Niños mimados: características y cómo poner límites

Los niños mimados no valoran lo que tienen, porque siempre consiguen lo que desean. Así puedes ponerles límites.
Niños mimados: características y cómo poner límites
Laura Ruiz Mitjana

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 09 septiembre, 2021

Hablemos de niños mimados, o más bien, de niños que muestran conductas mimadas. Hay dos variables que juegan un papel importante en su origen: por un lado, el temperamento de cada niño y el peso genético, y por el otro, la educación recibida. Cuando esta educación destaca por su falta de límites o coherencia es fácil que los niños empiecen a desarrollar este tipo de conductas.

¿La clave? Aprender a marcar límites y, sobre todo, reforzar las conductas adecuadas que se alejan de las rabietas injustificadas para obtener lo que ellos quieren. En este artículo hablamos de 4 características de estos niños, de posibles causas de sus conductas y de cómo aprender a poner límites con ellos.

Niños mimados: 4 características

¿Qué características tienen los niños mimados? Hablamos de 4 de ellas.

Niño con oso

Buscan salirse con la suya

Una de las características de los niños mimados es que son capaces de hacer todo lo que se les ocurre para conseguir lo que quieren; no hay conductas prohibidas o no permitidas que, a priori, no puedan considerar. ¿Por qué? Porque no toleran la frustración o los límites. Quieren que las cosas se hagan a su manera, siguiendo los tiempos que ellos marquen y con los resultados que esperan.

Esto es muy conductual; es decir, no es que su forma de actuar sea producto de un pensamiento reflexivo (sobre todo cuando son pequeños), sino que su conducta así lo manifiesta. Sería algo así como: “no obtengo el reforzador, pues dejo de portarme bien”.

Tienen baja tolerancia a la frustración

Como decíamos, los niños mimados presentan una baja tolerancia a la frustración. Están muy acostumbrados a que la realidad se ajuste a sus deseos, sin reparar en el precio que los demás tengan que pagar por ello.

Así, son niños que no han podido desarrollar estrategias para tolerar la frustración, porque han tenido pocas ocasiones para enfrentarse a ella.

Desobedecen

Otra de las características más sobresalientes de estos niños es la desobediencia. Ignorar las demandas de los padres, y, en definitiva, ir a la suya. Esto está muy relacionado con la ausencia de límites.

Si estos no se marcan a tiempo, se corre el riesgo de que los niños desobedezcan a las órdenes o demandas de los padres, porque nunca han tenido que “portarse bien” o que seguir determinadas pautas.

Utilizan las rabietas para conseguir lo que quieren

Los niños mimados utilizan las rabietas, los berrinches y el enfado para obtener aquello que desean; atención, que los padres cedan a sus deseos, etc.

A su vez, esto hace que no desarrollen habilidades de negociación o de empatía, y que les cueste tanto compartir, entender a los demás… ¿Por qué? Porque siempre se han focalizado en su propia conducta, en lo que ellos necesitan.

Y volviendo a las rabietas; es importante saber que ceder a ellas es un arma de doble filo, porque al principio pueden aliviar el berrinche del niño, pero con el tiempo, el niño seguirá utilizando esa estrategia para conseguir lo que quiere.

Niño llorando con rabieta

Causas de los niños mimados

En el origen de los niños mimados influyen, como decíamos en la introducción, la genética (temperamento) y el ambiente. Dentro de esta segunda variable, el ambiente, encontramos los estilos educativos parentales.

Estos influyen mucho en el desarrollo del funcionamiento de los niños. Así, más allá del temperamento y carácter de cada niño, sabemos que los niños mimados con frecuencia “nacen” de ciertas conductas sobreprotectoras de los padres, o de la ausencia de límites. Entre estas y otras conductas encontramos las siguientes:

  • No poner límites.
  • Ceder a los berrinches o malas conductas.
  • No establecer normas en casa.
  • Reforzar comportamientos inadecuados.
  • No reforzar comportamientos adecuados.
  • Actuar de forma incoherente (sobre todo, en relación a los límites).

Cómo poner límites

¿Cómo poner límites a los niños? ¿Qué estrategias nos pueden ayudar? Algunas de ellas:

Acordar los límites

Es importante que esos límites sean explicados a los niños de forma clara, sencilla y adaptada a su edad. También puede beneficiarlos el hecho de poder “decir la suya”, es decir, de opinar, de expresar qué sienten en relación a esos límites, etc.

Aquí no se trata tanto de ceder a lo que ellos “reclaman” u opinan, sino de darles voz y, cuando sea posible, de llegar a un acuerdo común (sobre todo si los niños ya son más mayores). Así, ellos pueden sentir que también forman parte del proceso.

Se busca negociar con ellos, aunque lógicamente, hay límites que serán más firmes. Como padres, deberéis hacerles entender que esos límites deben respetarse sin posibilidad de negociar con ellos.

Ofrecer alternativas

Si le “prohibimos” una determinada conducta a un niño, eso es, si le establecemos un límite determinado, deberemos también ofrecerle una conducta alternativa. Por ejemplo, “no puedes jugar en el suelo de la cocina, pero sí puedes hacerlo en X sitios de la casa”.

Y es que los niños necesitan margen de maniobra para poder desarrollarse como seres autónomos; necesitan saber qué no deben hacer, pero, sobre todo, qué sí pueden hacer.

Reforzar las conductas adecuadas

A la hora de poner límites, reforzar las conductas adecuadas también nos puede ir muy bien. ¿Por qué?

Porque es una manera de aumentar la probabilidad de que esa conducta vuelva a aparecer en el futuro y, a su vez, le estamos enseñando a los niños lo que sí pueden hacer.

Madre negociando con su hija

No olvidemos que los niños están en constante desarrollo. Y que, en ese desarrollo, prácticamente todo influye; en este sentido, la educación recibida tiene un peso importante.

Por ello, si queremos evitar que nuestros hijos muestren conducta de niños mimados, es importante empezar por marcar límites respetando sus ritmos y sus momentos evolutivos.

“Siembra en los niños ideas buenas aunque no las entiendan… Los años se encargarán de descifrarlas en su entendimiento y de hacerlas florecer en su corazón”.

-María Montessori-


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