Encontrar la inspiración en el fracaso

Steve Jobs, Picasso y Stephen King son solo algunos ejemplos que demuestran cómo el éxito a menudo está respaldado por fracasos anteriores. En esta lectura, aprenderás a encontrar inspiración en los errores.
Encontrar la inspiración en el fracaso
Maria Fátima Seppi Vinuales

Revisado y aprobado por la psicóloga Maria Fátima Seppi Vinuales.

Escrito por Yamila Papa

Última actualización: 13 septiembre, 2023

Para muchos, equivocarse es un pecado capital. El fracaso es merecedor de una sanción que va de dura a muy dura, dependiendo de lo estricto que sea el evaluador o lo desastrosas que hayan sido las consecuencias. Ahora bien, ¿es acertada esta visión?

Lo cierto es que los errores no son los malos de la película. No son los villanos de la historia, como se nos ha inculcado desde pequeños. Más bien, es lo que hacemos con ellos lo que determina su sentido. Veamos cómo encontrar inspiración en el fracaso y transformarlo en una fuente de aprendizaje y crecimiento.

El fracaso, cambio de perspectivas a lo largo del tiempo

Megan McArdle indica en su libro The upside of down (2015) que desde la antigüedad tenemos una percepción equivocada acerca de los errores, además de una muy baja tolerancia a ellos.

Antes, cuando las comunidades se dedicaban a cazar y recolectar la comida, los fracasos se olvidaban con rapidez porque debían volver a enfocarse en encontrar el sustento para la familia.

Pero con el desarrollo de la agricultura, cada persona pasó a tener una tarea específica que en conjunto hacía que los cultivos sean buenos cada temporada. Por esa razón el que trabajaba menos o de manera deficiente perjudicaba al resto y debía ser castigado. De aquí el origen de la connotación negativa del fracaso.

En los siglos posteriores, este enfoque se extendió a diferentes áreas de la vida, como la laboral y la profesional. La escuela no fue ni es la excepción. Se persigue siempre la perfección, la mejor calificación en los exámenes, el trabajo nunca mejor hecho… cuando en realidad deberían promoverse la tolerancia y una actitud positiva ante la derrota.

Ejemplos de fracaso antes de éxito

Si nos ponemos a analizar las carreras de científicos o artistas exitosos, nos daremos cuenta de que antes han fracasado; y no una, sino varias veces. Desde Stephen King a Steve Jobs, pasando por Axel Rose a Orson Welles… todos tienen en su biografía equivocaciones y desaciertos.

Los grandes artistas como Dylan, Picasso y Newton se arriesgaron al fracaso, y si queremos ser grandes, tenemos que arriesgarnos también. – Steve Jobs –

¡Incluso Thomas Edison, que inventó miles de objetos, en la escuela tenía etiquetas de improductivo! En el creador de la lámpara podemos basarnos para entender por qué los errores del pasado no deberían cambiar ni menguar nuestras ganas de salir adelante y progresar.

En definitiva, estas historias nos recuerdan que el camino hacia el éxito está pavimentado con intentos fallidos y que cada tropiezo es una oportunidad para aprender, mejorar y, quizás, triunfar.



¿Cómo encontrar inspiración en el fracaso?

Cuando algo no sale como queremos tenemos dos opciones: bajar los brazos y no volver a intentarlo o usar el error como puente para seguir adelante y sortear ese obstáculo. 

Si queremos apostar por la segunda alternativa, podemos empezar con las siguientes estrategias:

Cuestionar su connotación negativa

Durante años y años, el error y el fracaso han sido demonizados y categorizados como «malos» cuando en realidad pueden incluso considerarse como nuestros aliados. Todo depende de la actitud que tomemos ante una equivocación.

En lugar de temerles y evitarlos, podríamos entonces aprovecharlos como herramientas poderosas para crecer y mejorar en diversas áreas de nuestras vidas. Al verlos desde esta óptica, ¿seguirían siendo algo negativo?

Ningún mar en calma hizo experto al marinero.

Aceptar las caídas como parte de la vida

Es muy fácil decirlo, no tan fácil hacerlo. No obstante, cambiar nuestra relación con los tropezones es un proceso esencial para cultivar una mentalidad más resiliente y positiva. Si bien lograrlo implica cambiar una perspectiva arraigada, no es una tarea inalcanzable con dedicación y práctica.

Cometer errores es una característica inherente a la condición humana; es una lucha inútil querer impedirlos por completo. Es más, esa es una batalla que está perdida de antemano.



Separar el fracaso de la identidad personal

Para encontrar inspiración en él, necesitamos cierto poder de disociación. Es decir, asumir que el error lo hemos cometido nosotros, pero comprender que esa derrota no define nuestra valía personal. No nos determinan ni nos encapsulan por completo.

Esto nos permite verlo como lo que es, sin que cause un daño excesivo a nuestra autoestima. Nuestros fracasos no nos convierte en personas «fracasadas».

Aprender de los errores

No nos engañemos: el éxito sin el fracaso es tan improbable como que nos toque la lotería. En su esencia, se trata del resultado de un proceso con avances y retrocesos, donde la dinámica y el movimiento es constante.

La cuestión es, ¿continuaremos tropezando con la misma piedra o aprenderemos de ese fallo para no repetirlo? El fracaso, lejos de ser un enemigo, puede ser un maestro valioso si estamos dispuestos a prestar atención a sus lecciones y usarlas a nuestro favor.

Cada vez que nos enfrentamos a una dificultad, se nos rinda la oportunidad de adquirir sabiduría y habilidades que nos harán más fuertes y resistentes.


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