Los actores devotos: personas que protegen los valores de la sociedad

Los actores devotos: personas que protegen los valores de la sociedad
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 21 septiembre, 2019

Los actores devotos, también llamados actores consagrados o comprometidos, son aquellos que protegerán valores moralmente importantes a pesar de implicar un gran sacrificio y acciones extremas. Incluso podrían llegar a matar o morir por la defensa de estos valores, particularmente si éstos están relacionados con la identidad grupal.

El modelo de los actores devotos parte de la integración de dos teorías: la teoría de la fusión de la identidad y la teoría de los valores sagrados.

La fusión de la identidad

Todas las personas nos identificamos con diferentes grupos y en diferente grado. Unos se identifican con su equipo de baloncesto o con su país, otros se identifican con su grupo de clase o con los miembros de su trabajo. También hay quien se identifica con cierto partido político o con una religión. El que nos identifiquemos con un grupo no impide que nos identifiquemos con otros grupos.

El grado en que nos identificamos además de ser distinto con cada grupo varía dependiendo el momento y las circunstancias. Esta identificación también se diferencia en que puede ser individual o grupal y ambas no pueden estar activas en un alto grado al mismo tiempo.

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Una nueva teoría, la teoría de la identidad de fusión, sostiene que, cuando la identidad colectiva se fusiona con el concepto individual que se tiene de uno mismo, se produce un aumento del deseo de involucrarse en acciones extremas en los momentos en los que perciben que el grupo es amenazado. También se ha observado que las personas, además de fusionarse con grupos, también pueden fusionarse con causas particulares.

Esta fusión con el grupo no es similar a la identificación que podemos tener con un grupo. Las principales diferencias residen en que:

  • Quienes están fuertemente fusionados con un grupo creen que lo que una sola persona puede hacer puede tener consecuencias en todo el grupo.
  • Las amenazas tanto a la identidad individual como a la grupal tendrán las mismas consecuencias, como puede ser una gran predisposición a conductas extremas por el grupo.
  • Reconocen y valoran las diferencias que puede haber entre los miembros del grupo y los aprecian tanto por sus singularidades como por el hecho de pertenecer a un grupo común, con lo cual el vínculo es doble.
  • El vínculo de las personas fusionadas con su grupo se mantiene fuerte y estable a lo largo del tiempo.

Se ha visto que cuando “individuos fusionados” perciben que comparten atributos y valores con algunos miembros del grupo, tienden a proteger estos lazos familiares en pequeños grupos. Como consecuencia tienen una predisposición mayor a luchar y morir por el grupo grande.

Los valores sagrados

Todas las personas cuentan con unos valores en los que creen y a los que respetan. Estos valores pueden venir dados por la religión, la cultura o la política. Por ejemplo, un valor político muy respetado es la democracia. Los valores no siempre son creencias, también pueden ser objetos y conductas.

Los valores se suelen defender en cierto grado, pero aquellas personas que los defienden por encima de todo entienden que estos valores son sagrados. El que sean sagrados no tiene ninguna relación con la religión, aunque algunos valores religiosos pueden llegar a ser sagrados.

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Estos valores sagrados no son intercambiables por bienes económicos, no tienen precio, y, en cierta medida, definen “quién soy y “quiénes somos” ya que normalmente están relacionados con la identificación con un grupo.

Cuanto mayor es la fusión individual con los valores, mayor es la tendencia al autosacrificio y a actuar de modo extremo.

Los valores sagrados son procesados como normas y no son evaluados en función de costes y consecuencias. Se entienden como un conjunto de conductas a seguir y que no pueden ser rotas aunque esto lleve a que se actúe de un modo que parece irracional.

Los valores sagrados, aunque parezca contraintuitivo, aportan una ventaja decisiva cuando están asociados a conflictos entre grupos. Las personas se adhieren a ellos sin tener en cuenta la presión social, las nociones espacio-temporales o los beneficios de otros valores importantes, que implicarían cursos de acción y soluciones alternativas.

Los actores devotos

Los valores sagrados son asumidos por grupos sociales. El grado de vinculación de los miembros del grupo hace que se conviertan en grupos fusionados que se perciben una amenaza existencial. De este modo, personas corrientes, motivadas por estos valores sagrados, se convierten en sujetos comprometidos que defenderán y promoverán estos valores.

Cuando la consecución de dichos valores no es fácil estos grupos pueden llegar a crear conflictos que se tornen irresolubles. Los actores devotos no renuncian a sus valores sagrados fácilmente. Se ha comprobado que rechazan las recompensas económicas y no hacen caso de la presión social.

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La unión de estos modelos sirve para dar respuesta a preguntas como: ¿por qué luchamos por causas perdidas o inmorales? ¿Por qué luchan los yihadistas? ¿Qué les lleva a arriesgar todo lo que tienen? ¿Por qué son capaces de hacer daño a su familia?

Las personas luchan por sus ideales, por perseguir una causa en la que creen profundamente y que define su identidad pero también luchan por sus compañeros, por la fraternidad y la unión. El liderazgo o la lealtad al propio grupo son esenciales a la hora de conformar ese guerrero que puede ganar las batallas que se daban por perdidas.


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