgano de poco más de 20 gramos y con forma de mariposa, impacta tanto en nuestro metabolismo, equilibrio interno y bienestar. Cualquier pequeña alteración deriva en una sintomatología física más o menos evidente. Pero se sabe además, que hay pacientes con trastornos psicóticos vinculados al hipotiroidismo.

Todo ello nos obliga a tener muy presente que a la hora de tratar los problemas psiquiátricos, es necesario descartar previamente posibles alteraciones en la tiroides. De hecho, el doctor Afkhami indica que este tipo de descuidos pueden dar pie a situaciones muy trágicas donde algunas personas pasan por toda una odisea de tratamientos y terapias hasta que finalmente, se advierte el auténtico desencadenante: una alteración en la tiroides.

Alteración en la tiroides

Alteración en la tiroides, un problema muy común

Según un estudio sobre la prevalencia de la enfermedad tiroidea llevada a cabo en el 2010 en Estados Unidos, casi un 10% de la población presentaba una alteración en la tiroides aún no detectada. La incidencia era además más destacable en las mujeres que en los hombres, y de ese porcentaje existía una buena parte que presentaba un trastorno depresivo.

Es decir, por curioso que nos resulte hay pacientes que siguen un tratamiento para la depresión sin experimentar mejoría o cambio alguno debido a que aún no han recibido el diagnóstico adecuado. Cabe señalar que además de los síntomas depresivos también es habitual la presencia de una ansiedad acusada. Así, estas dos características se recogen bajo una etiqueta diagnóstica conocida como hipotiroidismo subclínico.

Curiosamente esta realidad clínica se conoce desde 1825, momento en que se la describió como una “afectación nerviosa” de los trastornos de la tiroides. Este dato también es interesante tenerlo presente, ya que tal y como se explica en el Journal Thyroid Research, casi el 40% de las personas que evidencian una tiroides hipoactiva o hipotiroidismo corren el riesgo de experimentar en algún momento una depresión.

Mujer cansada debido a una alteración en la tiroides

Veamos a continuación los síntomas que suele presentar el hipotiroidismo subclínico.

  • Piel seca.
  • Caída del cabello.
  • Cansancio y sensación de pesadez.
  • Problemas de memoria y de concentración.
  • Diarrea.
  • Aumento de peso.
  • Sensación de frío aún en épocas estivales.
  • Aumento del colesterol malo o LDL.
  • Desánimo.
  • Dificultad para hacer frente a las tareas más simples.
  • Enfados frecuentes y mal humor.
  • Indefensión, pensamientos negativos y fatalistas.
  • Problemas de fertilidad.

El hipotiroidismo subclínico aparece sobre todo en mujeres, siendo más frecuente a medida que llega la menopausia.

¿Cómo se trata el hipotiroidismo subclínico?

Sabemos ya que existe una relación entre una alteración en la tiroides y nuestro estado de ánimo. Tenemos claro que por lo general es en el hipotiroidismo subclínico donde más suele evidenciarse la depresión como síntoma más evidente junto a los anteriormente señalados. Ahora bien, la pregunta que sin duda tendremos en mente es si toda esta realidad, todos estos signos tienen tratamiento.

La respuesta es sí, hay tratamiento y la respuesta suele ser muy positiva. Un estudio llevado cabo en la Universidad de Anhui (China) demuestra que tras seis meses de tratamiento con levotiroxina (la versión sintética de la hormona tiroidea), los pacientes evidencian una clara mejoría:

  • Sus procesos cognitivos mejoran, pueden concentrarse de nuevo en sus tareas, su memoria vuelve a ser la de antes, se sienten motivados para organizarse, establecer metas y objetivos…
  • Por otro lado, hay un aspecto importante que debemos tener cuenta: si una persona sufre hipotiroidismo subclínico y muestra además un trastorno depresivo asociado, no experimentará mejoría alguna con los antidepresivos.
Médico palpando a una paciente con una alteración en la tiroides

Los especialistas advierten de que no solo no son útiles en estos casos, sino que además presentan unos efectos secundarios adversos: insomnio, aumento de peso y un estado emocional más problemático y negativo. Es decir, tal y como señalábamos al inicio, es necesario que todo médico que tenga ante sí a un paciente con depresión, averigüe primero si ese trastorno está asociado o no a un problema hormonal.

En caso de que no se lleve a cabo ese análisis, podemos tener a personas que reciben un tratamiento equivocado, un enfoque clínico que agrava aún más su realidad personal. Podemos concluir diciendo que la levotiroxina funciona, que es efectiva y que al cabo de los meses el avance es notable en todos los aspectos: pérdida de peso corporal, cabello más fuerte, mayor optimismo y sensación de bienestar.

No descuidemos por tanto nuestra salud endocrina. Aunque a veces digamos aquello de que “Las personas somos lo que pensamos y sentimos”, cabe añadir un pequeño matiz: también somos nuestras hormonas, y su correcto equilibrio garantiza nuestro bienestar.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.