¿Puede un nombre hacerte vivir más tiempo?

¿Puede un nombre hacerte vivir más tiempo?
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 28 julio, 2016

El popular actor y director de cine Woody Allen dijo una vez: “¡Si Dios tan solo me hiciera una simple seña, como hacer un ingreso a mi nombre en un banco!”. ¿Quién sabe? Tal vez el problema radicaba en que se llama Woody, y no Antonio. Igual con un nombre distinto hubiese recibido su ansiado ingreso.

¿Qué queremos decir con esto? Si atendemos a un estudio publicado por Lisa D. Cook, de la MSU (Universidad Estatal de Michigan), parece ser que un nombre puede hacerte vivir más tiempo. Y no solo eso, también es motivo para que tu vida sea más amarga… o no.

“Nosotros decimos “nomen est omen”: en el nombre está escrito tu destino”

-Valerio Massimo Manfredi-

Estudios sobre los nombres

El estudio que se ha llevado a cabo en el seno de las MSU en Estados Unidos ha demostrado que los hombres negros con nombres considerados raciales que murieron entre 1802 y 1970 vivieron de media un año más que sus compañeros de raza.

Aunque parezca increíble, este estudio se une a otras investigaciones que ya han demostrado la sorprendente noticia, un nombre puede alargar la vida de una persona. ¿Cambiarás tu idea a la hora de decidir cómo llamarías a tu hijo?

Caras de personas

En dicho estudio se ha revelado que nombres como Moses, que en español conocemos como Moisés, y Elijah, que nosotros llamamos Elías, vivieron más tiempo que sus congéneres entre 1802 y 1970. En total, unos 365 días de media.

Para acabar con esta conclusión tan sorprendente, se estudiaron un total de 3 millones de nombres a través de sus certificados de defunción divididos entre cuatro estados, Carolina del Norte, Missouri, Illinois y Alabama.

También cabe destacar que este estudio ha descartado una serie de factores como son los ambientales, los niveles educativos, las capacidades socioeconómicas y la ocupación de cada uno de los fallecidos involuntarios que han sido objeto y parte de la investigación.

Beneficios de tener un nombre u otro

Según la autora del estudio, Lisa D. Cook, el tener un nombre racial u otro tiene claros beneficios. En este caso parece evidente que ser negro y llamarse Moses o Elijah es motivo para vivir más, eso sí, conociendo la época y la zona del mundo, ¿era realmente una ventaja?

A las investigaciones de Cook se suman otros estudios que dicen un nombre también racial como Jamal o Lakisha son propiciatorios de discriminación. No obstante, no se conocen datos sobre la esperanza de vida de aquellos que se llaman así.

Sea como fuere, parece ser que en el colectivo de las personas de raza negra en Estados Unidos, el nombre está asociado a las condiciones y calidad de vida. Lo que antaño fue una ventaja por la longevidad, hoy puede ser un problema notable.

Curiosas teorías bíblicas

Nombres distintivos, como Moses o Elijah provienen de las escrituras bíblicas. En este caso, dichas personas históricas denotan “empoderamimento”. Según los teóricos religiosos, este hecho les habilita para llegar a niveles académicos más altos.

En la misma línea de pensamiento se establece que dichos nombres permiten a sus portadores tener lazos familiares más profundos e íntimos. Esta singularidad también sucede dentro de su comunidad religiosa.

Así pues, estas redes sociales primitivas habrían acolchado el dolor ante las pérdidas y el aumentado el tesón ante las dificultades. Dos factores que por otra parte se relacionan con una mayor esperanza de vida.

Otras teorías sobre nombres

Otro detalle, que surge de otras investigaciones previas, es que son mejores aquellos que presentan una menor complejidad a la hora de pronunciarlos. Así, aquellos que tienen nombres “más pronunciables” suelen tener una mejor calidad de vida que alguien en condiciones similares con otro nombre más complejo de pronunciar.

Personas con las manos en la cara

Según muchos estudios singulares, las probabilidades de ser contratado en un trabajo aumentan si se tiene un nombre común. Mientras tanto, los más extraños y peculiares tienden a asociarse más con conflictos, como la delincuencia juvenil, por ejemplo. Con esto no queremos decir que sea necesariamente así, sino que los estudios demuestran que tendemos una cierta tendencia a realizar esta asociación.

“Tu nombre me sabe a yerba de la que nace en el valle a golpes de sol y de agua”

-Joan Manuel Serrat-

¿Quiere esto decir que tenemos que tener en cuenta las estadísticas a la hora de elegir un nombre para nuestro retoño? No cabe duda de que hay factores a priori que van a condicionar su vida en mayor medida que el nombre que elijamos para él. Así, elegirlo por esto no tendría sentido ya que las diferencias individuales encontradas en los estudios son grandes.

Nuestra pretensión con este artículo no es más que revelar un dato curioso que, por otro lado, no deja de esconder otro tipo de asociaciones que quizás no nos sorprendan tanto, como que hay determinados nombres que se dan más en ciertos estratos sociales. De manera que no es el nombre el que produce la asociación, sino que es el estrato social y las comodidades a las que el niño puede acceder las que van a condicionar más su calidad de vida.


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