Leer antes de dormir: una costumbre que le encanta a tu cerebro

Leer antes de dormir: una costumbre que le encanta a tu cerebro
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 31 marzo, 2020

Más que una costumbre es un placer. Leer antes de dormir nos libera de un día de preocupaciones. Es un instante privado donde sumergirnos en un mar de letras, en un mundo de posibilidades que nos lleva de la mano y de la mente hacia escenarios emocionantes. Este hábito es uno de los preferidos de nuestro cerebro porque le encanta ser nutrido, estimulado, seducido cada noche…

Hay quien cierra la luz de su mesilla o de habitación al terminar el último capítulo de su libro. Lo hace con esa placidez embriagadora al percibir el peso del sueño pegado a los párpados y la calma en una mente que quizás discurre ya en el mundo de los sueños. Otros, apagan la luz a altas horas de la madrugada tras haber visto unos cuantos capítulos de su serie favorita. Algunos, se dejan caer en la almohada tras estar unas cuantas horas entre redes sociales, correos o grupos de whatsapp.

“Hay solo dos cosas con las que uno se puede acostar: una persona y un libro”.

-Ray Bradbury-

Cada cual tiene sus hábitos, sus costumbres y estilo de vida. Sin embargo, lo queramos o no, esas rutinas previas al descanso nocturno determinan en muchos casos nuestra calidad de vida. Si leer antes de dormir ha sido desde siempre una tradición milenaria y habitual, en los últimos tiempos es algo en peligro de extinción.

Que esto sea así no es solo una auténtica pena. Es un modo de descuidar nuestra salud y la de nuestro cerebro. Veámoslo con detalle.

persona con calcetines representando el arte de disfrutar al leer antes de dormir

Leer antes de dormir y sus insospechados beneficios

Darnos una ducha relajante, ponernos ropa cómoda, prepararnos una buena infusión y después irnos a la cama con un libro, es algo simple, económico y gratificante. Aún más, puede incluso cambiarnos la vida en muchos sentidos.

Para quien piense que esto es poco más que una exageración, basta saber lo que nos dice la ciencia al respecto. Leer antes de dormir es a fin de cuentas una sencilla forma de felicidad a la que no deberíamos renunciar.

Una forma de relajación muy efectiva

Un estudio llevado a cabo por la organización “The Sleep Council” de Reino Unido, concluyó con algo muy interesante. A saber, leer entre media hora o una hora justo antes de acostarnos, reduce de manera significativa nuestros niveles de estrés.

  • La mente se distrae y se aleja de nuestras presiones cotidianas. Le ofrecemos un escenario donde liberarse, sentirse segura y relativizar.
  • Asimismo, se ha podido demostrar que nuestros músculos también se relajan. Es más, nuestra respiración se ralentiza y se vuelve más rítmica.
  • La lectura es para los expertos la mejor alternativa ante la televisión o los dispositivos electrónicos. Estos últimos “engañan” al cerebro haciéndole pensar que aún es de día. Todo ello se debe a la luz azul, la cual reduce de forma directa la producción de melatonina.
niño con su perro que disfruta de leer antes de dormir

Mejora nuestra resistencia cognitiva

A pesar de que en la actualidad aún no tenemos ninguna cura ante las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, hay un aspecto que sí tenemos a nuestro favor. La posibilidad de entrenar nuestro cerebro para hacerlo más resistente, más fuerte ante el declive cognitivo.

Un modo de lograrlo es leyendo. Si además adquirimos el hábito de leer justo antes de dormir, optimizaremos aún más nuestros procesos cerebrales. Gestionaremos mejor el estrés, dormiremos mejor, estimularemos la memoria, la agilidad mental, la imaginación… Vale la pena tenerlo en cuenta.

Un impulso a nuestra creatividad

Un cerebro relajado impulsa a la mente creativa. Una persona que noche tras noche se alimenta de historias, aprendizajes, relatos, posibilidades y fabulosos descubrimientos, impulsa aún más su inventiva, su originalidad y posibilidad de creación. Así, expertos en psicología de la lectura como Keith E. Stanovich, de la Universidad de Toronto, nos señalan a su vez, que pocas rutinas pueden ser tan beneficiosas para nuestros niños.

No solo mejoramos su cultura, vocabulario y habilidades expresivas, además, desarrollamos su pensamiento abstracto.

Mejorará tu empatía

Raymond Mar, psicólogo de la Universidad de York en Canadá, es una de las personas que más trabajos y estudios ha aportado para defender la siguiente premisa: la lectura nos ayuda a ser más empáticos. Las novelas, las narraciones nos ofrecen una oportunidad única para desarrollar esta capacidad. Nos identificamos con los personajes, sufrimos con ellos, reímos y amamos a su lado…

Todo ello deja marca, todo ello nos invita a mejorar mucho más nuestra capacidad empática. Asimismo, y por curioso que nos parezca, el hecho de leer antes de dormir mejora aún más este proceso. A estas horas nos focalizamos mucho más en nuestras lecturas, estamos más centrados para captar esas emociones, para hacerlas más vívidas en nuestro cerebro.

Chico leyendo en la cama

Mayor calma interna

Pocas cosas pueden ser más negativas que irnos a la cama de mal humor. Enfadados por un día de trabajo complicado. Incómodos por alguna desavenencia con nuestra pareja, preocupados por las noticias, por eso que nos pasó ayer, por eso que debemos hacer mañana.

Uno modo de “romper” con el ciclo de la preocupación es a través de un libro. Leer antes de dormir es como coger un billete directo hacia una isla de paz. Es permitirnos ser alguien diferente, con otras rutinas, otras pieles y otras misiones. Solo durante media hora o dos horas, nos podemos permitir conectar con ese universo paralelo para descansar de la realidad.

Hacerlo, regalarnos esos instantes diarios de paz, es entrenar a nuestro cerebro en el arte de la calma y la relajación. No dudemos por tanto en practicar este ejercicio cada noche, vale la pena y vale la salud. Cojamos un libro de papel (no electrónico) y dejemos que nos lleve ahí donde él desee.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.