El estado de trance: mitos y verdades

El estado de trance suscita muchos interrogantes, ya que involucra un giro de la conciencia que en algunos individuos y culturas se asocia con revelaciones sobrenaturales. Aún no se ha descifrado del todo, pero ya existen datos interesantes al respecto.
El estado de trance: mitos y verdades
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 27 marzo, 2021

El estado de trance ha despertado el interés y la curiosidad desde hace siglos. Mientras que en algunos ámbitos y culturas se le considera una experiencia del orden sagrado, desde otras perspectivas se trata de una realidad que está más cerca de lo patológico que de lo divino.

Hay que anotar que el estado de trance está presente tanto en la práctica de hipnosis, como en diversas modalidades de meditación y también en prácticas rituales o místicas. También, hay que decirlo, es propio de ciertos estados disociativos. Lo que hay en común en todos estos casos es el hecho de que se trata de un estado alterado de conciencia.

Es importante señalar que en el marco de la psiquiatría  no siempre se asocia el estado de trance con lo patológico. Si vivir ese tipo de experiencias es propio de una cultura determinada y responde a códigos aceptados por una comunidad, se aborda como una conducta adaptativa. Desde otros ámbitos, el trance es algo que va más allá.

Una copa acartona el recuerdo, pero, al propio tiempo, convierte la onerosa gravedad de tu cuerpo en una suerte de porosidad flotante… pasado el trance, sobreviene el decaimiento”.

-Miguel Delibes-

Mujer en trance tumbada en el sofá

El estado de trance y el conocimiento

En muchas culturas el estado de trance es visto como una condición indispensable para acceder a ciertas formas de conocimiento. Tal estado se caracteriza por una desconexión del entorno, la cual permite, a su vez, entrar en contacto con información o contenidos que no son accesibles para la conciencia en un estado normal.

Cuando el estado de trance se produce en el marco de la hipnosis, lo que hay es una experiencia que nos permite sumergirnos o adentrarnos en el mundo del inconsciente. Lo que se encuentra allí, fundamentalmente, son reminiscencias o contenidos de memoria que, de forma consciente, no están disponibles. En pocas palabras, recuerdos reprimidos.

En el caso de los chamanes, lo más habitual es que alcancen ese estado de conciencia mediante la ingestión de alguna sustancia o los rituales colectivos. Lo que encuentran tras adentrarse en ese ámbito nebuloso es una serie de símbolos que son interpretados como explicaciones o premoniciones referidas a realidades individuales y colectivas.

Los místicos viven el estado de trance como un medio para comunicarse con la divinidad. Los contenidos a los que acceden son revelaciones de fe o, como en el caso de los chamanes, visiones proféticas sobre el futuro. Tanto en este caso, como en el anterior, el material revelado cobra sentido y es real, en función de las creencias.

Un experimento sobre el estado de trance

La Universidad de Southampton (Reino Unido), la Universidad de Queen (Canadá) y la Universidad de Postdam (Alemania) llevaron a cabo una investigación conjunta sobre el estado de trance. Los resultados fueron publicados en la revista Cerebral Cortex , editada por la Universidad de Oxford.

En este estudio, se analizó el cerebro de 15 chamanes. A todos ellos se les indujo el estado de trance mediante un ritual en el que se usan los tambores para provocar el estado alterado de conciencia. El objetivo de la investigación era identificar los cambios en las redes cerebrales involucradas.

El experimento duró en total 8 minutos. No todos los participantes pudieron entrar en estado de trance, pero los que lo lograron mostraron patrones comunes. Así se descubrió que el trance activaba tres funciones cerebrales en todos los participantes:

  • Centralidad de vector propio. Esto se traduce como una mayor conectividad neuronal.
  • Córtex del cíngulo anterior dorsal. Esta región está implicada en algunas funciones cognitivas tales como la empatía y ciertas emociones.
  • Ínsula del lado izquierdo. Tiene que ver con la experiencia sensorial, el contexto emocional y la información convergente.
Espiral de la mente de una persona

Las conclusiones del estudio

El aumento de la actividad cerebral en los tres aspectos mencionados corrobora que el trance es un estado alterado de la conciencia. Se constató también que esa coactivación implica un trabajo cerebral de gran intensidad. A la vez, se observó que hubo un desacoplamiento de la percepción y una reducción notable de la capacidad auditiva.

Desde el punto de vista fisiológico, todo ello implicaría que durante el estado de trance hay un pensamiento más integrado y comprensivo. Esto le daría sustento a las posibles “revelaciones” que se dan en esos estados, lo cual no quiere decir que sean verdaderas, sino que implican una forma de lucidez más avanzada sobre contenidos que ya están en el cerebro.

Este estudio también señala que el estado de trance provoca hiperactividad en las estructuras del sistema límbico, muy asociado con las emociones básicas. Esto concuerda con la actividad cerebral de personas que desarrollan hiperreligosidad y epilepsia. Con todo, el trance sigue siendo un estado que despierta muchos interrogantes.


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  • Peláez, I. E. A. (2017). Antropología, Psicología y Estados Alterados de Conciencia. Una revisión crítica desde una perspectiva interdisciplinaria. Cultura y Droga, 22(24), 34-58.

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