Emociones primordiales o instintivas, el origen de nuestra consciencia

Antes de las emociones básicas, estuvieron las emociones primordiales o instintivas. Fueron esos estados psicofísicos que impulsaron nuestra humanización y desarrollo cognitivo. Lo analizamos.
Emociones primordiales o instintivas, el origen de nuestra consciencia
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 01 agosto, 2022

Buena parte de lo que somos ahora se lo debemos a nuestras emociones primordiales o instintivas. Nos referimos a dimensiones como el miedo, el ansia que acompaña al hambre o la sed, así como la desesperación asociada al dolor. Dichos estados tan atávicos y básicos pudieron ser el origen y la raíz de esa amplia gama de emociones y sentimientos que experimentamos ahora.

Señalan los neurocientíficos que esas emociones originarias constituyeron a su vez la base de los instintos. Son componentes que promueven la acción, que impulsan la necesidad de satisfacer ese apetito o escapar de esa amenaza. De algún modo, dichos procesos actuaron casi como ese sustrato que nos permitió pasar de lo salvaje a lo humano, de lo esencial a lo complejo.

Este tema es más que interesante. Lo es porque nos permite comprender cómo los sistemas de organización emocional fueron clave para edificar la escultura del cerebro durante la ontogenia. No solo nuestros cuerpos evolucionaron. Los sistemas emocionales también se sofisticaron mucho más en esa evolución y esto fue decisivo para el desarrollo cognitivo.

Porque, a fin de cuentas, el ser humano no es lo que piensa, es lo que siente.

Una de las grandes dudas de los expertos es saber qué originó la consciencia. Para una parte esta surgió después del desarrollo de los procesos cognitivos. Para otros, la consciencia fue el resultado de nuestras emociones.

Mujer con los ojos cerrados con el cerebro iluminado representando las emociones primordiales

¿Qué son las emociones primordiales o instintivas?

La teoría de las emociones primordiales se popularizó en el 2006 a raíz de una interesante publicación titulada: The Primordial Emotions: The Dawning of Consciousness. Su autor es Derek Denton, un importante fisiólogo y profesor de la Universidad de Melbourne (Australia). Su teoría parte de la idea de que las emociones instintivas constituyen la base de nuestra consciencia.

Para comprender esta propuesta debemos visualizar por un momento las primeras etapas de nuestra evolución. En ese momento, nos limitábamos actuar por meros reflejos orientados a promover la homeostasis. Es decir, si el cuerpo experimentaba frío, se buscaba fuentes de calor. Si sentía hambre o sed, se aliviaba esas necesidades, etc.

Esos estados eran meras dimensiones regidas por la excitación y el simple, pero desesperado deseo de actuar. Sin embargo, a medida que el cerebro fue evolucionando, esas emociones, tal y como nos explica el doctor Denton en un estudio, se volvieron más complejas. Y lo hicieron gracias al desarrollo de las áreas límbicas, las paralímbicas y la ínsula cerebral.

A medida que evolucionamos, las emociones dejaron de ser menos instintivas y primordiales. Nuestro objetivo no era solo sobrevivir. También deseábamos socializar, estrechar lazos, trazar metas, ilusionarnos, esperanzarnos, etc. Poco a poco, fuimos dando forma también a nuestra consciencia.

La diferencia entre las emociones primordiales y las emociones básicas

Es muy probable que más de uno esté confundido. ¿Qué diferencia hay entre las emociones primordiales y las emociones básicas? ¿No son lo mismo? Lo cierto es que no y es importante clarificarlas.

Cuando hablamos de esos estados psicofísicos primigenios o instintivos nos referimos a procesos que vienen impulsados por regiones muy antiguas del cerebro inferior, tales como el hipotálamo y el mesencéfalo.

El doctor Derek Denton concluye que las emociones primordiales fueron el hambre, la sed, el dolor y el miedo. Son estados muy básicos, antiguos y esenciales para la supervivencia. Más tarde, empezaron a surgir realidades psicofísicas mucho más complejas.

Poco a poco, se desarrollaron las llamadas emociones básicas partiendo de las primigenias, tales como el amor, la tristeza, la ira e incluso el asco.

Con el desarrollo de la corteza cerebral aparecieron procesos más complejos como la percepción, la imaginación, el juicio… Al mismo tiempo y durante esa evolución neurológica, también nuestras emociones se volvieron más sofisticadas y menos instintivas.

rostro simbolizando el efecto de las emociones primordiales

Consciencia y emociones, una relación muy íntima

En el mundo de la neurociencia hay un misterio no resuelto y es comprender el origen de la consciencia. Nos referimos a esa capacidad del ser humano para reflexionar sobre sí mismo y la realidad que le envuelve. Para buena parte de los científicos esta dimensión fue el resultado de nuestra evolución cognitiva, de nuestra inteligencia.

Sin embargo, hay una parte de expertos que especulan con otra propuesta. Las personas no somos lo que pensamos, somos lo que sentimos, somos nuestras emociones. Como suele decirse muy a menudo, somos seres emocionales que razonan y esto pudo asentar las bases de nuestra consciencia.

Esta es la otra hipótesis que baraja y defiende el doctor Denton y que expone en sus trabajos. Las emociones primordiales pudieron ser la piedra angular del origen evolutivo de la consciencia. De hecho, ha podido verse mediante neuroimagen cómo esas regiones profundas del cerebro basal se activan ante estados primarios como son el hambre, la sed o el miedo.

Según este interesante enfoque, el progresivo desarrollo de nuestro cerebro hizo que las emociones también evolucionaran con él. Cuando los estados emocionales se volvieron más sofisticados también surgió nuestra consciencia y con ella, el comportamiento humano se volvió más hábil, más complejo, dando forma a lo que somos ahora.

Como vemos, este es un tema tan interesante como decisivo en el que seguramente se seguirá profundizando en los próximos años.


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  • Denton, Derek (2006) The Primordial Emotions: The Dawning of Consciousness. Oxford University Press
  • Toronchuk, J. A., & Ellis, G. F. (2013). Affective neuronal selection: the nature of the primordial emotion systems. Frontiers in psychology3, 589. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2012.00589

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