Sentirse solo en pareja: la frialdad emocional que crea distancias

La soledad que se experimenta aún estando acompañado es devastadora y contradictoria. Esta realidad tiene serias secuelas si la sufrimos estando en pareja, porque no hay nada más doloroso que la indiferencia, que el vacío emocional de la persona que amamos.
Sentirse solo en pareja: la frialdad emocional que crea distancias
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 01 agosto, 2022

Sentirse solo en pareja es experimentar uno de los sufrimientos más profundos, a la vez que afilados. Duele el no saber la razón de esa frialdad emocional. Contradice el hecho de tener a nuestro lado a la persona que amamos y, sin embargo, no sentirla. Pocas soledades son más problemáticas (a la vez que comunes) que esas acontecidas bajo un mismo hogar.

Decía Gustavo Adolfo Bécquer con gran acierto que la soledad es muy hermosa siempre que tengamos alguien a quién decírselo. Sin embargo, y por llamativo que nos parezca, abundan esas situaciones donde un gran número de personas con una red social estable a su alrededor, se percibe sola y desconectada de su entorno. Algo así no solo genera malestar psicológico, sino también problemas de salud.

El tema no es nuevo. Sentirse solo en la pareja es algo que se ha dado siempre. No obstante, en la actualidad y gracias a los estudios sobre soledad poblacional, estamos descubriendo más datos sobre esta anatomía del sufrimiento que aparece casi a cualquier edad. La padecen parejas jóvenes y abunda sobre todo en adultos de edad avanzada.

“Si tienes miedo a la soledad, no te cases”.

-Anton Chekhov-

Pareja disgustada por la infidelidad

Sentirse solo en pareja, ¿por qué ocurre?

Hay dramas que no necesitan palabras, ni golpes, ni tragedias palpables para que aparezca el sufrimiento. En realidad, las mayores tristezas se hilan en el silencio del día a día, poco a poco y en esa cotidianidad donde dos personas que antes de juraban amor eterno, ahora una de ellas ya no jura ni promete, sino que rehúye y aplica queriendo o sin querer la frialdad emocional.

Algo así en realidad, no surge de una semana para otra. Ese distanciamiento psicológico (que no siempre es físico) aparece de las maneras casi insospechadas. Es dejar de dar importancia a las costumbres o los rituales que antes se tenían, es olvidar detalles, es oír al otro pero no escuchar lo que nos dice, es dejarse llevar por la rutina y no tener ganas de hacer cosas diferentes en común…

Este tipo de situaciones tienen un serio impacto. Percibir cómo nuestra pareja parece situarse mentalmente en otras latitudes donde cada vez es más evidente la desconexión respecto a nosotros, no solo duele. También es el origen de muchos otros problemas. Expertos, como el doctor Aaron Ben-Ze’ev, filósofo, psicólogo y experto en relaciones afectivas nos señala lo siguiente:

  • Hay que diferenciar estar solo del fenómeno de la soledad. Estar solo es no tener a nadie con nosotros, ahí estamos ante una realidad física. En cambio, la soledad es un hecho psicológico cada vez más común, y lo experimentan sobre todo personas que viven en pareja.
  • Este tipo de soledad asienta, a menudo, las bases de los trastornos depresivos y de ansiedad. El sufrimiento es máximo y, según nos revelan estudios como el llevado a cabo en la Universidad de Manchester (Reino Unido) por parte del doctor Greg Miller, la soledad como fenómeno psicológico es igual de peligrosa para la salud como el tabaco o la vida sedentaria.

Veamos a continuación qué razones puede haber detrás del hecho de sentirse solo en pareja.

Mujer pensando el sentirse solo en pareja

El desamor y el miedo a actuar

En ocasiones, el desamor hace acto de presencia como un viento frío cuya fuente no identificamos. De pronto, y sin necesidad de que suceda nada, todo pierde su brillo, su significado y trascendencia. Las emociones ya no son las mismas y de nada sirve forzarlas ni hacer ver lo que ya no se siente.

La falta de amor no siempre necesita una razón concreta para que surja, simplemente aparece y cuando lo hace puede ser igual de desconcertante para los dos miembros de la pareja. Ahora bien, cuando uno es plenamente consciente de que ya no ama al otro, debe actuar y dejar claros sus sentimientos. Los engaños (y autoengaños) que se mantienen en el tiempo tienen serias consecuencias. Una de ellas es hacer padecer al otro al percibir la evidente frialdad emocional.

La rutina que nos atrapa

Sentirse solo en la pareja es más probable cuando el peso de la rutina se agranda. Hay épocas en que simplemente, nos dejamos llevar. El trabajo, las obligaciones, los hijos… Todo cae en un ritmo mecánico donde no hay espacio para el afecto, para mirarnos a los ojos y reencontrarnos.

Al final, hasta las conversaciones son rutinarias lo que erosiona el cariño, el amor y la intimidad. Frente a ello podemos probar a introducir cambios en nosotros mismos o solicitar ayuda profesional. En cualquier caso, la pasividad en pocas ocasiones arregla el problema.

¿Y si el origen de la sensación de soledad eres tú?

Hay una tercera dimensión en el hecho de sentirse solo en pareja a considerar. En ocasiones, llega un punto en nuestra vida en que aparece un vacío sin explicación. En ese hueco vital se entremezcla la insatisfacción, la falta de significado existencial e incluso el miedo a cambiar lo que nos rodea.

Este tipo de situaciones son más comunes de lo que pensamos. Hay personas que se sienten solas en su relación de pareja porque ya no son las mismas; en ellas navega ahora la frustración por no tener lo que desean. En estos casos no hay culpables, y aunque creamos que es el otro quien ha cambiado y ya no es capaz de darnos lo que necesitamos, en realidad, quizás seamos nosotros.

Nosotros, tal vez, los que hemos evolucionado, crecido en perspectivas hasta el punto de cambiar gustos, necesidades o motivaciones (otra proyección profesional, mayor independencia, nuevas conexiones sociales y personales, etc.).

Camino al atardecer

Para concluir, la soledad en pareja es un tan recurrente como mortal para muchas relaciones. La primera, porque es origen de sufrimiento, de problemas psicológicos y también de salud. La segunda, porque nadie debe ni merece experimentar ese tipo de dolor que tantas secuelas nos deja.

Por tanto, investiguemos el origen que hay detrás de esa situación. Hablemos con nuestras parejas y pongamos soluciones en común siendo sinceros, respetuosos y responsables.

 


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