Las reglas que no tienen razón están hechas para romperse

Las reglas que no tienen razón están hechas para romperse
Alicia Escaño Hidalgo

Escrito y verificado por la psicóloga Alicia Escaño Hidalgo.

Última actualización: 07 noviembre, 2022

Las reglas guían nuestra manera de comportarnos en el mundo, indicando lo que se supone es el mejor camino, ya sea para nosotros mismos o para la convivencia con los demás. Es cierto que las normas muchas veces ayudan a que el mundo funcione mejor e incluso a salvarnos de ciertos peligros, pero también es verdad que en ocasiones nos las podemos tomar tan en serio que, por su exigencia elevada, se trasforman en una especie de tortura.

Pienso que muchas normas establecidas por convención social, como “a las bodas no se va ni de blanco ni de negro”, son absurdas y hay ciertas imposiciones de este tipo que pueden crear hasta conflictos si las seguimos como si fuera un mandato sin excepciones.

A veces el ser más auténtico, más natural o más relajado en este aspecto nos puede proveer de buenas dosis de carisma y de una espontaneidad que en ocasiones y en ciertas relaciones, hace falta.

Por lo tanto, romper ciertas reglas a veces está bien. Es divertido, fresco e incluso nos hace evolucionar como personas.

Algunas reglas “como Dios manda”

¡Cuántas veces hemos escuchado eso de “esto hay que hacerlo como Dios manda”. Yo me pregunto, ¿y cómo es eso?, ¿dónde está escrito?

Mujer sujetada por una mano

En realidad no hablamos aquí de normas tan relevantes como no conducir a más de 120 km/h, algo que, como antes hemos comentado, sí tiene un sentido ya que minimiza riesgos. Nos referimos más bien a las normas sociales, las de siempre, que nos hacen llevar a cabo acciones con las que a veces no nos sentimos identificados. Así, en realidad no va a pasar nada si actuamos como nos nace y no como el dictado trata de imponer.

Algunos ejemplos de este tipo de reglas pueden ser:

  • A la playa hay que ir solo en verano
  • Es natural que las mujeres quieran tener hijos
  • El amor se hace en la cama y por la noche
  • En las bodas de día se va de corto y en las de noche, de largo
  • No te cases ni tengas hijos si llevas poco tiempo con tu pareja
  • Se debe contestar inmediatamente al WhatsApp

¿Os suenan, verdad? Existen muchísimos más y parecen tonterías, pero estos “como Dios manda”, sobre todo si nos son insuflados por personas importantes para nosotros, nos pueden coartar mucho la libertad individual o guiarnos el comportamiento sin estar siempre del todo de acuerdo.

Joven rodeada de mariposas

Atreverse a romper las reglas

Es beneficioso a veces romper esas reglas mentales, atreverse a ser uno mismo, a ser más auténtico, caiga quien caiga. Por ejemplo, si nos escriben un WhatsApp y no contestamos de inmediato y por esa razón, la otra persona se enfada o se molesta, es un problema que ha de resolver la otra persona. No nosotros.

No es tan importante contestar antes o después, pero esta tontería puede ser hasta causa de accidentes de tráfico, por esas ansias de inmediatez, de no hacer esperar al otro, de cumplir…

Atrévete a darte un baño en la playa en Diciembre y a las doce de la noche, aunque pases frío. Lo máximo que puede ocurrir es que pilles un resfriado, pero quizá la experiencia te parezca interesante y no sea lo mismo de siempre.

Proponle a tu pareja escaparos a hacer el amor fuera del dormitorio, incluso fuera de casa. Prueba a jugar un poco, el sexo rutinario puede pasar factura a la relación y llega a ser bastante aburrido.

¿Quién dice que no puedes casarte con alguien con quien tienes una conexión especial aunque lleves con él menos de un año? ¡El tiempo es la cosa más relativa que existe!

Hay tantas parejas que llevan años y no tienen nada que ver y otras que se encuentran y conexionan de una manera increíble, como nunca antes lo hicieron con nadie… Lo importante es sentir, no el tiempo.

Pareja agarrados de la mano bailando

En conclusión, romper las reglas nos hace salir de esa zona de confort, de la que en realidad a veces nos apetece salir, pero no lo hacemos por “el qué van a pensar los demás” o “el qué dirán”. ¡Que piensen lo que quieran! ¿Y lo bien que lo puedes pasar?

Atrévete a volver a ser un poco niño de nuevo. Cuando eras niño, no te planteabas en absoluto qué pensarían los demás sobre ti si te ponías a bailar en mitad de un centro comercial….Simplemente te lo pasabas en grande, ¿te atreves?


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