Oxitocina, la hormona del amor y la felicidad

La oxitocina y la naturaleza gregaria del ser humano, el amor y la fidelidad y están en estrecho contacto.
Oxitocina, la hormona del amor y la felicidad
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 02 agosto, 2023

La oxitocina cumple varias funciones, muchas de las cuales todavía no conocemos con precisión. Se sabe, por ejemplo, que es ella quien nos conecta con los demás, la que nos inyecta esa fuerza que da forma al afecto, a la reproducción y la lactancia, al amor en todas sus formas y matices. Ella es quien induce el parto y da forma a la vida en mayúsculas.

Los estudios alrededor de esta pequeñísima molécula orgánica, que actúa como hormona y neurotransmisor, no dejan de realizarse. Hace tiempo, y como dato curioso, la revista científica Social Cognitive and Affective Neurosciencie mostraba el papel que puede cumplir la oxitocina a nivel mental a la hora de favorecer la relajación, la calma y esos procesos que se ponen en marcha, por ejemplo, con la meditación.

Por decirlo de otro modo: la oxitocina no solo nos conecta con los demás, también favorece esos mecanismos psicológicos y emocionales que nos ayudan a conectar mejor con nosotros mismos, en busca de nuestro equilibrio interno. Esbozadas algunas de sus funciones y reconocida su importancia, vamos a intentar conocer un poco más a esta increíble hormona: la oxitocina.

Qué es la oxitocina

Es un oligopéptido compuesto de nueve aminoácidos. Se produce en el hipotálamo y luego se almacena y se libera a través de la glándula pituitaria posterior.

Dependiendo de la parte del cuerpo en la que tenga efecto, puede considerarse hormona (cuando viaja hasta órganos diana a través de la sangre) o neurotransmisor, en el caso de que medie en la comunicación entre neuronas.

Cuando opera como hormona tiene dos órganos diana: las glándulas mamarias y el útero. Al actuar sobre las glándulas mamarias, estimula la eyección de la leche. Por otro lado, es la responsable de las contracciones uterinas que posibilitan el parto.

Como neurotransmisor, actúa sobre el sistema nervioso vegetativo, concretamente, en los mecanismos de relajación y placidez del parasimpático (SNP). También está implicada en la empatía, pues se segrega durante la interacción con otros seres humanos.

Funciones de la oxitocina

En el cuerpo humano, esta hormona y neurotransmisor tiene diferentes tareas y afecta distintos procesos orgánicos. A continuación te presentamos algunas de sus funciones e intervenciones más destacadas

1. Fomenta los vínculos sociales y amorosos

La oxitocina se descubrió a principios del siglo pasado y fue sintetizada por el bioquímico Vincent Du Vigneaud de forma artificial en 1953. A partir de entonces, este compuesto, de poder y trascendencia en nuestro cerebro, empezó a ser el foco de análisis en los microscopios y en los laboratorios: el objetivo era de identificar el papel que jugaba en apartados tan importantes de nuestra vida como el de nuestras relaciones sociales.

Ahora sabemos que esta sustancia química es el motor que enciende y da forma a gran parte de nuestras conductas prosociales, tales como la empatía, la confianza, la amistad, la generosidad o el altruismo.

Su papel en las relaciones afectivas

Ahora bien, dadas estas características, no falta quien da por sentado que la oxitocina es la responsable de los vínculos románticos, tan intensos y significativos, en una relación de pareja.

Cuando estamos enamorados y sentimos esa pasión más intensa, caótica y casi obsesiva, la oxitocina actúa como gran desinhibidor. Los científicos dicen que lo que provoca esta hormona en nuestros circuitos neuronales es similar a la que provoca el alcohol.

La oxitocina nos anima a arriesgarnos, a confiar en nosotros mismos y a no ver los posibles peligros o implicaciones que puede tener esa relación, aunque sea dañina. No falta quien reconoce en este efecto tiene un lado algo «oscuro» en la oxitocina, pero aun así da forma a un matiz fascinante.

Modula la conducta sexual

La oxitocina y la vasopresina son las principales encargadas de regular la respuesta sexual en el ser humano. Una revisión sistemática publicada en Sexual Medicine encontró que los niveles de oxitocina están relacionados con la excitación sexual y el orgasmo.



2. Facilita la crianza y el sentido de pertenencia grupal

Su denominación como «hormona del apego» no es casual, pues la oxitocina es fundamental en el desarrollo de vínculos sociales y en la crianza temprana. De hecho, trabaja en las dos direcciones: los progenitores la segregan para estimular el comportamiento de cuidados parentales y los pequeños para fortalecer el vínculo e, incluso, para estimular la hormona del crecimiento.

Entre adultos también es importante esta molécula. Se libera en grandes cantidades cuando se está vinculado a un grupo de pertenencia. Cuando abrazas a tus amigos y sientes que te arropan, es porque esta hormona está actuando en tu organismo.

Estas redes también se extienden al impulso que sienten todos aquellos que buscan en los lazos solidarios su propia felicidad.

La oxitocina es la hormona humanista por excelencia, en la que intervienen procesos más complejos de intercambio y que conforma en cierto modo el carácter social de cada ser humano.

3. Favorece la creación de nuevas conexiones neuronales

Un equipo de investigadores del Baylor College of Medicine y del Texas Children Hospital realizaron un interesante descubrimiento. La oxitocina favorece la creación de nuevas conexiones neuronales y podría, incluso, favorecer la reparación de tejido cerebral dañado.

El estudio, publicado en la revista Genes & Development, buscaba descubrir qué moléculas son las que nos permiten crear nuevas neuronas, así como conexiones en el cerebro. Aunque los responsables de este trabajo puntualizan que se necesita profundizar mucho más, de momento parece que la oxitocina es esa molécula multipropósito que media en la plasticidad cerebral.

Los investigadores descubrieron que «la señalización del receptor de oxitocina promueve la maduración sináptica de las neuronas adultas recién integradas al regular su desarrollo morfológico». Así, lograron mostrar un mecanismo dependiente de la oxitocina para el desarrollo de las sinapsis y la integración de los circuitos neuronales.

4. Contribuye al reconocimiento social y del entorno

Asimismo, en la actualidad se está profundizando en un aspecto tan interesante como valioso. La oxitocina incrementa nuestra atención hacia la información social y emocional de nuestro ambiente. Nos guía hacia determinados estímulos para procesarlos como significativos y poder recordarlos, interpretarlos y procesarlos.

Una vez más aparece esa «conexión», esa fuerza que nos invita a conectarnos con lo que nos rodea para sentirnos partícipes, para formar parte del todo. La oxitocina es importante para la memoria social, que es la capacidad de reconocer a otros individuos y recordar información sobre ellos. Esto es esencial para crear y conservar las relaciones sociales.

5. Facilita el parto y la lactancia

La oxitocina es fundamental durante el parto, por eso, en algunas ocasiones, se administra para inducirlo o acelerarlo. Una investigación publicada en BMC pregnancy and childbirth halló que los niveles de oxitocina incrementan durante el embarazo y la primera y segunda etapa del trabajo de parto.

Por su parte, esta hormona también es esencial para la lactancia materna. Esto es así, ya que, según un artículo de Plos one, provoca la eyección de leche y genera cambios fisiológicos que promueven su producción. Además, facilita las adaptaciones psicológicas a la maternidad.

6. Promueve la fidelidad en hombres

Un grupo de científicos quisieron estudiar el papel de la oxitocina en el mantenimiento de las relaciones monógamas. En la investigación publicada en la revista Journal of neuroscience administraron oxitocina o un placebo a un grupo de hombres heterosexuales.

Al cabo de media hora, a los varones se les mostraba una mujer que después describirían como «seductora». La mujer debía desplazarse alrededor de los voluntarios, mientras que a los participantes se les pedía que indicaran lo que ellos consideraban una «distancia correcta» o una «distancia peligrosa».

El sorprendente resultado del estudio

Los expertos descubrieron que los hombres casados o con pareja a los que se les administraba oxitocina mantenían una distancia mucho mayor cuando se les aproximaba o eran seducidos por la atractiva desconocida, en comparación con los que recibieron un placebo.

Sin embargo, la oxitocina provocó otro resultado asombroso. No tuvo efecto de ningún tipo en los solteros. Investigaciones previas con ratones, ya identificaban a esta hormona como la clave para la fidelidad en la especie animal.

El nuevo estudio deja en evidencia que la oxitocina puede tener un papel similar en los humanos. La oxitocina es conocida por aumentar la confianza en las personas. Por ese motivo, se suponía que los hombres bajo la influencia de la hormona se acercarían aún más a la mujer atractiva, pero ocurrió todo lo contrario, explica Hurlemann.

Los hombres en una relación estable a los que se les administró oxitocina se mantuvieron a una distancia mayor de la mujer que los solteros. En estos últimos, esta hormona no producía efecto alguno y se comportaban sintiéndose atraídos por la seductora mujer.

Se ha descubierto que la oxitocina tiene un gran importancia en la fidelidad en la pareja.

Más efectos de la oxitocina

El efecto de la oxitocina en los varones monógamos provocó que no sintiesen nada e incluso rechazasen a la mujer bella. En ocasiones, incluso mucho de los hombres consideraron a la mujer poco atractiva, quizás como un recurso para mantener la fidelidad con su pareja.

Los científicos también se dieron cuenta de que la oxitocina carecía de efectos para los hombres si se les presentaba otro varón. Este estudio sugiere que la función general de la oxitocina es la promoción de un comportamiento monógamo que se presenta en los roedores y también en el hombre.

Relación con algunos trastornos

La oxitocina, como cualquier otra hormona o neurotransmisor, requiere de unos niveles basales mínimos para garantizar la correcta regulación de procesos fisiológicos y emocionales. Por tanto, su déficit en el organismo está relacionado con ciertos trastornos, así lo señala un artículo publicado en Harvard review of psychiatry.

Trastorno de espectro autista

Para un autista, el resto de seres humanos es ajeno a su propia persona. Por supuesto, existen numerosos grados de autismo, pudiendo encontrarse los casos más acusados con incapacidad para realizar acciones como hablar, o a otros que disponen de las habilidades básicas para el intercambio social.

Ya en 1998 se descubrió que los niños autistas tienen una concentración mucho menor de oxitocina en plasma. Posteriormente, administrar esta molécula por vía nasal se demostró como un tratamiento eficaz para modular el comportamiento social.

Depresión y ansiedad social

La oxitocina inhibe la acción de la amígdala, responsable del miedo. En trastornos depresivos y relacionados con el miedo (como las fobias o la ansiedad social), esta estructura cerebral se activa de manera exacerbada y continuada, dificultando la regulación emocional.

De nuevo, administrar oxitocina es de ayuda para aquellas personas con estos trastornos. Puesto que reduce las emociones de temor, las personas toman comportamientos más arriesgados y sienten mayor confianza en sí mismas.

Cómo estimular su producción

Sabemos ya que la oxitocina favorece la creación de nuevas conexiones neuronales. Tenemos claro, además, que un nivel bajo de este componente pone en riesgo nuestra salud y potencia cerebral. Por tanto, ¿hay algún modo de facilitar la presencia de dicha hormona?

Lo interesante del cerebro humano es que siempre estamos a tiempo de mediar en su plasticidad, con el cambio de nuestros hábitos de vida. En consecuencia, si este péptido impulsa las sinapsis neuronales, podemos producirlo a través de tareas muy básicas y decisivas:

  • Practicar un poco de yoga en el día a día. Una investigación realizada en paciente esquizofrénicos y publicada en Indian journal of psychiatry señala que el yoga puede incrementar la producción de oxitocina.
  • Escuchar música. Relajarse en la cama escuchando música puede aumentar los niveles de esta hormona y neurotransmisor en el cuerpo.
  • Cantar algo improvisado con los amigos. Reunirse con los amigos cercanos y cantar canciones improvisadas puede subir la oxitocina. Esto se debe a que la improvisación grupal requiere de cierto grado de confianza, colaboración y comunicación.
  • Dar un masaje o recibir uno. Tan solo 15 minutos de masaje puede aumentar la oxitocina. Incluso, darlo puede hacer que esta hormona se libere.
  • Meditar. La meditación consciente activa el eje hipotálamo-pituitario-suprarrenal, mediante el núcleo paraventricular y la amígdala, esto hace que el cerebro libere oxitocina.
  • Abrazar y ser abrazado. Un artículo publicado en la revista Plos one señala que los abrazos disminuyen la frecuencia cardíaca y aumentan la oxitocina.
  • Compartir la comida. Estudios realizados en chimpacés, nuestros parientes evolutivos más cercanos, indican que compartir los alimentos aumenta la oxitocina.
  • Acariciar a un perro. Un artículo de Frontiers in psychology sostiene que: «los niveles de oxitocina alcanzan un pico significativo tanto en los dueños de perros como en los perros cuando interactúan y, en particular, cuando el dueño acaricia a su perro».
  • Hacer ejercicio. Un estudio de la revista Scientific reports señala que practicar artes marciales promueve la liberación de oxcitocina. Además de esto, el ejercicio físico tiene enormes beneficios para la salud física, mental y emocional.

Todos producimos oxitocina en el cerebro, pero la ciencia busca modular su síntesis para mejorar mucho más la plasticidad cerebral el día de mañana, sobre todo, en casos de trastornos del neurodesarrollo, accidentes traumáticos o neurovasculares.

La oxitocina, la facilitadora de la vida

Si la generosidad, el cariño, la confianza y la compasión se regulan por la oxitocina, entendemos sin duda por qué se la suele llamar tan a menudo «la hormona de la humanidad».

Sin embargo, no podemos olvidar un dato muy importante: también en el reino animal las madres atienden y defienden con su vida a sus crías y su comportamiento está regulado por la oxitocina. De hecho, se sabe que entre los perros y los humanos se establece un vínculo prodigioso regulado por esta misma hormona.

Más que etiquetarla como la hormona de la humanidad, deberíamos verla desde una perspectiva más amplia y trascendente, como facilitadora de la vida. Porque gracias a ella nos conectamos entre nosotros, con otras especies, con el entorno e incluso con nosotros mismos para coexistir en armonía, comprendiendo que el afecto, el altruismo, el cuidado y el autocuidado, garantizan la supervivencia.



Consideraciones finales

Como has podido comprobar, la oxitocina es una de las hormonas más necesaria para la vida social y para todos los procesos que ello implica: empatía, creación de vínculos, sexo, relaciones maternofiliales, memoria social, maduración sináptica.

Sin ella, la consolidación de los vínculos interpersonales tambalearía y la estabilidad física y mental se vería afectada. Por eso, es importante promover su liberación mediante distintas actividades como abrazar, meditar, hacer yoga, abrazar, entre otras. ¡Aprovecha sus enormes beneficios!


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