Fatiga de privacidad: un daño provocado por las redes sociales

La fatiga de privacidad se ha convertido en un fenómeno prácticamente universal; al menos tanto como la tecnología. ¿Quieres saber en qué consiste, cuál es su origen y qué nos dicen los estudios de sus posibles consecuencias?
Fatiga de privacidad: un daño provocado por las redes sociales
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 01 agosto, 2022

La identidad y la intimidad son conceptos cada vez más difíciles de gestionar. Existe un mundo aparte en internet que, a pesar de apariencia individual, interactúa con la vida real, difuminando los límites entre lo propio y lo colectivo, un hecho que puede producir la llamada fatiga de privacidad.

Las personas que usan habitualmente redes sociales o navegan por internet se enfrentan al dilema de poder estar revelando más información personal de la que deben -o incluso a que se la estén robando sin que lo sepan-. Esta sensación de inseguridad puede llegar a ser una carga.

Un grupo de psicólogos ha profundizado en esta cuestión para darle forma al concepto de la fatiga de privacidad. Si te ha picado la curiosidad, en este artículo tienes todo lo que necesitas saber sobre ello. No te lo pierdas.

Mujer con fatiga de privacidad delante del ordenador

¿Qué es la fatiga de privacidad?

La fatiga de privacidad es una sensación de cansancio relacionada con la creencia de que no existe una manera eficaz de gestionar su información personal en internet. La persona siente que está expuesta a los riesgos derivados de navegar por la red y usar las redes sociales.

Este síndrome se está constituyendo como una nueva alteración psicológica debido a su incidencia, pero aún no está recogida en ningún manual de evaluación y diagnóstico.

Este fenómeno ha sido estudiado por psicólogos del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología de Ulsan, en Corea del Sur. Los investigadores advirtieron que un gran número de usuarios experimentaban síntomas similares a los de la fatiga psicológica derivada de contextos en internet en los que la privacidad no está muy clara.

Esta sensación de falta de intimidad es común a todos los usuarios. No obstante, algunas personas están más preocupadas por no compartir información personal y dedican mucho tiempo a leer las condiciones que la mayoría de los usuarios acepta de manera inmediata.

Síntomas de la fatiga de privacidad

No tener claro si es inofensivo publicar una foto concreta, enfrentarse a una decisión sobre las cookies en cada página en la que se entra, elegir un buen antivirus y antimalware y muchas otras decisiones son constantes en la vida diaria. Esto puede producir lo siguiente:

  • Sensación de cansancio psicológico: normalmente tiene que ver con la falta de habilidades y recursos de la persona para gestionar su información personal en la red.
  • Indefensión aprendida: el usuario, ya saturado de tratar de proteger su privacidad, acaba por bajar la guardia debido a la frustración, desesperanza o desilusión.
  • Incapacidad para trazar con claridad la línea entre lo público y lo privado: aunque la palabra “privado” aparezca con frecuencia en redes sociales, lo cierto es que sigue siendo publicar algo para que otros lo vean. Los conceptos se difuminan y, con ellos, la capacidad para decidir adecuadamente.

Todo esto conduce a un abandono de las precauciones por proteger la privacidad en línea, lo que a su vez puede acarrear problemas como el robo de datos personales.

Actualmente no existe un tratamiento específico para la fatiga de privacidad, pero acudir a un profesional será beneficioso para aquellos que sufren de este malestar. Se establecerán pautas personalizadas de intervención según las necesidades de cada individuo.

Hombre mirando el móvil agotado

La difusa línea entre lo privado y lo público

Por lo general, el público está preocupado por la divulgación de su información personal sin su consentimiento. No obstante, la fatiga de privacidad y la indefensión aprendida hacen que “aceptar términos y condiciones” se haga de forma automática.

A esto se lo conoce como la “paradoja de la privacidad”. En ella, las personas revelan información personal de forma voluntaria a pesar de su preocupación por ello. Este fenómeno tiene todavía partes oscuras, pues sus raíces son mucho más profundas que la simple fatiga.

Uno de los factores que más desdibujan la línea entre lo íntimo y lo público son las redes sociales. En la actualidad, la construcción de la identidad tiene una fuerte relación con lo que se publica en estas aplicaciones. Por eso, mucha gente percibe que es inevitable esta pérdida de privacidad.

La construcción comunitaria de la identidad, la sensación de pertenencia y, por supuesto, la falta de regulación, ponen a los usuarios en un constante dilema acerca de la privacidad. Pero, ¿estamos realmente en control del tráfico de nuestros datos? Resulta difícil de saber desde este lado de la pantalla.


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