En realidad, ¿qué son los complejos?

Todo el mundo tiene complejos. No se trata tanto de eliminarlos como de integrarlos en nuestra identidad y controlarlos para que no nos dañen.
En realidad, ¿qué son los complejos?
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 31 enero, 2022

La comprensión de los complejos es una de las herramientas psicológicas que necesitamos para la vida. Identificar y dar sentido a nuestros complejos nos abre muchas puertas y nos ayuda a entendernos a nosotros mismos, ya que sobre ellos construimos nuestra personalidad.

La mayoría de las veces son también “piezas” sueltas en nuestra estructura, porque que muchos de los complejos se construyen sobre episodios o ideas que nos han dejado marcados. En la definición de J. Laplanche y Jean-Bertrand Pontalis, el concepto de complejo se enfatiza apuntando a un “conjunto organizado de representaciones y recuerdos dotados de intenso valor afectivo, parcial o totalmente inconscientes”.

¿Cómo nacen los complejos?

 

Manzana con complejos mirándose a un espejo

Complejos y traumas están íntimamente ligados. Un complejo contiene todos los pensamientos conscientes e inconscientes, sentimientos, recuerdos, sensaciones, y, sobre todo, autoprotección, tanto aprendida e innata, que están asociados con un trauma.

Entendemos como trauma una situación que es vivida con sentimientos fuertes y en la que aparece la sensación o percepción de amenaza, que a su vez, hay que explicar de manera lógica con un hilo de pensamientos.

Un comentario, una persona, un lugar, un aroma, etc. que haya sido asociado con la situación descrita anteriormente nos traslada al todo. Activa la sensación de amenaza y por extensión los mecanismos de defensa. Mecanismos que nos preparan para reaccionar ante una realidad subjetiva que puede ser muy distinta a la que existe de verdad.

Uno de los mecanismos más habituales es el de la evitación. Una persona que esté acomplejada con su cuerpo, puede evitar ir a la playa aunque le encante el mar. Así, los complejos tienen su correlato en nuestras conductas privatorias.

La teoría de Carl G. Jung

La palabra complejo fue aplicada por primera vez a la psicología por Carl G. Jung y popularizada por la discusión del psicoanálisis freudiano. Para Jung los complejos son los “bloques de construcción de la personalidad“.

En el fondo, todos tenemos complejos, y comprenderlos es la clave para superar los traumas que los producen y superarse día a día.

Según Jung, toda constelación de complejos deja palpable un estado alterado de consciencia, una ruptura de la unidad de la consciencia dificultándose tanto la voluntad como la memoria. Consecuentemente, el complejo es un factor psíquico cuya valencia energética supera temporalmente al de la consciencia.

Un complejo activo nos reduce momentáneamente a un estado de falta de libertad, de pensamientos y actos obsesivos. Los complejos serían en realidad, según este autor, “las unidades vivas de la psique inconsciente, cuya existencia y naturaleza solo podemos reconocer gracias a aquellos”. Además, “si no hubiera complejos, lo inconsciente no sería más que un residuo de ideas mortecinas”.

Hombre pensando en sus complejos

Ser conscientes de los complejos propios para superarlos

Una de las tareas esenciales de la vida, si quieres ser una persona consciente y controlar tu existencia, es explorar tus complejos en tu consciencia. No siempre se puede evitar que se disparen, pero sí se puede aprender a gastar menos tiempo en ellos.

Otra razón para entender un complejo es comprender lo que está pasando cuando alguien más está implicado en uno. Cuando alguien más está involucrado en tu complejo, la relación con esa persona es más emocional.

Las reacciones que tenemos cuando nos relacionamos con esa persona o está presente de alguna manera, todo parece más negativo, más intenso, más amenazante. Te sientes a la defensiva, culpado, etiquetado. Todo a tu alrededor parece confabular para evidenciar eso que te hace sentir inferior.

Las personas acomplejadas suelen ser personas que se sienten inseguras e inferiores a los demás. Suelen mostrarse atormentadas, amargadas, que se sienten incómodas y que rechazan los cambios naturales de la vida. Además, suelen tener problemas de autoestima.

Superar los complejos implica, necesariamente, explorar en el interior de uno mismo e intentar evidenciar cuál es el origen.

No todos los complejos se superan de la misma manera, y en algunos casos es necesario apoyo profesional. Buscar siempre el lado positivo de las cosas, potenciar las propias virtudes y ser realistas, sabiendo lo que se tiene y a dónde se puede llegar son algunas maneras de superar estos complejos. Además, resulta muy positivo ponerse retos y metas cercanas y accesibles para reforzar la autoestima.

Los complejos y nuestras expectativas

Normalmente, detrás de un complejo se esconde una expectativa no cumplida. La gran mayoría de personas que sufren algún tipo de complejo pueden llegar a decirnos que “la vida no es como esperaban” o “no tengo el cuerpo que me gustaría”.

Cuando imaginamos cómo deberían ser las cosas, tendemos a aferrarnos a esa expectativa y, si algo no sale como queremos, sufrimos. Hoy en día vivimos en una sociedad que nos exige una perfección irreal. Debemos tener los mejores cuerpos, más dinero que nadie, el mejor trabajo, aparentar felicidad absoluta en las redes sociales… Nos crean una expectativa de perfección imposible de alcanzar. Así pues, no es difícil dejarse llevar por esta vorágine actual y sentirse frustrado y acomplejado al no cumplir con las expectativas impuestas.

Por tanto, la mejor forma de superar los complejos es saber que cada uno es como es y no compararnos con nadie. Todos debemos recorrer nuestro camino lo mejor que podamos y estar felices con lo que tenemos. Por supuesto que podemos ir a por más, pero siempre estando feliz con lo que se tiene en el presente.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.