Talentos infantiles encerrados en un "por tu bien"

Talentos infantiles encerrados en un "por tu bien"
Alicia Escaño Hidalgo

Escrito y verificado por la psicóloga Alicia Escaño Hidalgo.

Última actualización: 23 marzo, 2017

Los talentos son esas capacidades intelectuales o habilidades que nos llevan a desarrollar alguna actividad con especial destreza. Cuando decimos que alguien tiene talento, lo que queremos decir es que es muy bueno en lo que hace y además de eso, que le apasiona y que es capaz de poner todo su ser en ello.

Cuando somos niños, rápidamente nuestros mayores pueden observar nuestros talentos más innatos. Hay niños que no paran de dibujar, otros de correr y saltar, a otros les apasiona observar a los insectos…

El problema viene cuando esas habilidades tan nuestras no son vedadas porque no “aportan” nada, ni al mundo ni a nosotros mismos. O eso nos dicen.

Cuando somos pequeños nos creemos a pies juntillas todo lo que nuestro entorno nos transmite. Somos seres inocentes, con poca capacidad para decidir lo que queremos o no queremos hacer con nuestra vida y finalmente, muchos caemos en la trampa de la imposición cultural y social, perdiéndonos a nosotros mismos.

La escuela, tal y como la conocemos forma parte de un sistema configurado con un temario concreto, común a todos los niños. En ella se realizan pruebas que evalúan la capacidad de los más pequeños para desempeñarse en algo que quizás no nos interese lo más mínimo. Una filosofía, que además de ser un tanto injusta, es especialista en amordazar talentos.

Cuando un niño es bueno en algo que la sociedad ve como poco valioso, como por ejemplo la música o la pintura, pocas veces se le alienta y ayuda a mejorar.

Al contrario, es en aquello que no le interesa ni se le da bien donde le ponemos profesores de apoyo o clases particulares. ¿No es en parte un gran absurdo?

“Es por tu bien…”

No podemos negar que tanto padres como educadores quieren lo mejor para los niños y sus buenas intenciones siempre están presentes. El miedo a que su hijo no pueda desarrollar un futuro prometedor o convertirlo en “una persona de provecho” a veces es tan grande, que lo que conseguimos es desmotivar al niño y llevarlo por un sendero profesional que lejos de hacerle feliz es probable que termine detestando.

Padre hablando con su hijo sentado en un banco

Ahora, de adultos, muchos de nosotros no sabemos muy bien lo que nos gusta y lo que no. Hemos puesto el piloto automático: escuela, instituto, universidad…¿Y ahora qué? Cuando nos toca desembocar en el mundo laboral resulta que nos damos cuenta de que no es lo nuestro, de que nos hemos formado en algo en lo que no somos especialmente buenos o que simplemente no nos gusta lo que hacemos.

Se supone que estamos donde estamos “por nuestro bien”, pero ¿qué ocurre con nuestros sueños, los cambiamos por una nómina fija?

Si tenemos la suerte de darnos cuenta de todo esto relativamente pronto, quizás de adultos podamos ponerle remedio y empezar a desarrollar esos talentos que se quedaron encarcelados en nuestra alma, pero que están deseando salir de nuevo.

Mucha gente espera a jubilarse para volver, como cuando eran niños, a hacer lo que les despeina el espíritu: vivir en la naturaleza, hacer manualidades, aprender música… Pero verdaderamente es una lástima que no se haya podido disfrutar toda una vida de ello por el miedo a no poder vivir una “vida digna” como nos decía esa vocecita grabada en nuestro subconsciente.

Cultivar los talentos de nuestros hijos y si podemos, también los nuestros

El mejor regalo que como padres podemos hacerles a nuestros hijos es valorar de forma sincera sus talentos. Toda persona nace con un don y es ahí donde los padres debemos apoyar a los pequeños. ¡Deja de enfadarte porque tu hijo es un trasto y no para de saltar y correr por todas partes! Quizás es el momento de que lo apuntes a algún deporte donde pueda desarrollar esas capacidades.

Cuando un niño se percata de que sus progenitores apoyan sus capacidades, su autoestima sube como la espuma. Los niños siempre están pendientes de la aprobación de sus padres y la necesitan para tener la certeza de que aquello que les gusta está bien.

Sentirse valiosos y notar que aquello que les sale de dentro es aplaudido, genera en el niño un sentido de autorrealización que le ayuda a no dejarse llevar por “lo que debería ser de mayor”

Madre dibujando con su hija

No pretendemos que los niños dejen de estudiar y aprender otras cosas que pueden ser valiosas para su vida. Todo aprendizaje, bien impartido, siempre suma. Pero sí que debemos saber apreciar y valorar de una forma más especial sus agudezas más profundas e instarle a mejorar en ellas, a retarse y superarse y… por qué no, a intentar vivir de ello.

Por otro lado, si estás leyendo este artículo y te has sentido identificado, quizás también es momento de volver a sacar a relucir tus talentos. Olvídate del qué dirán, porque seguro que algo dirán: “¡Eso no sirve para nada!”, “¡No tiene futuro!”, “¡Es muy difícil ganarse la vida con eso!”, etc…

No te preocupes, en la perseverancia reside el éxito. Cuando somos muy insistente con aquello que nos aporta frenesí, llega un momento en el que conseguimos nuestros sueños o al menos, nos quedamos muy cerca.

Lo que pasa es que no estamos acostumbrados a regirnos por el hedonismo a largo plazo y nos rendimos demasiado pronto, influenciados casi siempre por nuestro entorno. Todavía estás a tiempo de desarrollar tu talento y mostrarle al mundo todo lo que vive dentro de ti, todo lo que tienes para dar y aportar.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.