Los efectos psicológicos del desempleo

Los efectos psicológicos del desempleo
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 19 mayo, 2019

El trabajo, además de aportarnos un nivel económico o salarial, también podemos considerarlo en la mayoría de las ocasiones como una fuente de bienestar y equilibrio psicológico y/o social. Así, cuando falta se producen una serie de cambios en la vida de la persona que hacen que merezca la pena dedicar un artículo a la psicología que rodea al desempleo.

Cuando una persona busca empleo por primera vez o ha trabajado durante años y repentinamente se encuentra en una situación de desempleo puede llegar a experimentar una serie de trasformaciones emocionales, psicológicas y sociales. Así lo afirma la Asociación Psicológica Americana (APA) “las personas desempleadas corren el doble del riesgo que las personas empleadas de sufrir problemas psicológicos tales como depresión, ansiedad, síntomas psicosomáticos, bajo bienestar psicológico y pobre autoestima”. (Paul & Moser, 2009).

Pero hay que tener en cuenta que la situación de desempleo es una experiencia que trasciende la objetividad de la falta de ocupación, ya que es vivida e interpretada de diferente manera de acuerdo a una serie de circunstancias individuales, incluidos los recursos psicológicos con los que cuente la persona afectada y su entorno.

Según las diferentes investigaciones y la opinión de expertos profesionales, encontramos una serie de fases y factores comunes en relación a los efectos psicológicos que pueden producirse en la situación de desempleo. A continuación veremos trataremos de identificarlos.

Fases ante la pérdida de empleo

Generalmente, la primera reacción ante la llegada del desempleo suele ser la perplejidad, con una mezcla de escepticismo y miedo. Similar a una situación de shock en la que hay presentes sentimientos de desorientación y confusión, acompañados de una sensación de fracaso e incapacidad para hacer planes de futuro.

Hombre desempleado sentado en una escalera

Más tarde, le sigue una fase de recuperación, caracterizada por un optimismo irreal, teniendo la impresión de “estar en vacaciones”, lo que implica que la persona todavía no se considera como un desempleado. Así, la pérdida del empleo es percibida como algo temporal.

Pero si la situación no se revierte, se produce un momento en el que la persona ya no puede seguir viviendo su situación como unas vacaciones y le asalta el miedo a que su estado de desempleo se prolongue en el tiempo. Es aquí cuando comienza a hacer gestiones más incisivas para encontrar trabajo, obteniendo las primeras experiencias serias de rechazo.

Cuando todos los esfuerzos no dan resultado, el individuo se siente pesimista y puede presentar síntomas de ansiedad, con períodos de melancolía e irritabilidad y en muchos casos con la aparición de trastornos psicofisiológicos. En esta fase es crucial el apoyo familiar social y la capacidad de afrontamiento de la persona.

Posteriormente tiene lugar el reconocimiento de la propia identidad de desempleado con todas sus características psicológicas. Llegan ideas fatalistas, mientras se reduce la actividad de búsqueda de empleo, sin tener perspectivas de éxito. Así, el individuo ve el paro como un fracaso personal en lugar de social, lo que le conduce al aislamiento.

Con el paso del tiempo, la experiencia social se ve empobrecida, debido al cambio de la estructura de la vida cotidiana y por la tendencia a apartarse de la vida social, al sentirse avergonzados e inseguros. Situación que se ve agravada a menudo por la indiferencia y el desprecio de los otros que le consideran débil. Así, no es raro que la persona se introduzca en una espiral depresiva, en la que los coletazos de afrontamiento activo cada vez son más débiles y aumente la probabilidad de sucumbir a determinadas tentaciones, como las drogas.

Mujer triste pensando en el desempleo

Características psicológicas del desempleo

Por lo tanto, uno de los primeros impactos del desempleo es el padecimiento del síndrome de invisibilidad, como afirma el profesor de psicopatología de la Universidad de Murcia, José Buendía. La persona que lo padece siente que “no le ven”, encontrándose perdida entre la multitud, considerándose totalmente fuera del sistema económico-social.

Además, la situación de desempleo provoca un sentimiento de tensión en muchos individuos que no encuentran trabajo por primera vez o que habiendo desempeñado alguna actividad profesional, no pueden ejercerla. Esta situación representa para el individuo un cambio en la estructura social a la que estaba habituado, ha perdido su identidad profesional.

El desempleo puede llegar a provocar un sentimiento de incapacidad personal y auto-culpabilización. Aumentan los comentarios críticos hacia uno mismo y los auto-reproches, generándose mayor estrés y una disminución o pérdida de la autoestima.

La persona va aislándose de los demás, desembocando esto en un deterioro de las relaciones familiares y sociales. Pudiendo aumentar en ocasiones la sintomatología depresiva, como los sentimientos de tristeza o la apatía.  Mientras que en otros casos, aparecen sentimientos de irritabilidad, temor, preocupación y/o sintomatología ansiosa. Incluso, se ha relacionado la situación de desempleo con la aparición de trastornos psicofisiológicos.

El desempleo provoca así un malestar psicológico que necesita una atención especializada y dirigida, ya no para la búsqueda de empleo, sino para la reconstrucción de la persona que se ha ido desgastando por el camino. También necesita de la empatía social, de que dejemos de ver a desempleado como culpable de la situación en la que se encuentra, pensando que lo que diferencia a su situación de la nuestra es algo distinto a la suerte, cuando en la mayoría de los casos no es así.


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  • Buendía, J. (1989). Aspectos psicológicos y psicopatológicos del desempleo: depresión y apoyo social. Psiquis,2, 47-53.
  • Buendía, J. (1990). Psicopatología del desempleo. Anales de Psicología, 6 (1), 21-36.

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