Trastorno de somatización: cuando el cuerpo habla
Las personas que sufren un trastorno de somatización suelen presentar múltiples síntomas somáticos (corporales) que causan malestar o pueden originar problemas significativos en la vida diaria. Sin embargo, algunas veces pueden presentar un solo síntoma grave y no varios de ellos. En estos casos, el síntoma más característico es el dolor.
Los síntomas pueden ser específicos (p. ej., dolor localizado) o relativamente inespecíficos (p. ej., fatiga). Los síntomas a veces denotan sensaciones corporales normales o un malestar que generalmente no significa una enfermedad grave. Sea como sea, estamos ante un tipo de condición más común de lo que podamos pensar.
Asimismo, cabe señalar que en la nueva versión del DSM-V (manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) el trastorno psicosomático recibe una atención especial. Expertos en el tema como la doctora Teah Rosic, de la Universidad de Ontario, Canadá, señalan que estamos ante una realidad psicológica que requiere de más investigaciones y atención.
Los pacientes con un trastorno de somatización, suelen pasar a menudo por muchos diagnósticos fallidos y tratamientos hasta que finalmente se conoce el origen de su sintomatología.
El sufrimiento de la persona con trastorno de somatización es real
La persona que padece un trastorno de somatización sufre realmente. Su malestar es auténtico, se explique o no médicamente. Así, los síntomas pueden estar asociados o no a otra afección médica. De hecho, con frecuencia, estas personas presentan enfermedades médicas junto con el trastorno de somatización.
- Por ejemplo, una persona podría estar gravemente discapacitada por los síntomas de un trastorno de somatización después de un infarto no complicado de miocardio. Esto es así incluso aunque el propio infarto de miocardio no haya producido ninguna discapacidad.
- Si existiera otra enfermedad médica o un riesgo elevado de padecerla, los pensamientos, sentimientos y comportamientos asociados a esta enfermedad serían excesivos en estas personas.
- Por otro lado, las personas con trastorno de somatización tienden a tener niveles muy altos de preocupación por la enfermedad.
- De esta forma, evalúan indebidamente sus síntomas corporales y los consideran amenazadores, perjudiciales o molestos. A menudo piensan lo peor sobre su salud.
Los problemas de salud asumen un papel central en la vida del individuo
En el trastorno de somatización, los problemas de salud pueden asumir un papel central en la vida de la persona. Estos problemas pueden acabar convirtiéndose en un rasgo de su identidad y finalmente acabar dominando las relaciones interpersonales.
Las personas con trastorno de somatización suelen experimentar un malestar que se centra principalmente en los síntomas somáticos y su significado.
Cuando se les pregunta directamente sobre su malestar, algunas personas lo describen también en relación con otros aspectos de sus vidas. Otras personas niegan cualquier fuente de angustia además de los síntomas somáticos.
Así, estudios como el llevado a cabo por el doctor Roy Abraham Kallivay, nos señala la importancia de dar sentido a una realidad que en apariencia (y para muchos profesionales médicos) no tiene sentido. Los trastornos somatomorfos merman por completo la vida de muchas personas.
La calidad de vida se ve reducida en estas personas
La calidad de vida relacionada con la salud a menudo se ve afectada tanto en el plano físico como en el mental. En el trastorno de somatización el deterioro es característico y, cuando es persistente, puede dar lugar la invalidez. En estos casos el paciente suele ir con frecuencia a consulta e incluso consultar a diferentes especialistas. Sin embargo, esto rara vez alivia sus preocupaciones.
- Estas personas a menudo parecen no responder a las intervenciones médicas, y las nuevas intervenciones pueden agravar la presentación de los síntomas, entrando en un círculo vicioso.
- Algunos de estos individuos parecen inusualmente sensibles a los efectos secundarios de los medicamentos. Además, algunos sienten que su evaluación médica y el tratamiento no han sido suficientes.
¿Qué características poseen las personas con trastorno de somatización?
Los rasgos que caracterizan a las personas con trastorno de somatización son las siguientes:
Características cognitivas o de pensamiento
Las características cognitivas incluyen una atención centrada en los síntomas somáticos y la atribución de las sensaciones corporales normales a una enfermedad física (posiblemente con interpretaciones catastróficas).
Además, también incluyen preocupaciones acerca de la enfermedad y el temor de que cualquier actividad física pueda dañar el cuerpo.
Características de comportamiento
Las características de comportamiento relevantes asociadas pueden ser la repetida comprobación corporal de anomalías, la búsqueda repetitiva de atención médica y seguridad, y la evitación de la actividad física. Estas características de comportamiento son más pronunciadas en los trastornos de somatización graves y persistentes, como es de suponer.
Estas características se asocian generalmente a frecuentes consultas de consejo médico para diferentes síntomas somáticos o corporales. Esto puede dar lugar a consultas médicas en las que los individuos están tan centrados en sus preocupaciones acerca de los síntomas somáticos que la conversación no se puede redirigir hacia otros asuntos.
A menudo existe un alto grado de utilización de la atención médica. Sin embargo, esto rara vez alivia al individuo de sus preocupaciones. Como consecuencia, la persona puede recibir atención médica de varios médicos para los mismos síntomas.
Visitas frecuentes al médico
Cualquier intento de tranquilizar por parte del médico y de explicar que los síntomas no son indicativos de una enfermedad física grave suele ser efímero. Los individuos lo experimentan como si el médico no tomara sus síntomas con la debida seriedad.
Puesto que centrarse en los síntomas corporales es una característica principal de la enfermedad, las personas con trastorno de somatización suelen acudir a los servicios generales de salud médica en lugar de a los servicios de salud mental.
La sugerencia de una derivación a un especialista de salud mental a los individuos con un trastorno de somatización pueden vivirla con sorpresa o incluso con franco rechazo.
Puesto que el trastorno de somatización se asocia con trastornos depresivos, existe un mayor riesgo de suicidio. No se sabe si el trastorno de somatización se asocia con el riesgo de suicidio independientemente de su asociación con los trastornos depresivos.
¿Cuál es la prevalencia del trastorno de somatización?
La prevalencia del trastorno de somatización es desconocida aunque se estima que en la población adulta general puede estar entre el 5 y el 7 %. Por otro lado, se cree que es menor que la del trastorno somatomorfo indiferenciado.
Además, las mujeres tienden a referir más síntomas somáticos que los varones. Así, la prevalencia del trastorno de somatización es probablemente, como consecuencia de ello, mayor en las mujeres que en los hombres.
Criterios que deben estar presentes para hacer el diagnóstico de trastorno de somatización
Los criterios que deben tener en cuenta los especialistas en salud mental para hacer el diagnóstico de trastorno de somatización son los siguientes:
A. Uno o más síntomas somáticos que causan malestar o dan lugar a problemas significativos en la vida diaria.
B. Pensamientos, sentimientos o comportamientos excesivos relacionados con los síntomas somáticos o asociados a la preocupación por la salud, como se pone de manifiesto por una o más de las características siguientes:
- Pensamientos desproporcionados y persistentes sobre la gravedad de los propios síntomas.
- Grado persistentemente elevado de ansiedad acerca de la salud o los síntomas.
- Tiempo y energía excesivos consagrados a estos síntomas o a la preocupación por la salud.
C. Aunque algún síntoma somático puede no estar continuamente presente, el estado sintomático es persistente (por lo general más de seis meses).
¿Cómo se desarrolla el trastorno de somatización y cuál es su curso?
En las personas mayores, los síntomas somáticos y las enfermedades médicas concurrentes son frecuentes. Así, es crucial para hacer el diagnóstico un enfoque en el criterio B.
- El trastorno de somatización puede estar infradiagnosticado en los adultos mayores. Esto se debe a que ciertos síntomas somáticos (p. ej., el dolor, la fatiga) se consideran parte del envejecimiento normal.
- También porque la preocupación por la enfermedad se considera “comprensible” en la personas mayores, que generalmente tienen más enfermedades médicas y necesitan más medicamentos que las más jóvenes.
- La depresión también es frecuente en las personas mayores que presentan numerosos síntomas somáticos.
Trastorno de somatización en niños
En niños, los síntomas más comunes son dolor abdominal recurrente, el dolor de cabeza, la fatiga y las náuseas. Es más frecuente que predomine un sólo síntoma en los niños que en los adultos. Pese a que los niños pequeños pueden tener quejas somáticas, es raro que se preocupen por la “enfermedad” per se antes de la adolescencia.
La respuesta de los padres ante los síntomas es importante, ya que esto puede determinar el nivel de angustia asociada. Los padres pueden ser determinantes en la interpretación de los síntomas, en el tiempo que faltan a la escuela y en la búsqueda de ayuda médica.
Como hemos visto, el trastorno de somatización se asocia con un deterioro importante del estado de salud y con otros trastornos como depresión o ansiedad. En este sentido, buscar ayuda psicológica es imprescindible para mejorar la calidad de vida de estos pacientes.
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- American Psychiatry Association (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), 5ª Ed. Madrid: Editorial Médica Panamericana.
- Hilty, D. M., Bourgeois, J. A., Chang, C. H., & Servis, M. E. (2001). Somatization Disorder. Current Treatment Options in Neurology, 3(4), 305–320. Retrieved from http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/11389802