Pensar diferente: un atrevimiento con grandes beneficios

Pensar diferente: un atrevimiento con grandes beneficios
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 02 julio, 2018

Pensar diferente no es solo un desafío para uno mismo, es un atrevimiento. Proponer ideas novedosas, tener opiniones alternativas y ver el mundo con más matices y colores que luces grises, es toda una osadía en esos contextos habitados por personas que piensan de manera semejante. Sin embargo, nada es tan relevante para nuestro desarrollo personal que dar paso a esa renovación mental.

Decía Steve Jobs que pensar diferente es atreverse a derrocar al fracaso. Sin embargo, nada resulta tan difícil que salir de ese molde, que sobreponernos al error, a la crítica y a esos fracasos cotidianos que experimentamos de forma regular, y donde quedamos habitualmente atrapados. Si esto es así es porque no siempre confiamos en nuestras habilidades, ni damos el paso a concebirnos de manera diferente, a dejar de emitir esos pensamientos y comportamientos alineados que nos sitúan siempre en los mismos territorios.

“Es imposible solucionar un problema desde la misma mente que lo creó”.

-Albert Einstein-

John Mighton, educador, matemático y reconocido escritor, nos explica que es a partir de los cinco años cuando los niños, empiezan a evaluarse a sí mismos poniéndose en comparación con sus compañeros. Es entonces cuando se conciben a sí mismos como inteligentes o no, y es cuando empiezan a entender también, la importancia de imitar conductas, expresiones y hasta opiniones para sentirse integrados, para no ser menos que los demás.

Esa necesidad, la de ser como el resto es lo que resta empuje y brillo a nuestra identidad de forma muy temprana. Así, de algún modo, podríamos decir que siempre llega un momento en que estamos obligados a dar un paso atrás para desaprender todo lo aprendido y reformularnos. Porque pensar diferente exige romper patrones par ser capaces de generar nuevos bits de pensamiento con los cuales transformar nuestra realidad.

Niña creativa que se atreve a pensar diferente

Pensar diferente, más allá del pensamiento lateral

Cuando hablamos de alguien habituado a pensar diferente, visualizamos casi al instante a una persona entrenada en el pensamiento lateral. Esta capacidad o enfoque mental acuñado por Edward Bono en 1967, no define del todo a esos perfiles capaces de emitir respuestas y comportamientos alternativos o no alineados. En realidad el acto de pensar diferente trasciende todo esto e incluye más aspectos.

Mientras el pensamiento lateral define a ese tipo pensamiento orientado a buscar soluciones que van más allá de la lógica y que se sirven además de la creatividad, quien piensa diferente ha desarrollado a su vez muchas más capacidades. Así, algo que nos señala el conocido ensayista y sociólogo Malcolm Gladwell es que para dar este paso necesitaríamos tres cosas:

  • Aprender a pensar mejor.
  • Saber dónde invertimos nuestras energías intelectuales y emocionales.
  • Atrevernos a cambiar, a transformarnos, a trascender de forma regular sobre nuestras circunstancias actuales para mejorar, para seguir avanzando día a día.

Como vemos, no se trata por tanto de limitarnos solo a emitir ideas, respuestas y soluciones innovadoras o creativas. También debemos ser capaces de “innovar” en nosotros mismos. Porque quien piensa diferente también se atreve a vivir de forma diferente, derribando obstáculos y actuando como ese pez que de vez en cuando da un salto para descubrir que el mundo, no está conformado solo de agua.

Pez saltando de una pecera a otra representando a que quien se atreve a pensar diferente

¿Cómo aprender a pensar diferente?

Pensar diferente, como hemos señalado, implica desarrollar otro tipo de capacidades. Y como tal no es sencillo, no es algo que se consiga en dos días o en seis meses. Exige disciplina, voluntad y una dosis de atrevimiento, de dejar a un lado al miedo al “qué dirán” para transformarnos en esa persona que de verdad deseamos ser. Veamos algunas claves en las que reflexionar.

Conocer nuestros hábitos mentales

Todos tenemos una visión de lo que nos envuelve, de lo que es el mundo. Ahora bien, en ocasiones nos volvemos “adictos” a un mismo enfoque, limitando por completo nuestras alternativas. Debemos ser capaces de ponernos en situaciones que desafíen esos enclaves oxidados para poder desarrollar múltiples perspectivas mentales.

Desafiar tus categorías, etiquetas y esquemas

Más allá de nuestros hábitos mentales están también esos rincones de nuestro cerebro donde habitan nuestras etiquetas, esas categorías que hemos conformado con nuestra experiencia y que se convierten a menudo en posiciones inamovibles. Debemos romperlas también, porque lo creamos o no esos esquemas nos son a menudo impuestos desde el exterior. Nada es tan peligroso para nuestra libertad de pensamiento que hacer uso de las categorías y etiquetas sociales.

Este es un homenaje a los locos. A los inadaptados. A los rebeldes. A los alborotadores. A las fichas redondas en los huecos cuadrados. A los que ven las cosas de forma diferente. A ellos no les gustan las reglas, y no sienten ningún respeto por el estatus quo. Puedes citarlos, discrepar de ellos, glorificarlos o vilipendiarlos. Casi lo único que no puedes hacer es ignorarlos”.

– Walter Isaacson-

Pensar en modo diagnóstico

Antes de asumir una idea como cierta, analicémosla. Antes de dar veracidad a un rumor pongámoslo en observación. Dudemos de todo, no nos quedemos nunca con la primera opción, seamos capaces siempre de ir más allá de lo aparente. Diagnostiquemos nuestra realidad para extraer nuestras propias conclusiones.

Hombre con mente iluminada que se atreve a pensar diferente

Mentalidad rebelde, la emoción que impulsa el cambio constante

Quien se atreve a pensar diferente no solo es capaz de dar opiniones alternativas, de decidir cosas que otros no entienden o aprueban. Además, disfrutan de ello, hay componente emocional inmanente que les empuja a ser siempre esa voz que discrepa, esa presencia que desafía a los demás pero que les tiene en cuenta, esa figura que además no teme a emprender en soledad nuevos caminos.

Pensar diferente, es atreverse a vivir de forma alternativa, es tener la llave para esa renovación constante donde uno necesita liberarse de forma regular de aquello que le limita, de aquello que le apaga la motivación, las ganas de innovar y de mejorar. Seamos capaces por tanto de generar ese impulso, aunque cueste, aunque nos obligue dejar a un lado comodidades y complacencias. El resultado siempre valdrá la pena.


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