El poder curativo del apoyo emocional

El poder curativo del apoyo emocional

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 30 noviembre, 2023

El apoyo emocional es un gran alivio cuando nos sentimos solos o desbordados por las emociones. Este sostén nos puede proporcionar consuelo, seguridad y tranquilidad. ¿Qué aspectos hemos de tener en cuenta si queremos dar este apoyo emocional a otras personas? ¿Y si queremos recibir el apoyo de un hombro amigo?
Para dar apoyo a otras personas vamos a necesitar practicar la escucha y la empatía hacia los demás. En cambio, para recibir apoyo emocional, vamos a tener que asumir que no siempre somos capaces gestionar todo lo que nos pasa solos. Por eso, en ocasiones vamos a necesitar ayuda de otras personas.

La importancia de la escucha activa

La habilidad para escuchar de forma activa es la base para generar un espacio de entendimiento. Escuchar no es lo mismo que oír, al escuchar se percibe con todo el cuerpo, con los oídos, los ojos, los gestos, etc. Todo el cuerpo se involucra en la escucha para que la persona que está hablando pueda sentir que le estamos comprendiendo de verdad.

Una buena forma de demostrar la escucha activa es resumiendo y parafrasear lo que la persona va diciendo a medida que avanza en su discurso. Así nos aseguramos de que estamos escuchando con plena consciencia y atención y no caemos en distracciones. Es muy fácil que, sin darnos cuenta, hablemos antes de tiempo u opinemos sin tener toda la información… o lo que es peor, saquemos el teléfono del bolsillo.

“Tan solo con escuchar profundamente, aliviamos el dolor y el sufrimiento.”
-Autor desconocido-

Sentir que estamos conectados con los demás nos puede proporcionar también ese apoyo emocional que nos va tan bien cuando nos desbordan las emociones. Necesitamos “a nuestras personas”, sentir que tenemos alguien interesado en conocer nuestras penas y alegrías porque le importan, alguien que entiende que somos seres complejos y asume el coste, no siempre agradecido, de intentar comprendernos.

La empatía es una cualidad para aprender

Chico ofreciendo apoyo emocional a su pareja

La empatía es la capacidad que tenemos de ponernos en el lugar de los demás y comprender sus sentimientos desde sus circunstancias. De esta manera, logramos poder entender lo que les pasa, cómo se sienten, qué piensan y por qué las personas se comportan de determinada forma.

La empatía es una habilidad que podemos perfeccionar si ponemos empeño en coger de las mano a los demás y hacemos esfuerzo por seguirlos a través de puertas estrechas y rincones oscuros, que muchas veces causan aburrimiento o miedo.

“Lo más importante es que necesitamos ser entendidos. Necesitamos alguien que sea capaz de escucharnos y entendernos. Entonces, sufrimos menos”
-Thich Nhat Hanh-

Imaginemos que un amigo nos explica que acaba de cortar con su pareja y que está afectado por ello. Una de las claves para que el otro note nuestro apoyo tiene que ver con validar sus sentimientos, con reconocer que entendemos que en su situación se sienta así. De esta manera nos situamos en poner en valor su emociones.

No hace falta decir muchas palabras para brindar apoyo. De hecho, muchas veces ni siquiera hacen falta: un abrazo, una mirada o un gesto pueden ser suficientes para que la persona se sienta acompañada.

Hacer como si no pasara nada, es decir, minimizar el dolor o el sufrimiento, no suele ayudar a la otra persona. Al revés, la caricaturización de su sufrimiento es todo lo contrario a ponerlo en valor. Quizás nosotros no habríamos reaccionado así, pero eso no hace menos sincero y profundo su sufrimiento.

Recibir apoyo emocional alivia el sufrimiento

Manos ofreciendo apoyo emocional

Recibir la ayuda y el apoyo que necesitamos para superar los momentos difíciles nos puede proporcionar gran alivio y tranquilidad. Es importante que reconozcamos que no tenemos por qué poder con todo, ya que, podemos pasar por momentos de vulnerabilidad. En estos casos, es posible que necesitemos un apoyo de alguien de confianza y un buen desahogo de vez en cuando.

Compartir nuestras emociones con otras personas nos puede ayudar a fortalecer nuestro sistema inmunitario, además de situarnos en posición de entender que no somos los únicos que tenemos problemas.

El simple hecho de contar  nuestros problemas conlleva un gran efecto terapéutico. Por un lado, contamos con el desahogo psicológico y emocional que nos produce. También nos sirve para escuchar nuestro propio discurso. En muchas ocasiones, cuando contamos un problema a un amigo, al escucharnos, caemos en la cuenta de que quizá hemos hecho una montaña de un grano de arena. Por último, el apoyo de otra persona nos puede proporcionar un punto de vista que no habíamos contemplado. De esta forma, podemos ver el problema desde otro ángulo y nos deja de resultar tan doloroso.

Qué mejor que un poco de compañía

Todos pasamos por momentos complicados a lo largo de diferentes épocas de nuestra vida. Por tanto, es mejor sentirnos acompañados que tener que pasar estos momentos solos. Piensa que el sufrimiento ya inspira introspección, como para acompañarla de una de una sensación de abandono total. De esta manera, al sentirnos acompañados, podemos gozar de un apoyo emocional que nos puede reconfortar, subir el ánimo e, incluso, hacernos olvidar durante un rato nuestros problemas.

Para brindar apoyo emocional vamos a necesitar la escucha activa, sostener el silencio y practicar la empatía para que los otros perciban ese apoyo. En cambio, para recibir apoyo emocional, va a ser necesario una dosis de humildad, reconocer que no somos capaces de gestionar todo lo que nos pasa y empezar a practicar la capacidad de pedir ayuda cuando la necesitemos.

Un punto importante es saber pedir ayuda. Mucha gente cree que los demás deben saber cuándo estamos mal. Sin embargo, esta idea, más que ayudarnos, nos puede acabar dañando. Los demás pueden conocernos en mayor o menor medida, pero no siempre podrán saber cuando nos pasa algo. Es por esto tan importante aprender a pedir ayuda. Que un amigo no se de cuenta de que necesitamos ayuda, no lo convierte en peor amigo. A veces, somos maestros del disimulo y fingimos que todo va muy bien, y aún así queremos que nos pregunten. Así pues, lo más sencillo y sano, es pedir ayuda cuando la necesitemos.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.