Hermanos, esos mejores amigos que no tuvimos que escoger

En la mayoría de los casos, las relaciones entre los hermanos son especiales y muy positivas. En este artículo reflexionamos sobre la importancia de este vínculo y cómo lo podemos aprovechar.
Hermanos, esos mejores amigos que no tuvimos que escoger
Raquel Aldana

Escrito y verificado por la psicóloga Raquel Aldana.

Última actualización: 22 septiembre, 2021

Nuestros hermanos son esos mejores amigos que no tuvimos que escoger. Esas personas que nos han obligado a “renegar” de ellos, que nos han molestado, que nos han ignorado y que nos han sacado de quicio en incontables veces. Esas personas que a pesar de todo siempre y están y por las que siempre estaremos.

Sea como sea, la relación entre hermanos es de las más intensas que viviremos y de las que más altibajos tendrán. Sin embargo, es casi de ley que prevalezca un sentimiento de amor incondicional que forje una relación fraternal duradera que nos brinda la oportunidad de realizar nuestro recorrido vital acompañados.

Si bien no todas las relaciones fraternales son un buen ejemplo de relación positiva, lo normal es que los hermanos permanezcan unidos y que compartir amor, juguetes y alegrías sean las anécdotas más entrañables que guardamos en la retina de nuestra memoria.

Un hermano es un recipiente de memorias de la infancia y un registro de cómo crecieron los sueños.

Quien tiene hermanos, tiene una gran fortuna emocional

Hermanas abrazadas
Como veníamos diciendo, los beneficios emocionales de contar con nuestro hermano a lo largo de nuestra trayectoria vital son inconmensurables. Entre otras razones, lo cierto es que los hermanos pueden protegerse mutuamente de los sentimientos de soledad, de los miedos o de la tristeza desmedida.

Así, tener hermanos es siempre positivo para los niños y, por supuesto, para los adultos. Digamos que en las épocas más tempranas de nuestra vida nos mantenemos alejados del egoísmo y de la culpabilidad gracias a que conseguimos manejarlo a fuerza de convivir con ello.

Incluso las discusiones tienen un gran beneficio emocional, pues nos ayudan a adquirir la habilidad de controlar nuestras emociones, compartir, ser flexibles y dejar a un lado sentimientos tan negativos como el rencor y la envidia.

Asimismo, hay multitud de habilidades que conseguimos desarrollar gracias a compartir la vida con nuestros hermanos:

  • Elevamos nuestra autoestima.
  • Aumentamos nuestra capacidad de ser generosos.
  • Somos más pacientes.
  • Evita problemas emocionales en edades tempranas.
  • Nos ayuda a sentir lejana la soledad.

Obviamente, estas habilidades pueden desarrollarse también sin necesidad de compartir crianza con hermanos, pero sí que en ciertos aspectos tenerlos marca cierta disposición a atender a los demás y sus necesidades.

Lo que aprendemos gracias a la relación con nuestros hermanos

Hermanos juntos
El amor de hermanos no se compara con nada. De esta relación se guardan inmensos y dulces recuerdos que impregnan nuestra memoria de sonrisas, de diversión y de cercanía. Sus manos nos recuerdan juegos y alegría y su mirada, complicidad infinita.

Desgraciadamente, no siempre todas las relaciones fraternales son positivas. Nos referimos a aquellos hermanos que son rivales malévolos y que no guardan mutuos sentimientos positivos. Lo cierto es que tristemente esto es real y puede ocurrir.

En este sentido, si bien la rivalidad entre hermanos es una consecuencia natural de su condición, puede que una mala gestión de estos sentimientos ocasione la instauración de sentimientos negativos y tiña de oscuro una relación que la naturaleza promueve que sea maravillosa.

No obstante, por norma general los hermanos constituyen nuestra familia. Sea como sea y aunque el tiempo y la distancia nos alejen, un hermano siempre hace cualquier cosa por ver sonreír a su pariente. Pase lo que pase y aunque las ramas de los árboles se distancien, siempre compartiremos raíces.

“Vinimos al mundo como hermano y hermano. Y ahora vamos mano a mano, ninguno antes que el otro.”

-William Shakespeare-

Llorar, reír y vivir uno al lado del otro nos une para siempre. Porque lo que dos hermanos han vivido juntos no se olvida. Las miradas de complicidad, los juegos y las reconciliaciones siempre permanecerán en los recuerdos dándose la mano con el amor incondicional.

Imágenes cortesía de Claudia Tremblay


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