Enseña a tus hijos a aprender de sus errores
“Sólo aquellos que se atreven a tener grandes fracasos
terminan consiguiendo grandes éxitos”
(Robert F. Kennedy)
Tener errores y frustraciones no sabe de edades, de estatus social ni de demografía. No importa cuantos años tengas, a qué te dediques o dónde vivas. Sin embargo, no solemos enseñar a nuestros hijos a que aprendan de sus equivocaciones, que en definitiva, los harán más fuertes en el futuro.
Los fracasos y frustraciones son “pan de cada día” y es fundamental predicar con el ejemplo en casa.
Muchas veces, como padres hacemos lo posible para que los niños no sufran, tengan todo lo que quieren y sean felices… les evitamos las malas noticias, los resguardamos en una burbuja de cristal para que no se lastimen… pero lo que no nos damos cuenta es, que de esta manera no les hacemos un favor, sino todo lo contrario.
Algo similar ocurre si no permitimos que se equivoquen, si hacemos las cosas por ellos, si no les enseñamos que de los errores se aprende y que vale la pena frustrarse y trabajar duro para conseguir lo que queremos. Porque así es la vida.
Mamá y papá no estarán siempre para ayudarles. No estamos hablando de que morirán sino de que cuando empiecen a crecer, tendrán que valerse por si mismos.
Enséñales que una persona feliz no es aquella que no tiene problemas, sino la que ha sabido afrontar los obstáculos y los errores.
Si evitamos que nuestros hijos se equivoquen, un día tendrán que enfrentarse a la realidad que les ha tocado “en suerte” y no sabrán cómo actuar.
Nuestra responsabilidad como padres es también predicar con el ejemplo, como se dice popularmente. Aprende tú también a que de los errores siempre debemos sacar el lado positivo, que no es posible tener siempre buenas noticias, y que es mejor estar preparado para navegar en un mar embravecido, que en una laguna en calma.
Ayudar a los niños a sacar el lado bueno del fracaso
Vayamos ahora a la práctica, ya que a veces en la teoría todo parece muy bonito hasta que lo queremos aplicar en una situación concreta.
Aquí tienes algunas pautas interesantes que te ayudarán a enseñar a tus pequeños a que sean no sólo independientes y autónomos, sino también, conscientes de la capacidad que tienen de levantarse cada vez que se caen (en el sentido real y en el figurado):
–Cambia la manera de ver los fracasos, que no sean algo negativo, sino una prueba más de la vida.
-Deja que hagan las cosas por sus propios medios, no les ayudes todo el tiempo.
–Evita la sobreprotección y la permisividad excesiva, permite que sean un poco vulnerables.
-Enseña que aunque todo sea malo siempre habrá algo bueno, como el sol que sale tras la tormenta.
–No permitas que la rabia sea sinónimo de frustración (o viceversa), no cedas ante sus escenas y rabietas.
–Sé un buen ejemplo para tus hijos, recuerda que ellos son una fiel copia de ti, de tus palabras y de tus actos.
–Ayúdales a que marquen metas razonables; para que al cumplirlas, se sientan satisfechos y orgullosos de su accionar.
–Piensen en familia qué significan los errores y cómo es posible afrontarlos para que nadie se sienta triste o desanimado por equivocarse.
–Fomenta la confianza en sí mismos, deja que cada vez lleguen más alto y que nada los detenga.
-No le des sermones y tampoco les digas palabras que no comprendan, mejor “a los hechos me remito”, permite que experimenten y aprendan la lección por sus propios medios.
-No les grites si se equivocan cuando son cuestiones banales, las reprimendas excesivas disminuyen la autoestima, pero tampoco seas tan permisivo y dejes que hagan lo que quieran.
Aprender de los errores, afrontar los fracasos, superar la frustración, alcanzar las metas y esforzarse para lograr lo que se quiere, son las mejores enseñanzas que un padre puede darle a un hijo. Sin dudas, son los presentes más bonitos que existen y que ni todo el dinero del mundo puede pagar.