Ruth Benedict y su búsqueda implacable de los modelos culturales

Ruth Bendict fue una de las grandes antropólogas del siglo XX en Estados Unidos. Discípula de Franz Boas y profesora de la Universidad de Columbia, fue una de las científicas sociales que buscaron explicar la compleja relación entre el individuo y la sociedad, a través del estudio de la personalidad y la cultura.
Ruth Benedict y su búsqueda implacable de los modelos culturales
Guillermo Bisbal

Escrito y verificado por el antropólogo Guillermo Bisbal.

Última actualización: 24 enero, 2019

Ruth Fulton Benedict (Nueva York, 1887-1948) fue una escritora y antropóloga estadounidense. Inició su vida profesional escribiendo poesía, pero más tarde descubrió la antropología. Durante su etapa como estudiante, entabló amistad con la antropóloga Margaret Mead. No obstante, su mentor y maestro fue Franz Boas. De hecho, las discípulas de Boas fueron las encargadas de difundir las ideas relativistas en la disciplina antropológica. Además, sus estudios tendieron puentes entre la psicología y la antropología, ya que pertenecía a la corriente que hoy se conoce como cultura y personalidad.

La vida de Benedict no fue de lo más común, si tenemos en cuenta la época en la que vivió, ya que el mundo de la investigación era exclusivo de los hombres. A finales del siglo XIX y hasta bien entrado el siglo XX, las mujeres no lo tenían tan fácil; acceder a estudios universitarios era algo que quedaba, en su mayoría, relegado a los hombres.

Por ello, Ruth Benedict resulta una figura fundamental del siglo pasado; no solo por sus contribuciones a la antropología, sino por lo excepcional de su caso: era mujer y de origen humilde. A lo largo de este artículo, descubriremos sus aportaciones e indagaremos en su vida y obra.

Primeros pasos en el mundo académico y descubrimiento de la antropología

La vida de Ruth Benedict y su carrera académica rompieron los patrones establecidos para las mujeres de su tiempo. El padre de Ruth era cirujano, pero falleció cuando ella y su hermana todavía eran pequeñas. La familia se trasladó de la ciudad al campo para vivir con los abuelos de Ruth. Su madre se dedicó a la enseñanza, pero la situación económica de la familia no era del todo estable.

Ruth y su hermana eran muy buenas estudiantes y, gracias a ello, obtuvieron becas que les permitieron acceder a estudios superiores. A pesar de su situación, Ruth Benedict logró acudir a la universidad y se graduó en 1909 en la Universidad de Vassar, especializándose en literatura inglesa. Posteriormente, se dedicó durante tres años a ser maestra de secundaria.

Cuando tuvo alrededor de 30 años, se matriculó en la Universidad de Columbia para estudiar Filosofía y Antropología. Sus motivaciones fueron dar un significado social e intelectual a su vida, más allá de la literatura. Allí, conoció a los grandes antropólogos norteamericanos de la época: Franz Boas, Robert Lowie y Alfred Kroeber.

“Lo que une en realidad a los hombres es su cultura, las ideas y los estándares que tienen en común”.

-Ruth Benedict-

Dibujos en unas cuevas

Su primer trabajo de campo lo hizo durante el verano de 1922 entre los serranos, una etnia que reside en dos reservas indias del sur de California. En ese momento, se encontraba bajo la dirección de Alfred Kroeber. Sus primeras clases de antropología las impartió junto a Franz Boas a un grupo de bachilleres entre 1922 y 1923. Al año siguiente, se traslada a Columbia, donde comienza como asistente para, finalmente, ejercer como docente a partir de 1930.

Los inicios de la carrera de Ruth Benedict representan el progresivo empoderamiento de las mujeres en Norteamérica a principios del siglo XX. Trabajaba fuera de su hogar, realizaba numerosos trabajos de campo a lo largo y ancho de su país y editaba revistas científicas, entre otras actividades. Un ejemplo de empoderamiento que, por desgracia, no era la norma en su tiempo.

Ruth Benedict y sus aportes a la antropología

Su tesis doctoral fue publicada en 1934 bajo el título: Patterns of Culture (Modelos Culturales); esta obra se considera en la actualidad todo un clásico de la antropología. Todas las ideas que expone Benedict en dicha obra continúan en vigor en la actualidad, siendo ampliamente aceptadas, aunque en su momento contaron, además, con el factor de la novedad.

En Patterns of Culture, propone que las culturas dan un mayor privilegio a determinadas personalidades y rechazan otras, formando modelos culturales determinados. Por tanto, los modelos culturales influyen directamente en la conformación de la personalidad de cada miembro de una sociedad.

Durante la segunda Guerra Mundial, Ruth Benedict descubrió un área de estudio novedosa para su época. Aplicó el pensamiento antropológico al estudio de sociedades contemporáneas y modernas a través de entrevistas y documentos escritos, y no tanto mediante trabajo de campo.

Durante esa época de conflictos, Ruth Benedict empleó sus conocimientos y experiencia para estudiar, a larga distancia, las sociedades en Rumania, Siam, Alemania y Holanda. Casi al finalizar la guerra, se interesó por Japón, y así nació un libro titulado: El Crisantemo y la Espada. Texto que hoy se considera un clásico. En él, analiza los modelos culturales más característicos de la cultura japonesa de la época.

Estas experiencias de hacer antropología a larga distancia propiciaron la creación de un manual sobre el tema:  The Study of Culture at a Distance (El estudio de la cultura a distancia). En la primavera de 1947, se encargo de un proyecto a gran escala sobre las culturas contemporáneas de Francia, Alemania, Polonia, Rusia y China.

Debido a su carrera original y libre de ataduras, Ruth Benedict alcanzó en 1946 la presidencia de la Asociación Americana de Antropología (AAA). Institución de gran poder dentro de la disciplina antropológica.

Ruth Benedict

La búsqueda de los modelos culturales

En su libro Patterns of Culture, Ruth Benedict hace hincapié en que lo verdaderamente importante en la formación de la conducta individual es la cultura y no los aspectos biológicos. Por tanto, las diferencias conductuales entre varias sociedades se deben a su cultura, la cual va conformando diferentes modelos. Para demostrarlo, comparó tres culturas distintas entre sí:

  • Zuñi (Nuevo Mexico): cultura que, para la autora, se caracterizaba por una amplia tolerancia.
  • Dobu (isla del archipiélago de Entrecasteaux, Nueva Guinea): se trata de una cultura en la que contaban con relaciones sociales en las que la hostilidad era predominante, con un valor normativo.
  • Kwakiutl (isla de Vancuver): poseía un sentido patológico del prestigio social, siendo lo más importante en la vida diaria.

Después de describir detalladamente cada una de las tres culturas, Ruth Benedict reflexiona sobre diversas cuestiones teóricas. Como, por ejemplo, la cultura como objeto de estudio de la antropología, la importancia de la diversidad cultural y la compleja relación entre individuo y colectivo; es decir, entre la personalidad de cada miembro y los modelos culturales dentro de una sociedad.

“Una cultura, como el individuo, es un modelo más o menos consistente de pensamiento y acción”.

-Ruth Benedict-

Benedict llega a la conclusión que las culturas son configuraciones de creencias, actitudes, conocimientos y emociones que caracterizan una sociedad. Esto no es una mera acumulación, sino más bien un conjunto interrelacionado que forma modelos cultuales particulares.

Benedict fue una mujer adelantada a su tiempo, mantuvo relaciones amorosas con mujeres y vivió de lo que más le gustaba. Sus estudios siguen vigentes en la actualidad y, además, logró ver la amenaza del nazismo y trató de contribuir en su contra desde la educación.

Educar y comprender la gran diversidad de culturas son poderosas herramientas para hacer frente al racismo.


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  • Bohannan, Paul & Glazer, Mark (2007): Antropología, lecturas. Madrid: McGraw-Hill.

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